Capítulo X

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— Nunca vamos a hablar de esto.

Declaró DaeHwi apenas sus labios se separaron de los de su amigo, estaba sonrojado, respiraba agitadamente y su corazón latía a toda prisa, pero estaba seguro de que era a causa del alcohol y la carrera que había pegado hace unos instantes. O tal vez varios minutos, porque estaba seguro de que el viento estaba un poco más fresco, y de que aquél roce había sido un poco más largo de lo que él hubiera deseado.

Aunque siendo sinceros no lo había deseado en lo absoluto, solo estaba molesto y tenía los pensamientos desordenados en su mente. Luego de ver a DongHo besarse, no sentía celos ni nada parecido ¡Pero él era quien lo había llevado a la fogata! ¡Y él era quien quería hablarle cuanto antes! Kang no tenía ningún derecho a ligar y mucho menos con alguien que no fuera él ¿qué acaso no era atractivo? No era como que estuviese intentando algo con el hombre, pero sí sentía su orgullo herido y como prueba de su molestia su ceja temblaba en un incipiente tic causado por el estrés.

— ¿Dae? — JinYoung interrumpió su tren del pensamiento algo confundido, aunque deseaba argumentar con respecto al beso, que había sido bastante bueno a su parecer, estaba más preocupado por entender lo que pasaba por la mente de su pequeño amigo — ¿Estás bien? ¿Qué sucede?

— ¡Agh! ¡Nada! — DaeHwi se puso de pie con un enojo inusitado, tomando a Bae de la mano y prácticamente arrastrándolo por la arena de regreso hacia la fogata — ¡Ese gran pendejo no puede hacer lo que se le de la gana! ¡Yo lo traje aquí!

Para su suerte, Kang y aquél chico rubio ya no tenían los labios pegados, pero estaban muy cerca para su gusto, intercambiando números si es que la vista no le fallaba. Soltó a Bae y tomó de la muñeca tanto a DongHo como a su amigo, arrastrando a ambos lejos de la fogata sin siquiera darles chance de despedirse. Bae no argumentó, conocía bien a su amigo y sabía que algo realmente le había molestado, pero no podía intentar analizarlo con tanto alcohol en la sangre, y droga, no debía olvidar la droga. Lo mejor era regresar a casa, ya fuera la suya o la de Dae, descansar y recién entonces pensar.

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— ¿Y cómo te fue anoche en la fiesta, bebé? — Preguntó la señora Choi con la gentileza que le caracterizaba, ganándose como respuesta un suspiro ahogado de parte de su retoño, Minki, quien reía feliz mirando el número que la noche anterior había registrado en su libreta de contactos.

— Maravilloso, mamá...conocí un chico muy apuesto, como los protagonistas de las películas que siempre vemos...y... — Lo pensó un momento y decidió omitir la parte del beso, sintiendo el carmín subir a sus mejillas — Es un poco mayor que yo...e intercambiamos números ¿crees que debería hablarle yo primero? ¿O espero a que él me hable?

— Ah, cariño, no le pidas consejos de amor a tu madre si no quieres que tus conquistas se escapen como papá — Bromeó la mujer, la verdad es que se tomaba su separación con más humor del esperado por sus hijos. Se ganó esta vez una mirada de reproche mezclado con gracia, y Minki volvió a mirar su celular. Sin duda el beso de la noche anterior había valido la pena la ligera resaca y el dinero que gastó en cerveza ligera, y aunque no recordaba bien cómo se había separado de su apuesto galán, estaba satisfecho con tener su número y poderlo contactar luego.

— Esperaré un poco, mamá...— Decidió mientras veía a su hermano acercarse con los platos del desayuno, sus problemas amorosos no eran el mejor tema a debatir en un desayuno familiar después de todo.

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Bae tenía recuerdos muy confusos de la noche anterior. Recordaba un beso que podría ponerlo duro si no estuviera tan drogado, recordaba a su amigo con la furia de un tornado, recordaba verse en el asiento trasero de un taxi, apretado entre dos hombres adultos mientras DaeHwi viajaba en el asiento delantero dando indicaciones en un tono digno de un villano de telenovela, recordaba a los hombres adultos bajando en la fuente de aguacate y finalmente ellos dos llegando al edificio de departamentos donde vivía Lee.

Pero todo estaba entrecortado y cuando Bae intentó recordar algún detalle más una migraña punzante pareció atravesar su cabeza arrancandole un gruñido de dolor.

— Mierda...

— Cuida tu vocabulario, pendejo — Le reprendió DaeHwi al instante, y Bae tuvo que mirar a su alrededor para darse cuenta de que ambos estaban tirados en la alfombra de la sala, con la misma ropa de la noche anterior y con los rostros demacrados.

— ¿Qué pasó ayer...?

— No finjas que no te acuerdas o te mato...

— Yo me mato primero — advirtió Bae por instinto, notando aún quebrada y gruñona la voz del pelilavanda — O sea...sí me acuerdo, pero no me explicaste qué pasó, para que actuaras así...

— Pff...¿realmente debo explicarlo? Hyung se comportó como un pendejo y me lo tuve que llevar...

— ¿Como un...? Sigo sin entender...

— Se puso a intercambiar babas con alguien que ni conocía...yo lo llevé a la fiesta ¡no puede hacer eso!

Bae se quedó en ascuas, sin entender el enojo de su amigo. A menos que a éste le gustara aquél hombre mayor de procedencia dudosa.

— ¿Te gusta? — preguntó tras unos segundos en silencio, recibiendo como respuesta una mirada fulminante de parte del menor.

— Ni loco.

— Entonces esto es lo más estúpido que he oído, y he oído muchas estupideces desde que nos hicimos amigos.

DaeHwi lo miró ofendido y se puso de pie empezando a desnudarse, su ropa olía a cigarrillo, alcohol, marihuana y quién sabe cuántos químicos más, quería bañarse y descansar, y comer para pasar esa resaca inusitada.

— No es una estupidez, tengo un punto — ya solo en bóxer, se puso una bata ignorando la mirada boba de su amigo y se dirigió a la cocina — Primero, no entiendo cómo no me coquetea a mí, si me ha visto cantar y soy fabuloso. Segundo, yo lo invité, debería haberse ilusionado por la cita.

Bae se puso de pie quitándose el suéter y la camisa para ir así tras su amigo, era demasiado flojo como para buscar ropa decente y quería escuchar los argumentos sin sentido de Lee.

— Y tercero ¡Tenía que esperar para hablar conmigo! ¡Si se hubiera ido con ese chico estoy seguro de que ni siquiera me hubiera avisado! En resumidas cuentas es un pendejo.

— Lee — Bae tomó una banana de la cesta de frutas y la peló ágilmente dándole una mordida — El único pendejo aquí eres tú.

— Claro que no.

— Claro que sí.

— Como digas ¿Me haces tostadas?

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Notas de la autora:

Hasta yo me estoy enredando (?).

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2020 ⏰

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