capítulo 23 "pesadilla"

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Mi garganta áspera y seca es lo único que puedo sentir, mis ojos pesan como un par de hierros pegados entre sí. No recuerdo bien por qué estoy así, lo último que recuerdo es a Ruki y su estupida mansión de la tortura.

Llevo como más de 20 minutos intentando despertar, pero mis ojos pesan. Pero aún así, prefiero estar así todo lo que me queda de vida.

Creo que tengo un pedazo de algo en la espalda, se me esta enterrando y me duele, no mucho, pero se siente incomodo.

Me rindo no puedo abrir ni un ojo, aquí ya me voy a morir, me van a llamar ____ la que murió con sueño o la pendeja durmiente, lo mas triste de aquí es que no pude cumplir mi antojo de chocolate con menta y helado.

Mi cuerpo no responde, es como si yo no estuviera en él, desde hace unos días puedo escuchar todo lo que dicen, pero no me puedo mover. Una de las cosas que han dicho es que Kanato también está en coma y que hay que esperar, pobre él no debió tener la culpa.

Dormí un tiempo, sentí como abrían mi boca y un líquido amargo caía, es asqueroso y no puedo hacer algo para evitarlo.

-con eso bastará- dice la voz de Reiji, ¿ahora qué me está haciendo?

-con eso ¿despertará?- preguntó la voz de Mitsuki, ah no es nada malo.

-si, hay que esperar unos minutos para que haga efecto- dice él, escucho una risa al fondo, es una risa delgada y chillona.

- creo que deberíamos irnos- es la voz de Yui, escucho el sonido de la puerta abrirse y cerrarse.

Bueno, ¡no voy a morir! De paso podré comer montones de gelatina, todo salio bien.

Después de un tiempo, abrí mis ojos, los tenia completamente pesados, al abrirlos tuve que acostumbrarme a la luz. Busque con la mirada a alguien pero no había nadie.

Moví un poco mis pies, con mucho cuidado me levanté de la cama, tome todo mi impulso y me pude colocar de pie, mis muslos pesaban así que prácticamente caminaba arrastrada y muy lento, parecía como un zombie.

Al bajar las escaleras me daba tiempo para contarlas, 128 escaleras hay en este lado... que productividad.

Al llegar al salón principal todo estaba callado, excepto el comedor, me dirigí a la puerta y ahí estaban todos, pero con la excepción de Kanato.

-ho-hola- dije con gran esfuerzo ya que mi garganta estaba horriblemente dañada.

-¡____!- grita mi amiga Mei, ella corre y me abraza demasiado fuerte, mis brazos empiezan a arder, suelto un quejido doloroso y ella se separa de mí- lo siento- ríe nerviosa y me mira- ¿quieres comer algo?- preguntó y yo claramente muero de hambre, asiento repetidas veces y ella me sonríe- siéntate a mi lado, te traeré un plato- dice ella y sale directo a la cocina.

Miró a la mesa, voy y con cuidado me siento al lado del asiento de Mei, al otro lado tengo a Shuu y el me sonríe, toma mi mano y le da un beso.

- ya estarás mejor, solo fueron leves heridas - dice él, creo que no es bueno diciendo cosas lindas, pero lo intenta.

-...¿gra-gracias?- eso sonó más como una pregunta, él me mira y su mirada es seria, igual que siempre, yo sonrío un poco para que se relaje.

Mei me trae el plato con espaguetis y albóndigas, los otros tienen una ensalada, pero a mi no me trae. Ay creo que no me quieren ver delgada, pero estoy feliz con mis albóndigas.

Al empezar a comer mi paladar se saborea cada pedazo de comida, ¡esto esta hecho por los dioses! No puedo evitarlo y comienzo a comer como un cerdo, hace tiempo no comía así.

Una risa chillona se escucha por los alrededores, miró hacia el frente y me encuentro a Yui con Subaru a su lado, ellos están tomados de la mano, ¿de qué me perdí? Verlo así con ella me duele, me alcance a ilusionar con él.

-¿qué mi-miras?- le pregunté, jodidas cuerdas vocales que no me colaboran.

-nada, solo, limpiate- dice ella mientras hace una mueca, yo no le hago nada de caso a su regaño y sigo con mi comida hecha por los dioses.

Al terminar la cena, todos los presentes hacen una reverencia y se van distanciando por toda la mansión. Yo quiero ir a mi lugar favorito y de paso hacer todos los trabajos de la escuela que me falta, ¡acabo de despertar y ya tengo tarea! Estaba feliz dormida.

Mis pasos de tortuga son demasiado lentos y no ayudan para nada. Descanso unos segundos ya que es muy lejos la estúpida biblioteca. Mi respiración es agitada y se escucha por todas partes. Siento como me agarran mi hombro derrepente, yo pego un pequeño grito y un salto que hace que mi tobillo se doble.

-¿estás bien?- preguntó Shuu un poco preocupado, mira mi tobillo y hace una mueca- ven- me acerco despacio y el lo revisa, ¡duele!. Me quejo como una niña pequeña, pero en serio el dolor es insoportable.- sube- Shuu se voltea dejando libre su espalda- te llevare a donde quieras- dice el tomando mi mano y intenta subirme.

-¿seguro?- le pregunto y él asiente, suspiro sin más remedio que obedecer a sus ordenes.

El comienza a caminar en dirección contraria- quiero ir a la biblioteca- le menciono para que volteara.

-como la humana lo ordene- se voltea y comienza a caminar- te asusté, que cobarde- le golpeo la cabeza y el comienza a reír.

En ese instante mi cabeza duele, cierro los ojos debido al dolor y unas imágenes pasan por mi mente.

Yo estaba subida en la espalda de un chico de pelo castaño, luego otra espalda, este chico tiene el pelo rubio y luego el ultimo, tenia un pelo blanco con tonos rosados.

-¿qué paso? - preguntó Shuu al ver que no respondía a sus preguntas.

-nada- respondo con simplesa, esas imagines son muy raras, estoy segura que uno de ellos es Shuu y el otro es Subaru- te quiero preguntar algo Shuu- digo seria.

-uh la humana está seria- dice el burlón- dicen que cuando las enanas están serias es mejor alejarse, ¿me voy?-pregunta y yo suelto una carcajada y niego con la cabeza- haber pregunta.

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El Hilo Rojo -Subaru Sakamaki Y Tú- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora