Capítulo 10

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Creía que el efecto Peterson funcionaba, pero al parecer, tiene interferencias o quizás mi móvil esté roto porque después de irme de su casa (y una semana más), ¡KILIAN NO ME LLAMÓ! Maldito capullo.

No hago más que mirar mi móvil cada dos segundos para comprobar que no se ha roto o por ver si ha llegado algún mensaje. O una llamada perdida, ALGO.

–Señorita Peterson, ¿ha escuchado lo que la he dicho? –Pregunta Hudson. Clavo mis ojos en los suyos y asiento. –¿Así que acepta tener una cita con mi primo que el máximo contacto que ha tenido con una mujer, ha sido el parto de una cerda?

–¡¿Qué?! ¡No! –Contesto negando efusivamente con la cabeza.

–Deje el móvil y escúcheme. –Me ordena mirándome fijamente. Resoplo y guardo mi móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón.

–Eres un insensible, Hudsie, quizás su abuela esté en el hospital y tú aquí, dando órdenes. –Dice negando con la cabeza Cal.

–Que dejes de llamarme Hudsie. –Gruñe entre dientes. –A lo que íbamos. Quiero decir que... –Resopla y mira hacia otro lado. –Tu guión me gusta más que el mío. –Susurra bajito. –No pienso volver a repetirlo. Si no me habéis escuchado, haber estado más atentos. Ahora, se lo mandaré al reparto y dentro de poco, empezaremos a grabar.

–¡Di lo de la fiesta, Hudsie! –Grita Cal meneándole de un lado a otro. Hudson le dedica una mirada de odio y le da un empujón tan fuerte que hace que Cal se caiga de la silla de una forma un poco dramática haciéndome reír un poco. –Me lo tengo merecido,

–Para celebrar el trato y el inicio de una nueva etapa, hemos decidido hacer una fiesta con todo el reparto. –Explica Hudson. Se pasa la mano por el pelo y suspira. –Va a ser en un salón. Puedes traer acompañante si quieres, pero solo una persona.

–¿Qué día?

–El viernes. Ya lo tengo todo preparado. Solo falta que Katherine llame al catering.

–Katherine que llame al catering. Unch. Unch. Unch. Yeah. –Rapea Cal. Hudson le dedica una mirada de odio, en cambio, yo agacho la cabeza para que no se vea que algo tan simple me ha hecho tanta gracia.

–Allí estaré. –Respondo mordiéndome el labio y negando con la cabeza. Cal, sin duda, es un personaje.

Salimos de la reunión. Vuelvo a mirar el móvil por si Kilian me ha llamado, pero nada. Respiro hondo. Ese gilipollas...

Jugueteo con el teléfono entre mis manos y voy hasta mi coche. No quiero ir sola a esa cena. Siempre podría llevar a mi hermano... Al menos, me reiría, aunque se iría detrás de alguna chica y terminaría igual de sola que si no le llevara. Ese niño ha salido incluso más promiscuo que Kilian. O que yo.

Como si tuviera un radar, mi móvil comienza a sonar y aparece el nombre de mi hermano en la pantalla.

–¡Spence! –Grita al otro lado del teléfono. –¿Dónde estás?

–Ahora mismo, en la calle, ¿qué quieres TJ?

–Voy a ir a ver a un amigo a un concurso a tu zona. No quiero que pienses que te echo de menos, pero sé que tú a mí sí, así que, si quieres, nos vemos. –Suelta. Ruedo los ojos y suspiro.

–¿Tanto te cuesta admitir que quieres a tu hermanita?

–Nunca lo vas a escuchar de mi boca. Asúmelo.

–Ya, si sé que te cuesta admitir lo que sientes. –Le digo con una sonrisa de medio lado a pesar de saber que él no me ve. Escucho un suspiro al otro lado y una sonrisa triunfante se dibuja en mi rostro.

[ENTRE DOS PAREDES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora