Capítulo II. b

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DaeHwi estaba ensayando la octava más baja que su garganta podía tolerar cuando aquél gigante se asomó por la puerta entrecerrada de madera, y sus pulmones le fallaron en aquél momento, quedándose con la boca abierta en una "O" perfecta sin poder emitir un sólo sonido más. Se ganó un regaño de su profesor, pero su mente estaba en otro planeta, intentando asimilar si esa mole era o no un humano.

— DaeHwi, DaeHwi, por Dios ¡Esa no es la forma en la que uno hace un Si bemol! Por favor, yo no aporreo el piano todas las tardes para que me des estos resultados, hijo — El hombre se puso de pie fingiendo enfado, para luego girar sobre su eje, intentando ver aquello que absorbía la atención de su estudiante y sorprendiendose al instante como si se le hubiera aparecido un fantasma — No...¿DongHo? ¿Kang DongHo? ¿Eres tú? ¿En verdad?

— Buenas tardes, profesor Kim — DongHo hizo una reverencia de noventa grados, sonriendo ampliamente ante el profesor tanto como el alumno.

— ¿Qué le sucedió a tu voz? — Cuestionó el profesor con cierta preocupación, el ceño fruncido y un gesto de angustia en el rostro. Se notaba, claro, el joven estaba ronco y casi podía notarse el esfuerzo en su facie al vocalizar hasta la más mínima palabra. — Espera, DaeHwi — Se giró hacia el menor de los tres, quien seguía lampareado ante tremenda visión — Practica en el piano, ahora regresamos. — Esperó a que su alumno asintiera, para así mismo retirarse al pasillo con el joven visitante y continuar su conversión más en privado. — Ahora sí, dime ¿Qué sucede? Asumo que es algo grande, para que me estés visitando por primera vez en tres años.

— Bueno, digamos que tuve un accidente y ya no estoy en la compañía de teatro — Comentó DongHo con una sonrisa — Ellos están en lo mejor de lo mejor con su nueva gira, pero no tengo nada que envidiarles, ah, no me emocionaría protagonizar con Rocky Horror Show.~

Ambos hombres soltaron sendas carcajadas ante la idea, y el corazón del profesor se alivió al ver a su alumno más preciado reir como en los viejos tiempos.

— Bueno, entonces no me figuro a qué se debe tu visita, hijo.

— Sabe que la música es mi vida, profesor, quisiera, si no es mucho atrevimiento de mi parte, pedirle consejo para...no lo sé, retomar esto...

— Puedo ayudarte — Decidió el profesor sin pensar demasiado en ello — Reentrenaremos tus cuerdas vocales desde cero y pasarás clases aquí, en el mismo horario que DaeHwi...

— ¿Uh? ¿Aquí? — Kang parpadeó perplejo, sin saber si reir ante la idea de volver a la escuela. También, ensayar desde cero con un muchacho mucho menor que él de cierto modo era un aguijón molesto en su ego. Pero eso era algo de lo que iba a desprenderse si quería empezar de nuevo. — Está bien, profesor ¿Cuál será mi horario?

— Este mismo — El hombre se fijó en su reloj para luego regresar a la sala esperando a que DongHo lo siguiera — Empezamos a ensayar a las tres de la tarde y salimos a las cuatro y media ¿No es así, DaeHwi?

El aludido tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no abrir la boca como un idiota ante la imagen. Su profesor al lado de la mole humana se veía mucho más pequeño y menudo de lo que ya era, y él mismo era más pequeño aún.

— Asi es, profesor — Se puso de pie disimulando la forma en que sus piernas temblaban, como si estuvieran hechas de gelatina.

— Bien, DongHo fue uno de mis mejores estudiantes cuando estaba en la escuela, y por circunstancias...— Carraspeó mirando de reojo al más alto — Pasará clases contigo en lo que resta del año ¿Está bien?

— S-si, profesor Kim...

DongHo le dedicó una sonrisa sincera al que de ahora en más sería su compañero de clases, extendiendo la mano para estrechar la impropia en un gesto de cortesía. DaeHwi titubeó antes de tomar aquella mano tan grande como para cubrir su rostro, pero finalmente la estrechó, sorprendiendose al instante por la gentileza que emanaba de aquél agarre. No mentía al decir que se había esperado un apretón triturador en su pobre extremidad.

— Mi nombre es DongHo, espero que nos llevemos bien — Comentó el más alto, sacudiendo su mano con cierta efusividad.

— Mi nombre es DaeHwi...espero lo mismo.

— Vaya, mis dos mejores estudiantes reunidos en una sala de música — Acotó Kim, cruzandose de brazos con una sonrisa llena de satisfacción al ver la armonía entre ambos. En su mente, realmente los visualizaba armonizando y, wow, sus sueños se hacían realidad. — Por hoy, dejaremos la clase aquí. Desde el siguiente viernes entrenarán juntos, los espero puntuales, chicos. Tengan un buen fin de semana.

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— Entonces...te llamas DaeHwi ¿Verdad?

DongHo preguntó mientras caminaba fuera del colegio en compañía de su nuevo compañero, intentando hacer el momento un poco menos incómodo. En parte le entendía; si a él, a sus quince años, le hubieran dicho que pasaría clases con un viejo conocido de su profesor, de hecho viejo en si y de quien no sabía nada, también se hubiera incomodado.

— Si, así es — Le contestó el menor de forma escueta, mirando a sus propios pies mientras descendían por la avenida.

— Mi nombre es DongHo, Kang DongHo, tengo 21 años y soy...era parte de un cuerpo de teatro — Mencionó, intentando ambientar un poco al menor, cosa que dio resultado en parte debido a la mirada de curiosidad del contrario.

— ¿Y por qué lo dejaste?

— Bueno, tuve problemas de salud...y nosotros nos dedicabamos a los musicales, so...— Bajó un poco la mirada, aquél recuerdo aún le estresaba un poco.

— Lo siento, ummm...— DaeHwi le interrumpió de un momento a otro, deteniendo su caminar frente a una residencial compuesta de tres edificios idénticos y uno más pequeño en el que se veía lo poco que quedaba de un conjunto de letras doradas — Aquí vivo yo, hyung, así que, bueno...— El chico se rascó la nuca dudoso — Supongo que nos veremos el próximo viernes.

— Así es, DaeHwi, hasta el próximo viernes.

La sonrisa gentil de la mole humana fue lo último que Lee vio antes de entrar a la residencial, corriendo en dirección al tercer edificio, donde se encontraba su departamento.

DongHo lo siguió con la mirada por unos minutos más, antes de continuar su camino en dirección al trabajo. Por aquél día ya no le quedaba más tiempo para visitar departamentos nuevos, y aquél pequeño le daba un poco en lo que pensar.

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Notas:

Esta wea va lento xd.

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