Esa noche, en su cabeza comenzaron a formarse escenarios que le daban vergüenza decir en voz alta. Imaginó, por ejemplo, le tomaba la mano. Y algo tan simple como eso hizo que toda su espina dorsal, su pecho, y hasta su zona íntima tuvieran una especia de descarga eléctrica.
Era bastante penoso. Incluso, entrelazó sus propios dedos. Era bastante tonto, el que te gustara alguien.
Craig no podía entender por qué algo como un sentimiento tenía repercusiones físicas. Es decir, ¿por qué imaginar algo con la persona que te gusta provocaba que la sangre se calentara en todo tu cuerpo? Y no se refiere a algo pervertido. Porque, no, tener la sangre caliente, y el que tu zona íntima cosquillee no siempre debe ser por lujuria.
En fin. Esa tarde estaba haciendo tarea. Lo que era una porqueria. Odia hacer tarea.
Abrió su portátil para buscar las definiciones que necesitaba para su clase de filosofía, y jura por la vida que eso iba a hacer. No es su culpa que le saltaran las ganas de escuchar música. Ni tampoco que Clyde le haya mandado un mensaje para preguntar que había de tarea. Ni que Kenny le haya mandado un video de Facebook, y que le haya escrito: Ve, está cagado.
Tomó su celular para ver lo que sea que Kenny le haya enviado. Ese chico era muy tonto a veces.
Tenía una solicitud de amistad nueva. Entonces lo vio. Y su corazón saltó, y se retorció, y murió por un minuto entero. Y revivió sólo para controlarlo. Tomó captura y atesoró esa foto hasta que recordó que ni siquiera lo había aceptado aún. ¿Por qué era tan tonto a veces?
Después de aceptarlo estuvo cinco minutos mirando su perfil. Y pensando en si debería mandarle un mensaje. Pero no. No lo haría. No tenía nada de qué hablar con él. Y no quería que la conversación muriera después del "Tampoco hago nada". Porqué, vamos. La mayoría de las personas tienen esa manía de decir que no hacen nada, aunque hagan algo. Lo sabía porqué él lo hace.
Pero, joder, ¿a los demás que les importaba lo que hacía?
Y, además, si decía que estaba haciendo algo, cualquier cosa, le decían cosas cómo: Te dejo para que termines. Bueno, Clyde era quien hacía eso.Así que sólo observó su perfil. Sus fotos de la pre adolescencia, y fue tan lindo. Es decir, él era lindo de pequeño. Una cosa tan tierna. Él, en cambio, había sido una porquería en la pre adolescencia. Y agradece tanto el haber borrado esas fotos hace dos años.
Le envío a Clyde y a Token la captura que había sacado minutos antes. Y cinco minutos después Clyde ya había hecho un grupo, y estaba solicitando una video llamada. Craig aceptó, pero dejó el celular sobre la mesa, ya que no quería ver a Clyde en ropa interior (porqué seguramente estaba alimentando su narcisismo) ni tampoco quería que le vieran.
— No jodas.- Gritó Clyde. Craig hizo un mueca.
Y fue hasta ese momento que se puso a buscar la información para su tarea. Se sentía como un irresponsable.
— Clyde, no grites, joder. Tenía los auriculares puestos.- se quejó Token. Y los otros dos rieron.
— Ahora podrán casarse.- Aparentemente, el castaño estaba más emocionado que él mismo.
— Nadie se casa porqué le envían una solicitud de amistad en Facebook.- respondió Craig riendo. Pero ojalá fuera así, pensó.
Token lo felicitó, aunque no entendía porqué, es decir, Facebook es algo tan común.
Obviamente no iba a admitir que si estaba emocionado, ni que sus expectativas ya eran demasiado altas.
Craig sabía que, como quiera que fuere, no debía hacerse falsas ilusiones, porque esas son las que más duelen. Así que sacó otro tema de conversación, y sus amigos lo entendieron.
— De todas formas, era de esperarse que te la enviara después de lo que le dije.- mencionó Clyde en tono juguetón.
Los hombros de Craig se tensaron. Y la conversación quedó en un silencio sepulcral. Eso, o quizá él no estaba escuchando nada.
— ¿Qué demonios hiciste, Clyde?- preguntó Token en un suspiro cansado.
— Sólo le mencioné que le gustaba a un amigo mío.- se defendió el castaño.
Craig cerró los ojos y suspiró para intentar tranquilizarse. Joder.
Ahora mismo tenía tantas ganas de golpear algo para liberar la frustración. Ese maldito enano. Y su maldita estupidez.
— Te odio.- Dijo Craig en tono calmado y serio.
No iba a gritar. Por más que quisiera, no lo haría. No valía la pena. Obviamente estaba molesto, pero de todas maneras, todo el mundo puede darse cuenta de cuanto le gusta ese chico, y es algo de lo que Tweek también se daría cuenta tarde o temprano.
De todas maneras, si odiaba a Clyde. Mucho. (No realmente)
— ¿Por qué no me dijiste nada?- Preguntó Token.- Te habría acompañado. Ahora pensará que soy yo.- reprochó.
Y Craig no pudo creer que Token estuviera de acuerdo con esto. Lo esperaría de cualquiera, menos de él. Sus amigos eran un par de idiotas sin remedio.
— Bien, tengo que seguir haciendo tarea.- mencionó.
— Oye amigo, de verdad lo siento.- dijo Clyde con tono lastimero.
— Da igual.- levantó su celular para cortar la llamada. Justo antes de cortar obtuvo un primer plano de la cara de Clyde, y el techo de Token. Frunció el entrecejo y cortó.
Sin poder evitarlo, sus dedos abrieron de nuevo el perfil del chico. En su foto principal se lo podía ver sonriendo, cosa que rara vez hacía debido a su constante nerviosismo.
Y ahora sabía que le gustaba. Aunque, bueno, Clyde tiene muchos amigos, más de los que él mismo admitirá. Tanto que no siquiera está seguro de que realmente sean sus amigos y no simples conocidos, o personas con las que tiene un interés común. Bueno, el punto es, qué debía tener demasiada mala suerte cómo para que Tweek asociara ese "amigo" del que Clyde le habló con él. ¿No es cierto?
Quizá incluso le parezca raro que un chico guste de él, y se olvide del tema. Eso espera.
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Punto de ebullición; Creek.
FanfictionCuando alguien te gusta, es increíble, las sensaciones son incomparables; casi como si caminaras sobre algodón. Aunque, cuando la atracción no es mutua puede que caigas sobre un montón de rocas afiladas, que te harán el más hermoso de los daños. - N...