Acto 10

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Linda madrugada a todas. Espero que estén teniendo su viernes de vicios culposos como yo. Si no, ¿qué esperan? Hagan algo no productivo y dejen que las horas corran. Y si no se les ocurre nada, siempre pueden leer esta sensual actualización que les traerá algunas risas y preocupaciones. Sólo digamos que estos niños no son muy afortunados que digamos.

Busca y encuentra

Los gritos de auxilio, de terror, de odio y de cólera eran una sinfonía discordante, ruidosa y que no desaparecería hasta que el fuego cesara. Mas aquella petición de ayuda no sería escuchada. Los pobladores tendrían que sobrevivir mientras la causante de tal homicidio se dirigía con celeridad y silencio hacia su encuentro.

—¿De nuevo con tu mal hábito de hacerte amigo de cualquier niño que se cruza en tu camino? —Sus rosáceos ojos avanzaron hacia el cánido de dos patas—. Ya te he dicho miles de veces que es de mal gusto.

Era de estatura promedio y delgada. Llevaba una oscura capa que cubría todo su cuerpo hasta los pies que evocaba a la que empleaban los altos mandos de la milicia por su conjunción del dorado con esos numerosos artilugios que lucían como viejas medallas de guerra.

Su lacia y larga cabellera poseía el tono del azul pastel y no tenía mayor adorno que el chacó que descansaba sobre su cabeza.

—¿Y Eshima dónde está? —cuestionaba Yūma a la recién llegada.

—Conociéndola debe de estar entretenida con alguna tienda de ropa —respondió burlona—. He encontrado un par de naves que podemos utilizar para salir de este asqueroso sitio.

—¿Qué haremos con el Séptimo Escuadrón del Harusame?

—Los borraremos del mapa solamente si se meten en nuestro camino. No tenemos motivo para desperdiciar nuestro tiempo y fuerza con ellos.

—Sí, lo mejor será que nos vayamos cuanto antes. —Se puso de pie, alertando a los Yato—. Chicos, es hora de irnos. Vamos a divertirnos en grande cuando salgamos de aquí.

—¡E-espera! —bramó Kamui—. No quiero ir a ninguna parte. —De nuevo intentó zafarse—. Yo tengo que regresar con todos ellos.

—¿Para qué hacerlo? —Eizen se mantenía inmóvil, sin deseo de escapar—. Para todos ellos no eres más que un chiquillo molesto del que muy gustosamente se desharán en la primera ocasión que tengan.

—Eso me tiene sin cuidado. —Tenía sus prioridades bien marcadas por lo que no podía cambiar sus planes. No había llegado tan lejos para salir corriendo—. Si tú quieres irte con ellos, adelante. Mas no me metas en tus decisiones.

—Parece que no se llevan nada bien —decía para quienes se habían acercado para estirar mutuamente sus mejillas—. Con ese ímpetu podrían servirnos. Llevémoslos.

—¿No se alegran? Le han caído bien a Taia y ha accedido a que vengan con nosotros.

Yūma sonreía y ese par parpadeaban patidifusos dejando de lado su riña verbal.

—¿Qué demonios has dicho perro sin pedigrí? —Vocalizaron a la par.

Sus quejas pasaron a segundo plano.

—Nos dirigiremos hacia el noroeste. El fuego aún no ha llegado hacia esa zona. Y es justo ahí donde se encuentran las naves que nos sacarán de aquí —explicaba la chica—. ¿Podrás pelear sujetando a esos dos niños?

—Descuida, soy un excelente malabarista. No representará ningún impedimento para mí —aseguró alegremente que hasta su cola se agitaba con ansias.

—¡No nos ignoren!

—También tenemos que hacernos de provisiones y esas cosas. Sin embargo, no contamos con mucho tiempo. Me he emocionado de más y he incendiado la ciudad con enorme celeridad. —Suspiró llena de frustración.

Once upon a time there was You and Me [Precuela de Blood and Roses]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora