Capítulo. 26

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Llegué a la casa sintiéndome muy cansada.
Nada más entrar me quite los altos zapatos de tacón y caminé descalza por la peluda alfombra que adornaba en salón para de despues sentarme en el sofá.

Rosa: Señora, quiere que le traiga algo de comer?

Dulce: no rosita, no tengo hambre... Pero si quisiera un Te.

Rosa: enseguida se lo traigo... - me sonrió y camino hasta la cocina.

El dolor de cabeza que sentía me estaba matando, no podía dejar de pensar ni por un segundo en todo lo que me había pasado en pocas horas...
Christopher va a pedirle matrimonio a  Rubí... Además, sólo le interesa tenerme en su cama.
Y a mi? Hasta ahora pensaba que me interesaba lo mismo, llenar mis vacios, saciar la atracción que sentia por el... Pero si solo es atracción sexual no debería sentirme molesta, ni celosa... No odiar a Rubi sin motivos, sólo porque ella tiene lo que yo deseo tener...
Pero que estoy pensado? Dulce, tienes que dejar esta locura, o vas a terminar muy mal...!

Terminó mi Te y en ese momento Alejando entra al salón.
Acaba de llegar de la empresa y como siempre su semblante es serio, como enojado...
Me mira, y yo le miro.

Alejandro: hola...

Dulce: hola! - respondo para después mirar hacia otro lado.

Alejandro: como... Te sientes...?

Dulce: de veras te interesa saberlo? - pregunte sarcástica.

Alejandro: y que pretendias que hiciera? Me mientes, me dices que estuviste con Any siendo eso mentira!

Dulce: cualquier cosa, menos matarme a golpes!

Alejandro: perdoname mi amor... Tu sabes que yo te amo...

Se acerca sosteniendo mi rostro entre sus manos.

Dulce: sueltame! - me aparté- siempre dices lo mismo, me golpeas hasta cansarte y después pidés perdón diciendo que me amas... Si me amarás no me pegarías!

Alejandro: si te comportaras como debes no tendria que golpearte! Tengo que enseñarte como tiene que comportarse MI MUJER!

Dulce: que crees que soy? Un animal que aprende a base de golpes! Que tienes que domarme?
Fijate que no Alejandro! Me cansé, me cansé de que humilles, de me maltrates e ultrajes a tu antojo.

Alejandro: que quieres decir con eso?

Dulce: que me voy, me niego a permanecer junto a ti ni un solo día más!

Alejandro: ja - río con ironía- atreveté Dulce... Pon un solo pie fuera de esta casa y juro que te arrepentirás...

Lo miré para después subir apresurada a mi recamara. Tenía miedo... De verdad temía mucho a Alejandro, me sentía sola y Totalmente desprotejida. Mis papás eran mayores, y me habían creado de una forma muy convencional, por eso soy sumisa por naturaleza.
Mi criaron diciéndome que el hombre es el que tiene los pantalones, que había que someterse al marido y yo era algo que había aprendido muy bien.
Incluso el echo de ser una mujer divorciada, en pleno siglo veintiuno lo veían como algo sucio e inmoral.

Mi rostro estaba bañado por las lágrimas y el dolor me ahogaba apretandome el corazón.
La puerta del dormitorio se abrió y tras ella apareció Alejandro.

Alejandro: ves... Eres débil, no eres capaz de irte de mi lado... Me amas lo sé...
- unio sus labios a mi cuello- y yo te deseo Dulce...
Me provocas...

Con sus manos comenzó a tocar todo mi cuerpo y yo solo podía sentir asco, desprecio...

Dulce: sueltame! Me lastimas...

Alejandro: te va a gustar ni amor... Sólo dejate llevar...

Despacio me acomodo sobre la cama, y muy lentamente se colocó sobre mi.
Me besaba y yo permanecía con los ojos cerrados.

Alejandro: perdoname muñeca... - susurraba sin dejar de besarme.

Muy lentamente comenzó a desabrochar mi camisa.
Para después besar mis pechos por encima del sostén.
Quería que parara, que me dejara ir. Pero sabia que si ponía resistencia sería mucho peor, además soy su mujer y lo amo, no?

Se deshace de mi ropa y después de la suya para después incorporarse sobre mi. Besa mis labios y después mi cuello.
Yo permanezco bajo su cuerpo, dejándome hacer, con los ojos cerrados y aferrada a su espalda.
Muerde mi hombro y no lo puedo evitar...
Los recuerdos afloran en mi mente, las Carias y los besos de Christopher golpean mi memoria.
Continúo con los ojos cerrados y pienso en él, en que es el quien se encuentra sobre mí y que estoy siendo suya.
De Christopher...
Escucho sus jemidos, su respiración acelerada y entonces me golpea la realidad.
Es Alejandro a quien le pertenezco, quien me posee sin control adueñándose de mi cuerpo por completo.
Llegamos al climas y el sale de mi tratando de recobrar la respiración...

Alejandro: lo ves preciosa... Me amas, por eso me respondes de esa manera.

No digo nada, permanezco en silencio para después acurrucarme en la cama, abrazada a mi misma.
El me abraza por detrás y unas finas lágrimas rodaron por mis mejillas. Me sentía vacia y sucia por someterme a él. Por no tener el valor que necesito para irte de qui y volar lejos, muy lejos donde no haiga nadie a quien le tenga que dar explicaciones, de no volver a ver a Alejandro y tampoco a Chritopher... Aunque me muera por tenerlo, lo nuestro es un amor prohibido.

Los dias pasaban muy despacio... Y inevitablemente me termine por reconciliar con Alejandro aunque en mi interior sabia que ya no lo amaba como antes...
Seguia siendo el mismo, obsesivo, dominante, celoso... Pero era algo que ya estaba acostumbrada a soportar. Cuando haciamos el amor, me resultaba imposible no acordarme de Christopher, sin querer imaginaba que era a el a quien me entregaba para a que a si me resultara un poco mas soportable el estar con él, en cuerpo, ya que no en alma.

A Christoher hacia varios días que no lo veía, ya que habia tenido que viajar a Merida para unos negocios.
Yo me la pasaba muy metida en mi trabajo ya que muy pronto abriremos una nueva tienda igual de exclusiva que la que ya tenermos solo que en otra zona para a asi llegar a mas gente y triunfar en el mundo de la moda ya que mi vida en el amor deja mucho que desear.

Amando Lo Prohibido ❤ Vondy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora