1. ¿Al menos sabes su nombre?

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Craig suspiró frustrado, mientras miraba a su alrededor una vez más. Eran las doce de la noche, pero aún le quedaba algo de esperanza. Creyó que esta vez lo encontraría.

Si quiera, ¿Por qué estaba ahí? No le gustaban los ruidos fuertes, ni las personas, básicamente, detestaba las fiestas. Entonces, ¿Por qué? Ah, claro. Quería verlo.

Clyde, su amigo, es una de las personas más sociables en la preparatoria, conoce a tantas personas, y hace fiestas cada quince días. Y Craig, desde hace dos meses, cree que por algún motivo va a encontrar al chico que le gusta en una de esas fiestas. Es decir, muchas personas van. Pero nunca aparece. Una voz en su interior le recuerda: "Las fiestas no son para todo el mundo."

Craig vuelve a suspirar, se resigna, y camina hasta donde su amigo para despedirse alegando que tiene sueño. Después de salir de ese lugar se pone a vagar por el pueblo, pasa por varias casas conocidas, y otras que no tanto, finalmente se detiene unas calles antes de llegar a su casa, se sienta en la banqueta y esconde la cara entre sus manos.

Quería que el chico fuera a la fiesta, porque creyó qué tal vez podría hablar con él, pero, siendo sinceros, Craig ni siquiera estaba seguro de sí le hablaría; seguramente se quedaría a acosarlo desde la distancia pensando en lo lindo que es, mientras su corazón se contrae. Seguramente si el chico se acercara, para pasar a su lado, quiero decir, él entraría en un ataque de pánico, su sangre se congelaría y evitaría respirar.

Así que, pensándolo bien, era mejor que Tweek no se acercara a personas acosadoras como él.

Craig sonrió con amargura. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no logró escuchar los pasos rápidos que se aproximaban, solo sintió el cuerpo contrario impactándose con fuerza contra el suyo. Y el otro chico prácticamente cayó sobre él en una posición nada cómoda.

Craig estaba apunto de insultarlo con lo primero que se viniese a la mente, hasta que miró los cabellos rubios alborotados y su cerebro se paralizó. Sus pensamientos, alterados, eran algo más o menos así: Está muy cerca. Está muy cerca. Maldición, aléjate, por favor, estás muy cerca.

Tweek se levantó con los ojos cerrados y las manos en la frente, al parecer se había golpeado ahí. Se sentó junto a él, demasiado cerca. En realidad, no. Se sentó a una distancia prudente, pero para Craig era casi lo más cerca que había estado de él. Claro, si no contamos lo de hace un momento.

El corazón de Craig resonaba en sus oídos, podía sentirlo en su garganta, tenía ganas de vomitar. Pero no sabía si era por el golpe, o por algo que comió. Sus pulmones quemaban, porque no estaban recibiendo el oxígeno suficiente. Y es que, ahora que no podía observarlo desde la distancia, por lo menos quería creer que aún podía pasar desapercibido haciendo el menor ruido posible. Aún así, hizo el esfuerzo por respirar, con calma; sus cerebro necesitaba oxígeno para procesar lo que estaba ocurriendo.

Tweek abrió los ojos, pero dejó sus manos ahí. Al ver a Craig pareció tener un ataque de pánico, o algo así. Craig pensó que seguramente ya se habría dado cuenta de que lo acosaba, y que no era seguro estar cerca de él. Miró al chico tembloroso por un momento antes de volver la vista al frente, si Tweek se iba, eso estaría fantástico; quería sufrir en silencio el agonizante dolor que le atravesaba las costillas. El rubio lo había golpeado con el codo, y el dolor se hacía cada vez más insoportable.

— Lo lamento mucho.- le escuchó decir.- Debí mirar para donde corría, pero, no pensé que habría alguien por aquí a esta hora.

— Sí, bueno, yo no pensé que alguien vendría corriendo así a media noche.- trató de hablar con normalidad. Pero aún así su voz se escuchaba un poco distorsionada, porque 1: Estaba hablando con su Crush. Y 2: le dolían las costillas.

Se llevó la mano al lugar donde le dolía, y presionó su ropa con fuerza.

— De verdad lo siento.- susurró Tweek.

Craig asintió. Por alguna razón estaba de mal humor. (Quizá por el dolor). Y se sentía fatal por comportarse así cuando por fin tenía la oportunidad de hablar con él, pero no podía evitarlo, sólo quería ir a casa y dormir.

— Y... ¿Que haces aquí sentado un sábado en la noche tan tarde?- Preguntó Tweek con la voz nerviosa.

— Nada.- Dijo sin mirarlo. Tweek asintió bajando la mirada.- ¿Que haces tú corriendo así un sábado a media noche?- preguntó con un poco de humor.

— Lo mío es un poco más frecuente.- sonrió. Aunque la sonrisa desapareció después de darse cuenta de que lo que había dicho lo dejaba peor.- Es decir, yo... sólo estaba escapando de los gnomos.- murmuró.

— ¿Gnomos?

— Sí. Gnomos.

Craig ya no estaba tan de mal humor. Es decir, aunque quería levantarse e irse a su casa para después golpearse mentalmente por haber desaprovechado esa grandiosa oportunidad. Pero, hablar con Tweek era entretenido. Ni siquiera tenía que buscar un tema de conversación, cosa que no hacía con nadie. Aunque, seguramente Tweek dejaría de hablar en algún momento y él diría alguna estupidez solo para que el rubio siguiera hablando.

— Vaya.- respondió Craig. De acuerdo. No era bueno hablando con las personas, menos con aquellas que lo hacen ponerse nervioso.

Después de un momento Tweek volvió a hablar. Y Craig lo agradeció porque no tenía idea de que hacer.

— ¿Se nota mucho?- preguntó refiriéndose al golpe en su frente, y poco a poco fue retirándose las manos de ahí.

Craig quiso darse un golpe, pudo haberle preguntado si estaba bien, o si necesitaba ayuda con algo en lugar de preocuparse sólo por su propio dolor.

— No, quiero decir, no lo sé. Está oscuro.- dijo.

— Es verdad. Si mañana ves qué hay un enorme moretón en mi frente, sabrás porque, y espero que no te burles de mí.-

¿Que quiso decir con eso? ¿Ahora hablarían seguido, o algo así?  Tal vez se sonreirían por los pasillos y se dirían hola. Tal vez tendrían una conversación de vez en cuando. Tal vez podría sentarse a su lado en alguna conferencia en el gimnasio.

Podría ser. Pero, a pesar de estar emocionado, el lunes Craig no fue a la escuela.

Punto de ebullición; Creek. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora