El alba de la Luna

Amhar y Shams

     Esta es la historia de Amhar y Shams, dos desventurados amantes que al parecer no se cansan de recorrer los cielos sin poder detenerse. Lamentablemente esta imposibilidad de poder quedarse quietos evita que puedan encontrarse pero al mismo tiempo hace que sus cortos encuentros sean momentos inolvidables.

Amhar es un gran satélite natural al que todos conocemos como Luna, ella por si sola es muy elegante, valiente, aunque un poco tímida, no le teme a la oscuridad y se pasea por los cielos nocturnos muy silenciosamente como quien espía desde las alturas a todo ser vivo aquí en la Tierra oscura.

Shams es literalmente "la estrella de esta historia" a quien todos conocemos como Sol, es el centro de este sistema planetario. Él, robusto, grande, y extremadamente deslumbrante, es quien hace que todo funcione en su justo orden.

Amhar y Shams, ambos no podían ser mas distintos el uno del otro pero aun así, en este cuento descubrirás que la distancia, las edades, y los tamaños son solo números cuando el amor y la poesía deciden unir a quienes jamás podrán estar juntos.

Todo empezó una madrugada el cielo totalmente despejado brindaba un gran espectáculo de luces que titilaban a la distancia con mucha intensidad. Estas aparentemente pequeñas luces eran estrellas que a millones y millones de kilómetros de aquí se dejaban ver y eran dignas de admirar. Se acercaba la hora del amanecer poco a poco el cielo se iba aclarando y la luz de las estrellas opacando, Un gran resplandor anticipaba la llegada de alguien mucho mayor. La aurora que cubría el horizonte se intensificó a tal punto que ninguna de las estrellas presentes en el cielo podía verse. Era Shams y ante su llegada todo el panorama cambiaba, la luz que irradiaba desde él hacía que los colores resaltaran ante los ojos, la energía que despedía podía sentirse aun con los ojos cerrados y Shams era quien más disfrutaba de todo esto, él sabía que sin su luz y calor la vida no tendría lugar. Él ascendió cada vez mas alto hasta que justo en el medio del cielo su luz alcanzaba cada rincón del paisaje.