Capítulo 5: Ben.

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Notas: Advertencia del capítulo este fic no es ni será Benlos no importa lo que parezca... no Manny no lo será.

Capítulo 5: Ben.

La sirena misteriosa estaba de vuelta, de las profundidades del agua el chapoteo nuevamente le puso alerta, casi no dormía temeroso a que alguna de esas criaturas viniera a matarle, Ben se quedaba despierto, aferrado a un vieja manta en el lugar más alejado de la cámara de aire, no sabía cuánto llevaba ahí, estaba oscuro y la vieja lámpara de aceite hace horas que se terminó, no sabía si acabaría de agotarse el oxígeno algún día o si moriría de hambre y sed, eso estaba fuera de su control, la otra amenaza eran las sirenas, las bellezas mortales que estaban en el fondo del océano por lo que se mantenía despierto, siempre vigilante para no caer en sus garras, al menos hasta desfallecer por hambre.

Por suerte era ella de nuevo, la bella sirena que había traído alimento la última vez, ella salió del agua turbia sonriendo con suavidad puso un pescado sobre las tablas de madera y se alejó esperando su reacción, Ben suspiro cansado no sabía si era una trampa pero esta vez la sirena no pidió nada, aunque lo quisiera no tenía ninguna otra cosa que darle, aunque no noto su brazalete en su brazo aun tenia curiosidad de por qué lo quería.

La sirena solo le miro esperando a que tomara la ofrenda pero al ver que nada pasaba volvió a sumergirse y durante horas no supo de ella.

La próxima vez la sirena volvió a raer otro pez haciendo un gesto cuando noto que no había tocado el anterior, masculló algo entre dientes lo que le hizo darse cuenta que si bien estos no eran tan afilados como el que lo atormentaban en los pocos momentos de sueño era filosos, afilados para ser los de un humano.

- Hambre- murmuro finalmente la sirena empujando un nuevo pez, esta vez acercándose lo más posible a él, cuando Ben se negó a tomarlo esta intento subir por la madera – comida – insistió, Ben se pegó lo más posible a su esquina temiendo cuando la sirena empezó a trepar por el piso húmedo.

- No puedo – finalmente hablo – esta crudo - insistió mientras la sirena le miraba confundida – no puedo comer eso – señalo haciendo una mueca ante el pez muerto en su mano – tal vez un mango – pidió pero la sirena no parecía entenderle – M-A-N-G-O – deletreo lentamente mostrando el hueso de su ultimo manjar – mango yumi – sonrió.

- M...ma...manlo – murmuro ella frunciendo la nariz dejando de Ben empujara el hueso en su dirección y tomándolo – manlo – olfateo dicho hueso y recordó entonces lo que era – Manlo – sonrió asintiendo y dejándose caer nuevamente al agua.

Carlos fue a ver al humano de Mal, sabía que no debía hacerlo, si ella lo encontraba ahí no tendría que preocuparse por Jay, no, ella lo destripara ahí mismo pero la curiosidad era mucha, el humano hablaba, y lo hacía bien por lo que quizás él podría decirle lo que significaban esas extrañas marcas en sus libros con imágenes, Carlos al fin sabría los secretos de ellos y si tenía que visitar al humano de Mal para ello lo haría, además por su aspecto parecía que no era bien cuidado, era de esperarse Mal no podría mantener nada vivo ni aun que su vida dependiera de ello, así que le llevo un pez que el humano no quiso y después descubrió que de hecho no gustaba de ellos al ver los gestos de este, entonces se confundió por que todas las historias hablaban de como los humanos devoraban criaturas marinas y por eso no deberían sentir mal en matarlos, además de la vieja leyenda de que estos capturaban sirenas las cuales nunca más podían volver al mar, muchas de estas se decían morían.

Entonces el humano pidió más de sus bolas dulces a lo que llamaba manlo era un extraño nombre pero podía acostumbrarse a este así que sin perder el tiempo y sacrificando sus dulces bolas de manlo las traería, aun cuando fuera un muy largo viaje, muy largo hasta la isla no bromeaba.

Desde las profundidades (Jaylos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora