El Hilo Rojo -Subaru Sakamaki Y Tú-

capítulo 8 "primeras cicatrices"

No espere palabra alguna de ellos. Salí directo a mi habitación. cerré con seguro, pero lo mas lógico es que ellos pueden entrar con facilidad a cualquier parte.

Me recosté en la cama, otra vez. Ahora pensado lo bien mi  celular valió y me preocupa que pesará mi tía de mi... pensara que me fui de fiesta... ah no, verdad que soy asocial.

Salí de la habitación sin hacer ningún ruido, me dirigí rápidamente a la habitación en la que se encontraba Mei. Al llegar está tenia el uniforme puesto.

-¿Por qué tienes eso?- pregunté

-pues para ir al instituto- respondió ella con sinceridad y lógica en su voz.

- ¡pero no ahora!- exclamé desesperada.

-sabes bien que si no vamos nos van a sacar a la fuerza- en eso también tenía lógica.

-¡pues yo me niego! ¡rechazo la naturaleza!- salgo gritando por toda la mansión. -¡¿me oíste Reiji?!- grito al dirigirme a la sala.

- cállate, haces mucho ruido- dijo Shuu, él cual estaba recostado en uno de los sillones.

-no Shuu, en serio no quiero ir al instituto- digo recostandome a un lado de él.

- mira solo ponte el uniforme y no lo hagas tan difícil- dijo este un poco molesto.

-mmmmm-lo pensé un poco- está bien lo haré, pero no te molestes- dije levantándome para ir a mi habitación.

-créeme que estoy siendo muy compresivo- respondió este con una en la cabeza- vete.

- ya... - subí corriendo las escaleras.

Al llegar al pasillo, ¿adivinen qué? Oh si, me encontré con el amargado menor de los sakamaki conocido como Subaru en el bajo mundo de mi cabeza.

- lo que faltaba- susurro al ver al albino intentando abrir la puerta siguiente a la mía.

-a mi tampoco me hace gracia ver tu rostro- dijo este con un sarcasmo notorio.

-ay si, ¿por qué me odias?- preguntó posicionándome a su lado.

-¿Por qué no debería?- respondió este con otra pregunta.

-Touche amigo - dije picando un ojo.

Caminé a mi puerta, al entrar está sola, eso sí es raro. Organice mi cabello, estaba completamente desastroso pero no importaba con solo colocarse una liga se calmaba. Mire el uniforme, el nocturno es diferente al del día.

Lo agarre y me metí al baño. Al colocarme este podía deducir que era bonito, pero lo odiaba. Compraron una talla más pequeña a la que acostumbro, y pues la falda me queda muy corta y tengo frío.

Al salir del baño me encuentro con Reiji y su expresión seria.

-¿ya estas lista?- preguntó de brazos cruzados.

-pues si- dije restandole importancia.

-nos vamos- dijo este agarrando mi brazo con fuerza.

Al salir al pasillo, intentaba soltarme pero este ejercía más presión.

-¡ya sueltame! - grite desesperada.

-no- se detuvo - yo sé que te vas a escapar- dijo retomando el camino.

Bajamos las escaleras, yo gritando y él más molesto que nunca, veo a Subaru a lo lejos y aprovecho esto.

-ya Reiji- digo molesta- mira sueltame y yo me voy con Subaru- lo apunté.

Este lo pensó un poco pero al final me soltó, salí corriendo en dirección a Subaru. Al llegar este me ignoro y siguió su camino, mientras yo me tocaba el brazo que tenia agarrado Reiji.

Al salir, una limusina nos estaba esperando, entré seguida por Subaru.

En el interior se encontraban todos los sakamakis y Mei ahí, estábamos un poco, solo un poco bastante apretados.

-Laito quita la mano de ahí si no la quieres perder- advirtió Mei, mire en su dirección y en efectivo Laito tenia la mano bajo su trasero.

-mmh no- dijo este moviendo la mano un poco- yo estoy bien así.

- ¡quita la mano!- está vez grito Ayato.

-nee acuérdate que es de todos- dijo un Laito desafiante.

Ayato quedo callado, la situación era horrible, decidí no prestar atención y mire a mi lado izquierdo, me encontré con la larga pierna de Subaru, este ni cuenta se dio que lo estaba mirando. Aspire profundo y el delicioso aroma que desprendía entro en mis fosas, ¿así huele Subaru? Uuuuh que rico, ¡digo!...que asco. Ignoro todas mis hormonas otra vez.

Al llegar todos bajamos. Estoy que muero de sueño, pero a no ser por todos los gritos que pegaban las chicas al ver llegar a los sakamakis no estaría en pie.

Y luego dicen que soy yo la de las hormonas, si cuando unas chicas que estoy segura que ya están mojadas de solo verlos, bueno están guapos pero no es para tanto... ¿oh si?

Al entrar al instituto todos los sakamakis se dividen. Reiji se acerca a nosotras.

- tu- señala a Mei- estas en el aula 2-B y tu- me señala- 2-A con subaru- sentenció.

Subaru me lanza una mirada de odio, camina ignorando me por completo.

-este es nuestro adiós- exagere al despedirme de Mei.

-nunca nos ha tocado separadas- dijo ella un poco triste.

-tranquila, te veo en el descanso- dije abrazandola.

Caminé por el gran pasillo buscando al Subaru, pero ni señales de vida.

Camino por aquí, por allá pero nada. Derrepente siento que agarran mi brazo con brusquedad, giro mi mirada a la persona que hizo eso. Ahí está Subaru.

-¿dónde estabas?- pregunté extrañada.

- que te importa- dijo este molesto.

Emprendió la caminata al lado contrario por donde yo iba, caminamos hasta llegar a un aula. Tocó la puerta, esta se abre dejando ver a el profesor.

-señor sakamaki, no por ser uno de la familia más importante de todo Japón tienes derecho aula llegar cuando se te antoje- reprocho el profesor.

-tks me encontré a esta pérdida- dijo con desagrado, me puedo adelante suyo.

-¿es la nueva?- preguntó, yo asentí.- aun así los dos estarán en castigo después de clase- sentenció.- pasen.

Subaru me empujó para poder darse paso al aula, no pues que delicadeza. Caminé un poco cuando el profesor me detiene y me dice que me presente.

-mmm-miró al frente- bueno yo soy Yoshikawa ____ y espero llevarme bien con ustedes- sonreí y nadie hizo nada.

Me senté en una de las sillas de medio y a un lado tenia a subaru y al otro un chico de cabello rubio y castaño.

- hola, mi nombre es Mirumi Hiro un gusto - dijo este dándome la mano, sonreí ante la amabilidad de Mirumi.

-el gusto es mio- respondí mirando sus ojos verdes oscuros...tenían un bonito color mezclado con amarillo.

-tks ¿ya le propusiste matrimonio?- reprocho Subaru, eso es raro.

- ¿qué te importa?- respondí de mala gana.

- recuerda que estoy castigado por tu culpa,  así que tratame bien, por que no querrás ver mi lado oscuro- amenazó este en voz baja para que yo solo pudiera escuchar.

Soltó bruscamente mi brazo, ¿qué tenían en contra de estos? El profesor de matemáticas siguió con su clase.

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