El fin de semana se pasó para DaeHwi entre ver programas de tipo reality en MTV, caricaturas en Cartoon Network, y llamar a BaeJin, que por alguna razón no contestaba al teléfono. Por supuesto el pelilavanda no pudo evitar preocuparse por su mejor amigo, por lo que el lunes, mucho antes de la hora de clases, prácticamente huyó de su departamento con el pan en la boca para visitar a Bae.
Su madre no se lo reprochó. Ciertamente aquella mañana ni siquiera estaba ahí para reprocharle, considerando que tenía el turno nocturno en la oficina. "Nunca se puede dejar a un obrero en cargo de sus iguales", mencionaba la mujer cada vez que debía retirarse a toda prisa sin siquiera haber terminado la cena. Lee no se lo reprochaba, considerando que lo perfeccionista les venía de familia, y también de que su ausencia era conveniente. Él podía ver todo el porno que quisiera, caminar desnudo por casa, hablar groserías, e invitar a su amigo, por supuesto. Pero el plan se venía abajo si JinYoung no contestaba el puto teléfono.
En cuestión de minutos había recorrido la distancia de su hogar hasta el colegio, para luego hacer la misma distancia hacia el lado opuesto del camino y cruzar la plazuela con la fuente de aguacate, hasta llegar a la pequeña serie de casitas idénticas entre sí, tan sólo variando por el número en sus puertas y el color de sus puertas y ventanas. Casi la última de la larga serie de diecisiete, con las ventanas en color verde y la puerta en un tono más desgastado del mismo color, era en la que vivía el mayor.
DaeHwi se plantó ante aquella, golpeando la puerta tal y como Pedro Picapiedra lo hacía en las caricaturas, hasta obtener un "Ya voy", tan ahogado y pastoso que podía confundirse con el gemido de un animal en agonía.
— Por Dios, Bae, me preocupas...— Gruñó por lo bajo, sentándose en las escaleras mientras esperaba a que la puerta se abriera.
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JinYoung no estaba muy seguro de cómo había llegado el lunes. Sus dos cartones de ácido reposaban casi intactos sobre su mesita ratona, a excepción de que a uno de ellos le faltaba una mitad. En total seis raciones. Que había consumido una tras otra.
Ahora se sentía como flotando entre nubes, había reaccionado tras casi doce horas de sueño y en su celular tenía acumuladas como 37 llamadas a su ex, más algunos mensajes de odio mezclados con ruegos bastante humillantes.
— Gracias al cielo lo bloqueé — Se dijo con una sonrisa vacilante mientras lavaba su rostro en el fregadero de la cocina. El baño estaba muy lejos para su flojo y drogado trasero.
Al momento de extender una mano para tomar la toalla y secarse, sin embargo, sus ojos se encontraron con un halo del color de su piel, con destellos lila como el cabello de su amigo, que perseguía a su extremidad como si perteneciese a ella.
— ¿Qué es...? — Ladeó la cabeza y buscó en la alacena sus cigarrillos escondidos con la zurda, encontrándose que esta tenía su propio halo de color verdoso. Probablemente era un efecto secundario del ácido, se dijo mientras alcanzaba la cajetilla y encendía uno de aquellos tubitos de papel. Ya se le bajaría el viaje, que por cierto había sido maravilloso.
Ni siquiera se molestó en arreglar su ropa. Exactamente con la misma con la que había llegado a su casa el viernes, con ella salió a saludar a DaeHwi.
— Buenas, Dae — Le sonrió perezosamente al instante de abrir la puerta, a la vez que despachaba el humo del cigarrillo por sus fosas nasales. Al momento fue recibido por una secuencia de golpes con un bonito estuche coleccionable de Samuel Arredondo en el rostro.
— ¡¿Cuáles buenas?! ¡Te llamé como cien veces! ¿Por qué no me contestas? ¡Me preocupas, estúpido, pendejo, baboso! — DaeHwi le reclamó con furia, su corazón de pollo siempre se preocupaba por su mejor amigo. Y este lo sabía, por lo que dejó caer el cigarrillo para poder abrazar al más bajito apretujandolo contra su pecho.
— Mi madre no llegó, su viaje se alargará hasta la semana que viene...y mi hermano aún está en las prácticas en Gyeongido, así que...me emborraché — La mentira surgió de sus labios con tanta naturalidad que el propio Bae se sintió confundido ¿Desde cuándo le ocultaba cosas a su mejor amigo?
Aunque tal vez la droga era algo digno de ocultarse...
— ¿Seguro? ¿Y no entraste en coma etílico? Siquiera debiste darme una timbrada...— Regañó Lee, cruzandose de brazos sin sospechar nada mientras continuaba con su sermón.
Por alguna razón, Bae simplemente se quedó callado.
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Para alivio de DaeHwi, llegaron a tiempo a las clases y en general, el día fue de manera regular. Al menos hasta el penúltimo periodo, cuando el director ingresó al aula en compañía de una guapa señorita de melena rubia con falda negra ceñida a las curvas de sus caderas, así como una blusa blanca que acentuaba la prominencia de un busto bien trabajado. Al instante la mirada de una gran mayoría de estudiantes varones se centró en ella. El director notó aquello y con cierta incomodidad carraspeó para recuperar la atención del "público".
— Estudiantes, buenas tardes, como se les habrá informado a partir de mañana en las aulas estarán los y las practicantes de la universidad, más precisamente, de Ciencias de la Educación, colaborando al profesorado mientras se preparan para la licenciatura. — Algunos vítores se dejaron oir desde el fondo del salón, empero el hombre continuó impasible — En este salón tendremos a, ehm...— Disimuladamente revisó el apunte en la tabla inútil que llevaba en la mano, antes de presentar a su acompañante — Choi MinKi, quien será su docente auxiliar hasta que termine la gestión. Espero que sean amables y por favor, hagan quedar bien a la institución.
Aquello último casi sonó a ruego, si, y por un momento DaeHwi se preguntó por qué los hombres eran tan hormonales ante las chicas guapas. Hasta que la voz de BaeJin a su lado le arrancó de sus divagaciones.
— Mirala, Dae, parece dopamina.
— ¿Dopamina? Amigo, aún estás borracho...
— No, dopamina, ya sabes, sistema del placer en el cerebro...
DaeHwi concluyó dos cosas en aquél momento, mientras su mirada seguía al inusual par abandonar el salón. Primero: BaeJin y su trasero eran demasiado bisexuales para su propio bien. Segundo: Su salón desbordaría testosterona cuando la tal MinKi empezara a trabajar.
¿Descubrimiento extra? Antes de la tormenta, la calma es más notoria.
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—|—|—|—|—|—Notas:
Si, también voy a desarrollar esa historia :^)
Este es, por mucho, el capítulo en que menos me he inspirado...
Aiuda :'v
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Dopamine
Fanfiction=· La dopamina es un peculiar elixir de doble filo que es esencial para mantenernos vivos, porque el estar motivados cada día es parte esencial del ser humano, pero debe existir siempre un equilibrio de este neurotr...