–Vamos, Spence... Sal de la habitación. –Dice Gina al otro lado dando golpes.
–No. Soy una persona horrible.
–Venga... Kilian ya se ha ido.
–Pero quiero morirme aquí en mi miseria.
–Él lo ha entendido...
Diréis, ¿qué pasa y por qué estás encerrada en tu habitación? Bueno, tenemos que remontarnos a cuando llegué a mi casa después de que Hudson me dejara con el calentón.
Abrí la puerta como todos los días y pasé al salón. Gina estaba sentada en el sofá con una sonrisa que me resultó bastante inquietante. Me acerqué a ella tirando el bolso encima de la mesa pequeña y sentándome a su lado.
–¿Te has tirado a Ashton? –Pregunté frunciendo el ceño.
–No. Solo me ha besado. Después se ha puesto a gritarse a sí mismo que tenía que respetar a una señorita cuando yo quería que me arrancara la ropa allí mismo y... Bueno, lo demás ya lo sabes. –Explicó moviendo las manos para restarle importancia. Entonces, clavó sus ojos azules como el zafiro en mí. –Tienes algo esperándote en la cocina.
–¿No habrás adoptado un perro? Sabes que odio los perros.
–No, pesada, ¿quieres ir ya?
Asustada por mi amiga, caminé despacio hasta la cocina esperando encontrarme lo peor de lo peor. Quiero decir, es Gina de la que estamos hablando. Es la persona que más encerronas me ha hecho a lo largo de la vida y ese día, no fue distinto.
Al entrar en la cocina, pude distinguir a Kilian con su madre al lado. Me quedé blanca hasta que él vestido con un esmoquin negro y un ramo de flores en la mano, se acercó a mí para dármelo. Tuve que apoyarme en la pared para no desmayarme allí mismo, no entendía nada.
–¿Ki-Kilian?... ¿Qué...
–Siéntese, la señora Blake le explicará todo.
Obedecí pensando que el calentón se me había subido a la cabeza y que estaba flipando en colorines. La 'señora Blake' que iba vestida también en un traje compuesto por una americana y una falda lápiz azules oscuras se sentó delante de mí y me entregó unos cuantos papeles que miré sin entender absolutamente nada. Carraspeó un par de veces.
–Estamos presentes aquí para firmar un contrato cuyo incumplimiento procederá a que la señorita Spencer Peterson pueda, cito literalmente, cortarle el miembro viril a Kilian Blake. Este contrato estipula que, desde el momento en que sea firmado, el señor Blake no podrá mantener relaciones sexuales con otras mujeres que no sean Spencer Peterson durante lo que dure la relación.
–¿Qué es esto? –Pregunté mirando a Kilian aterrorizada.
–Un contrato, solo tienes que firmarlo... Es para demostrarte que estar conmigo no es una equivocación y que yo voy con todo, Spencer.
Podría decir que flipé en colores y que me quedé paralizada pero ese estado sólo duró unos segundos antes de soltar una enorme carcajada para tapar mi nerviosismo. Todo mi cuerpo temblaba y empecé a andar hacia atrás hasta que salí de la cocina y eché a correr hasta mi habitación donde me encerré con llave para llorar como una desconsolada.
No me da miedo el compromiso. No es eso. De lo que realmente tengo miedo es de mí misma. Ese contrato hablaba de que Kilian no tendría sexo con otras chicas pero, ¿y yo? Después de una noche con Kilian en la que estuvimos riéndonos y lo pasamos genial, por la mañana, estuve a punto de tirarme a otro tío. Además que no era cualquier tío. Era Hudson Whitaker. El hombre del que Kilian más celoso podría llegar a ponerse.
Me empecé a sentir sucia metida en mi habitación y empecé a frotarme los brazos para quitármela, ¿desde cuando yo era así? Sé lo que duele ver a la persona de la que estás enamorada con otra, ¿y ahora yo soy de esas? Mi madre siempre me ha repetido desde que era pequeña que por mucho daño que te haya hecho una persona, no te conviertas en alguien que no quieras ser, no te conviertas en lo que más odias. Y yo, lo estoy siendo. Estoy siendo lo que más odio.
Recuerdo las palabras de Hudson el día que fui a cenar con su familia esperando a que el camarero nos diese los hielos.
"Ya lo entenderás"
Quizás no es la lección que intentaba darme. Quizás él se refería a que podría hacerle daño a él y si fuese eso lo que quería decirme, se estaba equivocando. Porque a él le puedo hacer daño, pero a mí, este daño no solo me hace un rasguño, sino que me ha abierto en canal y tengo posibilidades de desangrarme.
Quitándome las lágrimas que no han dejado de salir desde la escena en la cocina, me arrastro como puedo hasta mi cama donde me tumbo mirando al techo, intentando entenderme.
La puerta de mi habitación se abre. Al ver a Kilian entrar, vestido únicamente con un bóxer negro y venir directo hacia mí, me quedo quieta. Él se sienta a mi lado, entonces, Hudson pasa a la habitación, aunque él lleva una camisa blanca a medio abrir que muestra su pecho descubierto y unos pantalones de pinza. Ambos se miran, comunicándose entre ellos, sin decir nada y sin que yo me entere de lo que está pasando, ¿qué hacen aquí los dos? Ante de poder decir nada, Kilian, mirándome fijamente, coge mi brazo que empieza a llenar de besos a la vez que el productor de cine me levanta el vestido como esta mañana aunque esta vez, arranca mis bragas como el día de la boda. Los besos de Kilian van subiendo poco a poco hasta llegar a mi cuello que devora como solo él sabe hacerlo. Hudson, en cambio, en vez de subir, baja su cabeza hasta colocarse entre mis piernas donde con pasión, comienza a lamer y a succionar mi clítoris donde deja suaves mordiscos que consiguen que gima de placer. Cuando consigue que me corra solo con la boca, él y el enfermero, se cambian los puestos, pero el rubio no me devora, sino que me folla con rudeza al tiempo que Hudson me besa.
Entonces, me despierto en mi cama con el pecho agitado, con el vestido puesto y mis bragas colocadas y sin ninguno de los dos hombres a mi lado. Todavía sigo encerrada en mi habitación desde que Kilian me ha pedido que firme el contrato. Solo ha sido un sueño. Un sueño que sin duda, describe mi situación actual. Vamos, que me estoy volviendo loca.
Quito el pestillo de la puerta y al abrir, me encuentro a Gina apoyada en el marco de la puerta dormida completamente. Me deslizo por la puerta para sentarme a su lado y darla dos toques en el brazo que hacen que se despierte murmurando algo ininteligible.
–Spence... –Susurra al darse cuenta de que estoy a su lado.
–Gina...
–¿Estás bien? –Pregunta apoyando su cabeza en mi hombro. Levanto la mano y comienzo a acariciar mi cabellera. –Siento haber dejado que Kilian hiciera eso... Es que me ha parecido tan mono... Pero si llego a saber que te ibas a poner así, le hubiese mandado a su casa a patadas.
–No tienes la culpa de nada, nena. –Susurro buscando fuerza e intentando no ahogarme en mis sollozos. –La culpa la tengo yo. Sin duda, tengo que dejar de hacer esto.
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[ENTRE DOS PAREDES]
عاطفيةHISTORIA ACABADA Dos chicos. Dos polos opuestos. Uno. Hudson Whitaker. Un productor de cine adicto al café. 80% cactus. 20% sarcasmo. El otro. Kilian Blake. Un enfermero que nadie sabe cómo ha podido llegar a serlo. Futuro payaso de circo e inten...