Por un momento Craig creyó que ellos podrían comenzar a hablar con normalidad, que de ahora en adelante serían inseparables, pero, si las cosas fueran así de fáciles ¿realmente valdrían la pena?
Quizá sí, quizá no. Quizá depende más de la persona y del empeño que quiera poner. O que pueda poner.
Prácticamente Craig estuvo huyendo todo el día de Tweek, evitaba encontrárselo, o toparse con él, y cuando lo veía fingía estar haciendo algo más interesante para no encontrarse con su mirada. Aunque ni siquiera sabía si Tweek le estaba buscando, o si por lo menos le notaba. Y aquello era un poco más deprimente. Hasta se sentía un poco tonto, por huir de alguien que, seguramente, ni siquiera sabía su nombre.
Cualquiera podría decirle: Estás siendo un imbécil, acércate y háblale de cualquier cosa.
Claro, porque es fácil decirlo cuando se trata de otra persona, pero, ¿Puede alguien... entender realmente lo que es acercarse a la persona que te gusta?No es sencillo, no es nada sencillo. Y mucho menos si, literalmente, no conoces a esa persona. Porqué, por mucho que lo acoses (que por cierto está mal, ya que es enfermizo y patético) nunca terminarás por conocerlo. Puedes saber lo que hizo hace tres años, pero no puedes saber cómo se comportaba hace tres años. Ese es el punto; no conoces a una persona si no formas parte de su día a día. De hecho, ni siquiera puedes conocer a una persona si eres incapaz de conocerte a ti mismo. Y Craig no se conocía a sí mismo, para nada. Tenía demasiados conflictos internos que debería aprender a solucionar. Pero ese es otro tema.
El asunto es que, Craig estaba huyendo. Como ahora, por ejemplo.
Tenía que entregar un libro de astronomía a la biblioteca, así que fue a ahí, no hay gran misterio con eso. No hasta que entra a dicho lugar, y se cuenta con cierto chico mirando los libros de la estantería de herbolaria. Y Craig le saca la vuelta a paso rápido, con el corazón latiéndole en la garganta y una sensación de pánico bastante difícil de explicar. Pone el libro en el escritorio mientras observa, impaciente, a Dogie deseando que recoja el libro rápido para poder salir huyendo.
— Hola Craig, ¿Como te ha ido?- Preguntó el pequeño pelirrojo, y ojalá no lo hubiera hecho.
— Bien.- respondió en voz baja, con el entrecejo fruncido por la impaciencia.
— ¿Crees que puedas ayudarme mañana? Tengo que entregar algo importante.
Si tan sólo registrara el libro en el tomo de Entregado Craig podría irse sin tener que escucharlo. Comenzó a tamborilear los dedos en el escritorio mientras asentía. Por el rabillo del ojo miró como el rubio tomaba un libro y leía el reverso. Ese chico, ¿de verdad estaba interesado en la herbolaria?
Dogie volvió a hablar. Craig rodó los ojos con fastidio.
— ¡Genial! No habría sabido que hacer si no aceptabas. ¿Vas a sacar otro libro? - Craig negó rápidamente, sólo quería irse de ahí.- De acuerdo, entonces registraré este.
Comenzó a rascar su brazo derecho con impaciencia, no quería estar ahí, de verdad necesitaba irse o entraría en un ataque de pánico o algo parecido. Y es que, al contrario de cualquier persona, él no quería encontrarse con el chico que le gusta, no quería tener que conversar con él, simplemente no quería tenerlo cerca. De hecho, mientras más lejos mejor.
De reojo miró como el chico rubio se acercaba. Se mordió la parte interna de la mejilla, su pulso se aceleró. Pero no era cualquier aceleración de pulso, claro que no, porque él literalmente sentía como el corazón le golpeaba el pecho, y la forma tan espantosa en la que sus costillas se contraían dejándolo sin aire. Y gracias a la falta de aire, en el centro de su cerebro comenzó a formarse una especie de masa fría. Sentía que en cualquier momento caería desmayado, pero eso ya era exagerar.
— Hola, Dogie. Estaba pensando qué... Oh, uhm. Y-yo...- el chico tartamudeó.
Craig supuso que ya se habría dado cuenta de su presencia, y qué tal vez se extrañaba de verle ahí. Ciertamente, él no lo hacía; él sabía que Tweek iba ahí casi todos los días. No es cómo si lo hubiera seguido, se lo encontró por casualidad. Eso puede jurarlo.
— Tweek, escucha, él es Craig. Me suplirá mañana, por si necesitas algo.- Dogie le miró a través de sus grandes lentes redondos. Craig apretó la mandíbula.- Craig, él es Tweek. Saluda.-
Craig soltó un suspiro pesado, giró un poco mirando a aquel chico que tanto le gustaba. Aún sentía la masa fría en el cerebro, y, de hecho, ya había cubierto toda su cabeza y parte de su cuello. Sintió como las piernas le temblaban. No iba a poder hablar. Definitivamente no iba a poder hacerlo.
"Maldito seas, Dogie. No tienes idea cuanto te odio." Pensó.
Tweek sonrió con incomodidad, y Craig se alegró de no ser el único incómodo. Aunque después entró en un nuevo ataque de pánico. Su sonrisa. Su preciosa, hermosa, incomparable sonrisa. Tan cerca. Tan... justo ahí. Soltó un suspiro tembloroso, y fue tan vergonzoso que rogó no haber sido escuchado. Espera, ¿Qué tal si pensaba que él es raro y por eso estaba tan incómodo? Oh, demonios.
— Ya nos conocíamos, pero, es un placer conocer tu nombre.- Mencionó Tweek de forma alegre, mirándolo a los ojos.
— ¿Cómo puedes conocer a alguien sin saber su nombre?- integró Dogie.
— Igualmente.- Contestó Craig ignorando a Dogie.
Tweek tamborilea sus dedos en la tapa dura del libro con evidente nerviosismo. Y aunque podría parecer una señal de algo, Craig sabe que Tweek siempre está nervioso, es algo que se nota a simple vista.
— Me... Me voy a llevar este.- le dice a Dogie en voz baja.
El enano pelirrojo asiente mientras registra sus datos en el tomo de préstamos. Craig duda sobre dónde debería poner la mirada. Su corazón sigue latiendo con intensidad, quisiera poder controlarse. Quisiera poder decirse: Tranquilo, me estas dejando en ridículo, y no es para nada divertido.
Tweek se despide con una sonrisa tensa, y un movimiento rígido de manos. Craig no puede evitar que sus ojos verdes vaguen por la nuca de aquel chico mientras este se va.
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Punto de ebullición; Creek.
FanficCuando alguien te gusta, es increíble, las sensaciones son incomparables; casi como si caminaras sobre algodón. Aunque, cuando la atracción no es mutua puede que caigas sobre un montón de rocas afiladas, que te harán el más hermoso de los daños. - N...