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—Lo voy a repetir: deja de ser tan cerrada —comenzó Dayana, estábamos sentadas en su cama, dentro de la muy desordenada habitación—. Tienes que abrirte a todo y a todos, así la gente te verá como alguien más interesante.

—¿Y eso cómo lo hago?

—Sencillo: cuando hables con cualquier persona, intenta dar tu opinión —cruzó las piernas—, pero no trates de ser la sabelotodo, solo sé divertida y agradable. Así poco a poco te acostumbraras a hablar con los demás —aconsejó—. Si algo pasa por tu cabeza y crees que es ingenioso, solo dilo.

—Bien, puedo hacer eso... No debe ser muy difícil.

—Y no lo es —se rio—. Lo segundo en la lista es dejar de verte tan: ''Esto lo eligió mi mamá'' y empezar a lucir como si tuvieras un estilo propio.

—No creo que pueda comprar ropa nueva, en mi casa hay otras prioridades —dije con cierto fastidio, ya que desde hace mucho quería ir de compras por algo nuevo.

—No hay problema, puedes darle toques originales a la actual y se verá genial —sugirió—. Y, la verdad, tengo algo de ropa vieja que podrías quedarte.

No era ropa de marca, ni era ropa cara... ni siquiera era nueva; sin embargo, me gustó bastante el estilo que tenía. Era diferente a lo que yo usaba —que solo eran pantalones y camisetas—. Debo decir que ese fue de los muy pocos buenos consejos que recibí de Dayana: hacer algo nuevo de algo viejo.

—Lo ultimó que se me ocurre —habló luego de que revisáramos su closet y encontráramos algunas prendas que me servían—, es que no te dejes controlar por tus padres todo el tiempo. No siempre tienen la razón, ya tienes edad para seguir lo que tú crees que sea correcto.

Ese, por el contrario, fue uno de los peores consejos que pudo haberme dado. Al escuchar tal cosa, no pensé ni un segundo en que una actitud rebelde —o independiente, como ella me lo pintaba— me traería problemas con mis padres, yo solo seguiría lo que Dayana dijera como un manual de vida. Por algo era tan notaba en la escuela junto a sus amigos, ¿no? Si no podía ser como Bella y su grupo, sería lo suficientemente relevante como para que me vieran.

Y lo logré. ¿A qué costo? Ya lo veremos. 

Ahora me ArrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora