–Los hombrres sois unos ggggilipollas. –Digo tambaleándome en el taburete del club a donde hemos ido Cal y yo para ahogar nuestras penas amorosas en alcohol.
–Y las mujeres me odiáis, ¿por qué me odiáis? Son los lunares, ¿es eso? –Pregunta el chico dando un largo sorbo a su copa y tocándose toda la cara repleta de esas manchas que le hacen parecer un dálmata.
–No. Cal. Eres un tío de puuuuta madre. –Contesto dándole un fuerte golpe en el brazo haciendo que se menee en el asiento más de lo que debe.
–Y Kilian es un ggggilipollas.
–Quizás Hudsie tenga razón y hagamos buena pareja. Tú y yo. –Admito levantándome del taburete y dando una vuelta pasando mi dedo índice por la espalda de Cal. –Los dos somos unos desgraciados.
Nos quedamos mirándonos a los ojos y soltamos una carcajada ante la simple idea de estar juntos, pero, sin saber como, empezamos a besarnos. A los segundos nos separamos con cara de asco casi al mismo tiempo.
–No vamos a volver a hacer esto nunca más. Puaj. –Le digo limpiando sus babas de mi boca con la manga de mi camiseta granate.
–Creo que voy a ir al baño a lavarme los dientes, ¿sabes que existe algo que se llama salud dental? –Me responde Cal pasándose la lengua por sus dientes. Yo pongo mi mano delante de la boca y echo el aire. No me huele tan mal el aliento, ¿no?
Me encojo de hombros y pego otro sorbo a mi copa mientras él se va al baño.
Una canción que me gusta mucho, comienza a sonar haciendo que todo mi cuerpo se mueva a su ritmo y que me levante del taburete. Al darme la vuelta para ir a la pista yo sola a bailar, me encuentro con unos ojos azules, mucho más oscuros que como los recordaba, aunque en estos momentos, no estoy para recordar nada, ¿cómo se llamaba?
–¿Es esto lo que quieres? –Me pregunta Kilian cruzándose de brazos. –Como yo me tiro a una enfermera, ¿tú te tienes que tirar a un compañero tuyo de trabajo?
–Sshhhhh. –Digo susurrando cerca de su oído empapando toda su cara con mi saliva. –¿Escuchas eso?
–¿El qué?
–¿Tú no escuchas al Señor Celoso? –Pregunto riéndome y echándome hacia atrás.
–Spencer. Estás muy borracha. Te voy a llevar a casa. –Responde el chico cogiéndome de la mano y tirando de mí pero yo me tiro al suelo. Bueno, más bien, me caigo, pero quería sentarme en él, no hacer la croqueta.
–¡Me quiero quedar aquí! –Grito en el suelo intentando levantar al menos la cabeza del suelo que está pegajoso por las bebidas que se le han ido cayendo a la gente. Al tercer intento, doy por ganador de la primera ronda a mi contrincante rindiéndome y me pongo a bailar la canción que suena de fondo moviendo con los pies y las manos.
–¿Qué le has dado, tío? ¿La barra entera? –Grita al camarero. Noto unas manos en mi cuerpo levantándome del suelo y cogiéndome como una princesa. –Te voy a llevar a casa.
–¡Kilian! –Grita Cal al llegar a nosotros. –Únete a la fiesta.
Veo como se pone a bailar de una forma muy extraña y yo suelto una carcajada que suena por encima de la música.
–No. Me llevo a Spencer a casa. –Responde serio caminando hacia la puerta. Yo empiezo a menearme para que me suelte porque no quiero irme y al final, lo consigo cayéndome de culo en el suelo y rascándome el lugar donde me he dado el golpe. Pica.
–¡Eh! ¡No te puedes llevar a mi compañera de penas! ¡Además! ¡Has sido un gilipollas con ella! –Chilla Cal riéndose mientras se acerca a mí para ayudarme a ponerme de pie. Coge mi mano y tira de mí haciendo que caiga encima suya y terminemos los dos en el suelo entre risas.
ESTÁS LEYENDO
[ENTRE DOS PAREDES]
RomanceHISTORIA ACABADA Dos chicos. Dos polos opuestos. Uno. Hudson Whitaker. Un productor de cine adicto al café. 80% cactus. 20% sarcasmo. El otro. Kilian Blake. Un enfermero que nadie sabe cómo ha podido llegar a serlo. Futuro payaso de circo e inten...