Epílogo

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Esa es mi historia.

No, esa es parte de mi historia porque, justo hoy, estoy cumpliendo dieciocho años, y mi vida apenas está comenzado.

Mi abuelo se mudó conmigo durante cinco meses, meses donde mi madre fue a psicólogos y se encargó de volverse fuerte a su ritmo. A la mitad de esos meses, volvimos a hablar, al final de esos meses, ella regresó a casa. Mientras no estuvo, mi abuelo fue primordial en mi proceso de luto, hasta que, justo como él, pude volver el recuerdo de mi padre uno hermoso, no uno triste.

Mi amistad con Loren y con Natha no ha hecho más que crecer. Las tres, siendo un trío muy diferente, nos hicimos tan cercanas que es difícil ver a una sin la otra. Con Loren he hecho varios cursos avanzados de costura, y tenemos la loca idea de vender ropa por redes sociales para así ahorrar dinero e irnos de viaje a Europa. En cuanto a Natha, fue esencial para que pudiese superar del todo mis problemas alimenticios, y pronto nos graduaremos de la escuela.

Víctor... él es la mejor persona que he conocido. No hay mucha gente en el mundo que se quede en la vida de alguien que le hizo daño, pero él lo hizo, y es prácticamente mi hermano. Hace poco me confesó que está enamoradísimo de Natha —y, bueno, quién no lo estaría, la chica es preciosa por dentro y por fuera—, pero ella no lo sabe, y quién sabe si el chico se atreva a decirlo. Yo moveré hilos desde las sombras, porque estoy segura de que ella siente lo mismo.

Mi relación con Dios también ha tenido sus altos y bajos; sin embargo, lo he podido conocer, he podido aprender de él, he visto su amor a través de las personas, a través de mí... Tal vez aún no comprendo todo, y tengo muchas dudas, pero creo en Él, y jamás voy a olvidar aquella vez que me habló y me hizo saber que siempre estaría conmigo. Eso me ha sido de pilar en más de una ocasión.

Todo ha ido bien, ha ido regular, ha ido mal, ha ido como la vida suele ir. Todo lo malo que pasé, los procesos que tuve que superar y los golpes que recibí, todos me formaron como la persona que soy ahora, una que comete errores y los admite, que se equivoca y busca cómo mejorar. Estoy ansiosa por ver lo que se viene en mi vida ahora que rozo la vida adulta.

Es la última parte de mi vida que voy a contar, porque ya no queda mucho que decir.

Me pregunto si mi historia le servirá a alguien algún día. ¿Llegará a trascender de mi simple cuaderno a las manos de alguien que lo necesite? Si así fuese, sería maravilloso.

Podría servirle para que vea en mí un ejemplo de que errar es parte de crecer, mas es nuestra decisión el seguir arruinándonos o trabajar en ser mejores. Tal vez pueda ver que, pese a las adversidades, siempre se puede salir adelante.

Sí, me arrepiento de mil cosas, pero creo que, por más que me arrepienta de ellas, no las cambiaría. Buenas o malas, lo que hice me volvió quien soy hoy en día: la mejor versión de mí misma. Espero seguir creciendo, cambiar, no ser igual por siempre.

A penas tengo dieciocho, y no sé qué me deparará el futuro. La universidad, un trabajo, una familia, problemas que cualquiera pasa y que sabré solucionar, viajes, metas, sueños, gente por conocer...

Nada es seguro, mañana todo podría cambiar. Pese a eso, sé que hay algo que permanecerá igual siempre:

El amor.

El amor de mi familia, el amor de mis amigos, el amor de Dios... El amor que me tengo a mí misma.

Agnes. Ese es mi nombre...

Y es el único que quiero tener.


Fin

Ahora me ArrepientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora