capítulo 30 "¿me oyen?"

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Trataba de caminar despacio y sin ninguna prisa, mi respiración es lenta a pesar de que casi me da un paro cardíaco de tanto correr lejos de laito.

Voy llegando a la puerta, unos extraños sonidos en la habitación. No quiero abrir la puerta por lo que me pueda llegar a encontrar ahí dentro.

Me abro paso por la puerta. Ahí está Subaru encima de Yui, ellos estaban muy emocionados haciendo sus cosas, de un momento a otro Yui se posiciona encima de él, ella movía sus caderas de un lado a otro y él feliz pedía, rogaba y imploraba para que le diera más de ella.

De mis manos se resbala la bandeja con el té, esta hace un estruendo y Yui voltea su mirada hacia mí, ella sonríe con malicia y sigue con él, Subaru no me dice nada solo me ignora y sigue pidiendo más.

Salgo corriendo de ese lugar, me importa poco mis piernas. Corrí hasta poder llegar afuera de la mansión.

No se en que pensar, es mucho para mí, es demasiado para reaccionar de una buena forma y tomarlo con tranquilidad.

Ahora mismo todos pueden irse al mismísimo infierno, si fuera por mi ya se podrían ir pudiendo allá abajo.

Ya no quiero nada, corro como una estúpida por las calles de la ciudad, están completamente vacías, los sakamakis no se molestaron en buscarme, saben muy bien que en estos momentos quiero matarlos a todos.

No se de quien sea la culpa o a quien se le haya ocurrido su plan para destrozarme. ¡lo lograron! Me enamore estúpidamente de Subaru Sakamaki, ¿por qué no lo hice de Shuu? Con él estoy mejor que con cualquier estúpido albino.

Paro derrepente, no sé en donde estoy, me perdí. ¡genial! No tengo celular o números de teléfono para llamar ¡nada! Absolutamente nada. Vida asquerosa y cruel, ¿qué tiene ella que no tenga yo? Habrá algo, tal vez sean sus ojos únicos o su cabello rubio.

Camino un buen tiempo hasta encontrar un micro mercado de 24 horas, al entrar veo a un chico de tez clara y cabello rojo, Shey.

-¡Shey! - grito su nombre, el gira su vista en mí dirección- ¿qué haces aquí? -le pregunto, me acerco a el mostrador dónde se encontraba.

-eso mismo te debería preguntar yo enana- dice y él alcanza mi brazo- estas helada- sale del mostrador y se dirige a mí, me alcanza su chaqueta- yo trabajo aquí los fines de semana- responde a mi duda.

-que bien...- sorbo mi nariz debido a los pequeños sollozos que no cesan.

-¿____? ¿qué te pasó?- pregunta en un tono preocupado- ¿estás llorando?- agarra mi rostro con sus dos manos para inspeccionarlo, al ver mis ojos claramente hinchados hace una mueca- oh nena, mal día ¿verdad?- yo sin dudarlo asiento con la cabeza- ¿tienes a dónde ir?- sin dudarlo niego, él sonríe cálidamente- pues te vienes conmigo- dice y me lleva al mostrador- mi turno termina en dos horas, podrías acompañarme aquí un momento o si quieres comer algo, hay toda una tienda a tu disposición- mueve las manos exageradamente y luego las coloca en su cadera- es una ganga cariño- imita la voz de Edna moda, sin poder evitarlo suelto una carcajada, ese chico no sabe cuando parar.

-eres Edna moda pero de pelo rojo- le muestro una sonrisa sincera.

-Shinmi estaría decepcionado de tí, esa cara bella no tiene que tener lágrimas, estoy seguro que él diría eso- mira mis piernas que están completamente descubiertas de no ser por el short, acerca su dedo a una de las mordidas la cual está un poco roja he hinchada totalmente- ¿qué te hiciste ahí? No me digas que ahora eres suicida- dice y me alcanza un pequeño pañuelo.

Me paso el pañuelo mojado por la sangre que ya tenía seca, suspiro pesadamente.

La hora se pasó un poco lenta esperando a que Shey terminara
Su turno y luego nos dirigimos a su pequeño departamento.

Shey y Shinmi viven en un departamento, pero es en la peor parte de la ciudad ya que ahí es más económico.

Al estar cerca ya se nota la diferencia de los lugares lujosos y llamativos, a lugares más tristes y oscuros, hay personas dormidas en la calle, al igual que hay mucha suciedad.

Con Shinmi me llevo super bien, es un chico muy lindo y aveces pienso que es mujer, ya que él siempre me dice concejos de belleza o sobre chicos.

Al dormir no me sentí incomoda ya que Shin y Shey durmieron juntos en una cama y yo sola en la otra así que no había problema.

Al día siguiente regrese a la mansión Sakamaki por mis cosas, yo no pienso quedarme más días ahí.

En el pasillo de entrada no había nadie así que con mucho cuidado subí a la segunda planta a buscar mi poca ropa.

Al llegar, está todo completamente tal como lo deje en la madrugada, recojo todo lo que me cabe en mi mochila y salgo de ahí apurada.

Camino rápido, y sin querer hago un poco de ruido al bajar las escaleras y al terminar de bajar Laito y Reiji se encuentran ahí con cara de pocos amigos.

-¿para dónde vas? ¿acaso no te queda claro? De aquí nunca te irás a menos de estés muerta- dice Reiji con los brazos cruzados.

-para que vean como me voy- digo, intento salir corriendo pero ellos me toman de los brazos y no me dejan salir...serán pendejos.

-nunca te irás- dice Laito, ellos me llevan al sótano, sí, sótano...más pendejos aún.

Me tiran y luego cierran la puerta, escucho como le ponen seguro. Suspiro y me dirijo a la puerta.

-¡cabrones!- les grito y luego golpeo la puerta con una patada.

Llevo aproximadamente unas semanas aquí, es lindo y un poco acogedor, pero en las noches es muy frío y lo único que hay es una simple sabana, hay veces que Mei trae mi comida o Shuu, yo no hablo con nadie, prefiero no hacerlo debido a que si lo hago todo sale mal.

No sé que paso conmigo y de paso no sé que sucedió con mi estudio, creo que subí de grado un poco bajo pero lo pase.

Estaba encerrada y sin hacer nada completamente, esperando a que los días pasen.

En dos días será el cumpleaños de Subaru, no sé exactamente que a pasado con él y me importa muy poco lo que haga con su maldito vida, por mi puede clavarse la daga.

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Hola el panadero con el pan y yo sin actualizar :v

El Hilo Rojo -Subaru Sakamaki Y Tú- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora