Capítulo 12: Lo complicado del amor.

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Capítulo 12: Lo complicado del amor.

- ¿Otra vez robando algas de mi prado para tu cortejo secreto? – pregunto la vieja sirena mirando a Zevon con las manos en las algas, el tritón se congelo para poco a poco girarse a su madre.

- Son para Carlos – la mujer frunció el ceño ante eso obviamente no gustándole la elección de pareja – y no lo estoy cortejando – suspiro – solo le gustan.

- Claro que le gustan son deliciosas – tomo las mejillas de su rostro y las apretó con dulzura – aun que un macho no pude darte crías – pellizco su nariz con fuerza – al menos ya no estas tras esa bruja.

- Freddy no es una bruja – se alejó con las algas en las manos – Madre no estoy cortejando a Carlos – insistió por que debía dejarle claro eso.

- Nuevamente con esa cosa – dijo molesta – mi niño tú debes estar con alguien hermoso o mis nietos nunca serán tan bellos como yo lo fui – dijo dramática posando como una diva – el pez de colorido sería perfecto si no fuera un macho – frunció su nariz – pero su hermana podría ser.

- No quiero a Evie – negó enérgicamente.

- No – le tomo el brazo con fuerza - prefieres a esa bruja que lo único que hará será comerte el corazón – escupió con ira – mi dulce bebé – ahora lo acunaba en sus brazo – mi pequeño niño – ya estás muy grande para hacer berrinchitos – lo regaño – necesitas una pareja ya.

- ¿Cómo sabe que Evie no va a comerme también? – insistió.

- Porque la reina malvada al igual que yo tiene principios y sabemos lo importante que es el amor – toco su mejilla con suavidad – a diferencia de su alteza Maléfica – bufo – ahora entra hace frio aquí – y con eso le dio la espalda para regresar a su cueva a su hogar.

Zevon sus piro y como buen hijo siguió a su madre, el llevo las algas que ahora eran para su madre y las dejo en un cuenco de madrea, mientras su madre se recostaba cansada en una cama, el por su parte se sentó junto a un hueco en la pared y suspiro por ese momento en el que le fue negado ir a ver a Carlos, en tener una excusa para verla a ella.

- Mi querido niño – llamo su madre por lo que él se acercó – eres tan parecido a tu padre – dijo tomando su rostro con sus delgados y huesudos dedos – es tu peor defecto – palmeo su nariz – pero supongo que es mejor – suspiro – o seguramente aquí en medio de la nada lucirías como tu madre, vieja y decrepita, nada de lo que alguna vez fui.

- Eres hermosa madre – dijo Zevon sonriendo suavemente – mucho más que la reina malvada o la misma Maléfica – trato de animar.

- Claro que lo soy – asintió ella llena de espiritó – pero aquí sin ninguna mujer humana es imposible serlo – empujo a su hijo para que se alejara – si tan solo no hubiera perdido el camino – negó con la cabeza – estaríamos cerca de la costa y tu mi pequeño – agito una mano en su dirección - tendrías una pareja, la más bella de todas.

- Solo quiero una madre – negó el con la cabeza mirando el cuenco de las algas marinas.

- No quiero que te hagan daño mi pequeño – negó ella – aquí eres un objetivo, tan frágil, tan suave, nada como esos barbaros – negó ella – no sé por qué sigues aquí – suspiro – vete, busca una colina de los nuestros y se feliz – animo pero el joven solo se acercó a ella con las algas negando con la cabeza.

- Mi lugar es contigo madre – sonrió – por siempre y para siempre – dijo solemne pues no todas las madres hubieran hecho lo que ella hizo, protegerlo por tanto tiempo.

Desde las profundidades (Jaylos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora