Once upon a time there was You and Me [Precuela de Blood and Roses]

Acto 14

Buenas noches, criaturas nocturnas. Espero que estén disfrutando de su sus vacaciones de semana santa, porque yo no tendré ni maíz. Pero dejando a un lado la crueldad de ser un adulto asalariado, enfoquémonos en que al fin les traigo actualización después de un mes sin subir nada. Veremos si captan las referencias y no terminan odiando la ship canon de esta historia. Sin nada más que agregar, disfruten.

Lo que mal empieza generalmente acaba bien

Las sonrisas que decoraban el rostro de aquellas tres hermosas mujeres opacaban el sollozo del par de hombres que veían sus carteras y estados de cuenta totalmente vacíos. Habían perdido una gran cantidad de dinero para recuperar lo que apostaron sin saber lo que en realidad era.

Y gracias a eso se salvaron de una muerte lenta y repleta de torturas impensables.

—Deberían sentirse felices. Han hecho una buena acción —expresó Yuna a ese par de destrozados y empobrecidos hombres—. Gracias a su buena voluntad, Hachi está de vuelta con nosotros.

La mencionada Yato estaba siendo cargada por ella.

—Esto les enseñará que no deben apostar las cosas que no son suyas. —Ageha seguía reprendiéndolos—. Todavía deben disculparse con esta pobre niña. Lo que hicieron es imperdonable y le dejará traumas de por vida.

—Aquí tienes. Lo has conseguido. —Moka le entregó una bolsa negra de terciopelo negra bien rechoncha—. Espero contar con tu ayuda en el próximo experimento.

—Con esto podré comprarme esa enciclopedia de botánica que tanto he querido. —Su rostro resplandecía como símbolo de alegría profunda y perpetua.

—Oye, ¿por qué demonios le estás dando dinero? —Tentei la arrebató su dinero a Hachi—. Una niña no necesita tanto dinero en sus manos. La volverás malcriada y no valorará lo que se le da bajo el techo en el que vive.

—Lo único que debe hacer ella es estudiar, hacer sus deberes, aprender a hacer la colada y todas esas cosas que le corresponden de acuerdo a su edad. —Dai apoyó al almirante del Hokusei.

—¡Ese es mi dinero! Me lo he ganado limpiamente. Exijo que me lo devuelvas. —Descendió y en un rápido movimiento le dio un pisotón al pelirrojo para que soltara su preciada paga—. Gánate tu propio dinero, pelirrojo vago y embustero.

Y con la misma velocidad con la que llegó hasta su persona se deslizó hacia esas tres mujeres. Detrás de ellas estaría a salvo de futuras represalias.

—Y yo que pensaba que alguna de ustedes le había comprado esa caja fuerte. —Para Dai ahora todo tenía sentido.

—Eso es algo que compró ella con su propio dinero, ¿verdad? —interrogaba la Renho a quien contaba sus monedas de oro.

—Además de ayudarle a Moka con sus experimentos, trabajo en la maquila que tiene la tripulación. De ese modo puedo obtener dinero adicional para costearme mis libros de botánica y mis especímenes vegetales.

—Espera, ¿maquiladora? ¿Tenemos una? —Tentei miró a la chiquilla—. ¿Por qué demonios tenemos una y qué es lo que se supone que maquilamos? ¿Por qué una niña trabaja en ella?

—Tú dijiste que dejaríamos de comprar armas porque teníamos los materiales y la gente para hacerlas nosotros mismos. Por eso se instauró una maquiladora de armas. —La Shinra le refrescó la memoria a su superior—. Eso nos ha ahorrado mucho dinero al año. Y ha generado muchos empleos.

—Oh, tienes mucha razón. Había olvidado eso... ¡Un momento! Tú no deberías estar trabajando en esa clase de cosas. —Capturó a la Yato del cuello de su bonito kimono para levantarla—. Desde ahora queda prohibido que labores en ese sitio.