Chapter Five.

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Capítulo cinco.
under water.

La cosa debajo del agua.

Chapter five.

Una mañana en París, acababa de despertar Miel en la cama de sábanas rojas que ahora eran blancas. Hubieron pasado cuatro días desde la cena con los Prewetts. Habían vuelto a la mansión alrededor de las once de la noche.

Miel, con la cara pálida y los cabellos hechos un desastre. Decidió ducharse, saldría a la ciudad a comprar un par de cosas, para aprovechar su semana en Francia antes de que todo concluya y en un cerrar de ojos estaría cruzando el aeropuerto en Nueva York.

Se coloco unos pantalones negros en jean, una camisa azul y unos botas color café. Al notar el frío del ambiente, se colocó un suéter color azul oscuro que asemejaba al gris por encima de la camisa. En las escaleras tropezó con una de las empleadas.

—Disculpe, ¿el señor se encuentra en casa? —dijo Miel.

La joven hizo un gesto de incomprensión a sus palabras, el muchacho, quien era francés, se las arregló para preguntarle en ese idioma.

—No está en casa, abandonó el lugar temprano en la mañana —dijo la joven en francés prosiguiendo su camino hacia arriba.

El joven bajó.

—¡Ah! —exclamó el muchacho llamando la atención, nuevamente la atención de la empleada— dígale, sí llega a venir que he salido, que no demorare.

El joven habló en francés. La joven asintió perdiéndose finalmente por el pasillo.

Miel ya había estado en París varias ocasiones, no se perdería, era de seguro. Supo a dónde ir, necesitaba unos cuantos lienzos, pinturas de oleos y unos cuantos pinceles.

Entró en una tienda llamada le coeur. Inmediatamente, uno de los vendedores les reconoció, sonrieron instantáneamente. —Monsieur Blossom —una joven mujer, de rostro blanco, labios pomposos y hermosos ojos, de no más de veinticinco años se acercó a él. —Qué placer tenerle por acá, pensé que estaba en los estados unidos.

—Sí bueno, he venido a resolver algunas diligencias personales —dijo Miel.

—Dígame en ¿qué puedo ayudarle?

—Necesito unos cuantos lienzos y algunos colores en óleos —respondió— tal vez algunos pinceles.

—Claro, enmarcados o en tela suelta, los lienzos.

—Enmarcados, por favor.

En unos quince minutos compró lo que necesitaba.

Llevaba por lo menos diez lienzos enmarcados en dimensiones cuadradas, pinturas de colores variados y pinceles  numerados, sin duda eran bolsas pesadas.

Al mediodía ya estaba en la casa. Tiró todo a la cama y terminó el café que compró por el camino.

Quitó sus ropas, se puso unos shorts color verde menta, un suéter color azul. Abrió la ventana con vista al balcón, arrimó una silla hasta el fresco lugar, ajustó el lienzo de modo que no fuera a caer y con el bazo acartonado donde vino el café, le llenó de agua y lo trajo al lugar para enjugar su pincel, recogió su cabello un poco hacia atrás y comenzó con su trabajo.

Daddy (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora