Sin sentido

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Pareciera que Bob es el único ser que me muestra afecto, no lo culpo soy la única que lo alimenta y lo ve todos los días aquí. Siempre que llego brinca, me lambisquea el rostro y se recuesta en mi regaso, me mira en busca de una sonrisa pareciera que me lee el pensamiento pues cuando la fingo se acurruca más y hace que le acaricie el lomo o lo saque a pasear; no pude haber hecho un mejor amigo.

Llegando ese día de la cena Bob me recibió sin correr, simplemente se acerco lentamente agachando la cabeza esperando a que lo acariciara y fueramos a la cama a dormir. Durmió junto a mi, dejó que lo abrazara; era justo lo que necesitaba, necesitaré y necesitaría durante este tiempo de desolación en mi vida. 

Una hora, dos, tres, una semana, cuatro meses, que importa si todo lo que me hacía ser yo ya no existe; se esfumó todo al ver el anillo en su mano. Por qué precisamente hoy que todo marchaba para ser una noche excelente tiene que llegar él de nuevo a llenarme de intranquilidad, aunque me parecía perfecto el hecho de que Cristóbal se quedara con la pequeña Mariana; es posible que mi vida vuelva a la normalidad dentro de un mes. Espero que esto pase rápido así como las vacaciones de invierno cuando estudiaba, quiero que Mariana no se me acerque y no pretendo poner una sonrisa en mi rostro durante ese día ni mucho menos; lo único que quiero es irme lejos de este lugar.

Llegué a la oficina temprano como de costumbre, estaba sola o bueno eso pensé hasta que escuché un grito de frustración viniendo de esa oficina que me aterra; la de Miguel. Entré sin tocar la puerta pues nunca le importó que entrara de esa manera y fue entonces cuando vi impotencia en sus ojos, supe entonces que era algo de Gabriela y la empresa. "Papá, ¿estás bien? ¿en qué te puedo ayudar?" "Hola Elena, ¿te había dicho alguna vez que te vez linda con el cabello recogido?" "papá no trates de ocultarlo, sé que hay algo que te incomoda y sé de quien es, no crees que ayer no me percaté que tu y G-" "tu mamá... ella..." "Miguel, dime qué tiene mamá" "nada hija, es solo que Gabriela se quedará con España y necesito a un col-" "yo me ofrezco, deja como encargado a uno de tus hijos buenos para nada" "Elena ¿cómo crees que dejaré a los inútiles de tus hermanos a cargo de esto si no sa-" "papá, yo manejaré todo desde España" "pero es qu-" "nada, yo me voy ¿está bien?".

Silencio escuché, lo miré a los ojos, salí de su oficina y fue así como supe que la vida me había dado una oportunidad más.

¿Tal vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora