Dopamine

Capítulo IX

La reunión se pasó casi volando, algunos de los muchachos imitaban las coreografías de su adorado Samuel y DongHo empezaba a entrar en ambiente con nuevos conocidos, aunque siempre pendiente de los mensajes que llegaban a su celular. Después de mucho pensarlo había decidido invitar tan solo a uno de sus amigos a la infame fogata, y estaba al pendiente de su respuesta cuando la voz de DaeHwi lo interrumpió.

— DongHo hyung...eh...

— Dime — replicó al instante el aludido guardando el celular en su bolsillo, girando hacia el más pequeño mientras aquellos desconocidos con quienes socializaba se enfrascaban en su propia conversación.

— Creo que ya es hora de irnos a la fogata, hyung...además, los amigos de Bae pasarán por nosotros, así no tendremos que caminar.~ — La sonrisa de Lee denotaba su ánimo encendido, además, Kang no podía negar que entre caminar casi media hora e ir en carro por 10 minutos, mil veces prefería lo segundo. Podía estar en buena forma y fornido, pero el ejercicio lo dejaba tan solo para el gym.

— De acuerdo, vamos. Mi amigo nos dará alcance directamente allá.~

Kang le dedicó una sonrisa afable al pequeño y en cosa de minutos se encontraba en una camioneta vieja, sentado junto a DaeHwi, su extraño y desgarbado amigo cuyo nombre olvidaba a ratos, y otros tres chicos más. Al menos ya los había "conocido" en el club. O algo parecido, porque no lograba ni siquiera recordar sus nombres. Ahogó una risa por sus pensamientos desordenados y no pudo evitar respirar aliviado al darse cuenta de que aquél paseo alejaba de su mente sus preocupaciones. Tal vez salir con amigos no fuera tan malo después de todo.

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— ¡¿Nunca habían ido a una fogata?!

Bae miró con incredulidad a ambos chicos, su amigo de toda la vida y el extraño hombre que parecía capaz de tirar un árbol de un puñetazo. No pensaba admitir que había acabado en algunas fogatas de playa con drogadictos solo por una probada de cigarrillos cuando era más joven, ni que había venido a esta particularmente por un "toque" de lo que tuviesen para ofrecer los hippies que siempre estaban en la costa, pero tampoco podía dejar desamparados a aquellos dos cuando claramente tenían la experiencia de un pollo recién salido del cascarón.

— A ver, de Dae lo entiendo ¡es un fanboy sin futuro! ¡pero tú! — señaló a Kang con un dedo perdiendo todo respeto por sus mayores que le hubiera quedado — ¡¿Cómo es que tú no has tenido nada de vida social?!

— Yo...— el aludido titubeó antes de contestar, como si realmente hubiese hecho algo malo — Yo me dedicaba a ensayar  y empecé a trabajar apenas salí del colegio...

En ese momento algo hizo click en el cerebro de Dae, quien estaba perdido viendo a la gente festejar y beber a espaldas de su mejor amigo. Claro, tenía algo que indagar urgentemente.

— Hey, Bae ¿puedes conseguirnos refrescos? Quiero hablar con DongHo-hyung.

— Pero... — Bae se encontró con la mirada de madre molesta tan propia de su amigo y sin replicar más se retiró hacia la barra improvisada en que se vendían las bebidas, aunque su plan no fuese precisamente llevar refrescos a sus compañeros.

— Bien, ahora que estamos solos...

DaeHwi tomó del brazo suavemente a DongHo y lo jaló hacia un lugar más o menos vacío, ganándose por ello una mirada confundida del más grande. En silencio sacó de su bolsillo su celular y ceremonioso procedió a mostrarle la foto que antes había visto en la reunión.

— ¿Este eres tú?

DongHo palideció, por alguna razón que ni él mismo comprendía. No era que le avergonzara su pasado en la compañía, tampoco era como que no quisiera hablar de ello ¿o sí? Su despido aún era una memoria fresca, y aunque añoraba aquellos escenarios, los aplausos, la atención, se había dicho mil veces que volvería a empezar de cero y dejaría aquello atrás.

Sin embargo, tampoco era capaz de mentir. Solo quería olvidar ese tropiezo. Al menos por aquella velada.

— Si — Respondió escueto, con un tono serio que DaeHwi no le había escuchado antes, y sin que su interlocutor pudiera hacer pregunta alguna, Kang prosiguió — Pasaron varias cosas, no es una historia divertida, pero si realmente quieres saber, hablemos luego de la fogata ¿te parece? Por ahora...deberíamos disfrutar de la fiesta.

A DaeHwi no le quedó de otra que asentir confundido, mientras Bae se les acercaba con dos copas de lo que parecía una soda con crema dulce montada encima.

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En algún momento se habían separado, DongHo se había ido con su amigo a bailar cerca de la fogata y por su parte Dae se había sentado en la barra, hablando con un chico desconocido que se jactaba de haber trabajado un par de veces en la escenografía de los MVs de Samuel. Sin duda una conversación apasionante para el pequeño fanático.

Bae estaba desaparecido, y aunque en un inicio DongHo intentó no perder de vista a los dos menores, al fin se rindió de actuar como mamá gallina y se enfrascó en su baile y su conversación con JongHyun, quien parecía no preocuparse de nada en aquél momento, y con justa razón pues ambos amigos de infancia no se habían reunido en años, incluso desde antes de la operación de Kang.

— Entonces estás estudiando canto de nuevo ¿no?

Preguntó Jong con una sonrisa, mientras llevaba a sus labios la botella de cerveza ligera que momentos antes había comprado.

— Bueno...si, no me quedó de otra — repuso Kang con una sonrisa, bebiendo ya de su tercera copa. Veía todo ligeramente borroso y sentía la risa escapar de su garganta, el alcohol tal vez había sido demasiado, pero no se sentía mal, incluso podría haber continuado aquella conversación si su mirada no se hubiese encontrado con unos bonitos ojos castaños que brillaban y parecían titilar, enmarcados en pestañas negras y una melena rubia tan suave como la seda.

Como autómata se dirigió hacia esos ojos, y aunque Jong intentó detenerlo del brazo, aquél hombre ya perdido en su borrachera tomó por la cintura al propietario de aquellas orbes del color de la tierra mojada robando de sus labios un lento beso que no tardó en ser correspondido con la misma intensidad.

Mientras tanto, DaeHwi, quien se había acercado a la fogata para buscar a su mejor amigo, no tuvo mejor tino que girar en silencio y correr hacia las rocas con la confusión grabada a fuego en su rostro compungido.

— ¡Ouch! — sin quererlo tropezó con lo que parecía una piedra, y con la torpeza que le caracterizaba, cayó cuan largo era sobre un cuerpo que no tardó en reconocer. Solo entonces cayó en cuenta de que había tropezado con los pies de Bae, quien estaba recostado en lo oscuro de la playa fumando un porro, y aquél estaba tan drogado que sin pensarlo dos veces unió sus labios con los de DaeHwi, quien parecía haberse ofrecido en bandeja de plata para sus incoherencias.

DaeHwi, sin entender el por qué, correspondió al beso mientras una pequeña lágrima caía por su mejilla y llegaba a sus labios, dándole a probar entre el humo y el alcohol un toque salado, como el agua de mar.

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Notas de la autora:

Volví (?).