Zayn (no) está embarazado [ZIAM]

#9- CALIENTE

Largas semanas habían transcurrido desde aquel gran anuncio que definitivamente cavó algo profundo en Zayn. Desde el día que conoció a su pareja, vivió en la ingenuidad, creyendo que su cuerpo era como el de cualquier otro chico... Liam lo descubrió sin siquiera buscar, aprovechándose de la situación para obtener lo que quería:

-En primer lugar, desde muy joven siempre anheló una familia, por más pequeña que fuera, pero complementada por una pareja y un bebé regordete, una criatura resultado de su amor y atracción incomparable.

-En segundo lugar, necesitaba algo que lo atara a Zayn para toda la eternidad; existían tantas posibilidades de que se quitara (o, más bien, lo quitaran) de su lado que temía no hallar una escapatoria a ello, ¿Y qué mejor que un angelito al que le brindarían kilos de cariño?

Lamentablemente lo que parecía fácil y color de rosas en la cabeza de Liam, se había retorcido en la realidad a un montón de gritos y discusiones que más de una vez terminaron en un lloroso azabache y un harto castaño que volvía a envolverlo en sus fuertes brazos para consolarlo.

Un bebito de a penas tres meses crecía en la leve pancita de Zayn, haciéndolo comer como un loco, exasperarse demasiado, vociferar hasta perder la voz, dormir al menos doce horas al día por el tremendo cansancio que no abandonaba su cuerpo, y... Admitía estar más deseoso que nunca, sus ganas de tener relaciones jamás habían sido tan fuertes; necesitaba el tacto de su novio, los besos que dejaba en su piel, la cercanía imposiblemente mayor, el aliento mezclado al suyo, las manos en su cintura, la maravillosa ola de placer; la muestra de que Liam lo seguía amando a pesar de su aumento de peso y su actitud más irritable de lo normal.

Era domingo en la tarde, los chicos fueron a almorzar algo a un bonito restaurante, dieron un paseo por la ciudad degustando el cálido sol a través del capó declinado del automóvil y finalmente regresaron al departamento. Zayn colocó una película en la pantalla plana del salón y ambos se acurrucaron en el sofá. El menor cayó dormido media hora después, y era de esperarse que Liam lo cargara directo a la habitación, depositándolo cuidadosamente en la cama y durmiéndose a su lado.

Pasaban de las seis treinta cuando el cuerpecito moreno se removió bajo el agarre de unos cálidos brazos ajenos. Soltó un sonidito asueñado y abrió los ojos manteniendo un pucherito disgustado.

Su primer movimiento fue el de observar la pequeña panza.
"¿No puedes parecerte un poco menos a tu otro papá y dejar de tocarme las pelotas?" susurró notablemente incomodado. Con un bufido volteó a ver su molesta erección, seguido de Liam, que descansaba en plena quietud, ajeno a lo que ocurría en el exterior.

Casi de inmediato, las ansias de estar sobre el castaño lo invadieron por completo. Se deslizó un poco, envolviendo los brazos alrededor del pecho del mayor, su pierna fue a parar en la cadera ajena y comenzó a restregarse contra su entrepierna levemente erecta, aquella fricción fue como un botón de alerta para el ojicafé, pues aún sin abrir los ojos sujetó la curvada cintura, ayudándole a posicionarse en su regazo.

Zayn no vaciló para mover las caderas, apoyando las palmas a ambos lados de la cabeza de Liam, su respiración pesada mientras se frotaba contra la erección de su novio y le obligaba a verle.

La mano derecha del castaño abandonó la pequeña cintura, subió unos centimetros y acarició el suave cachete del azabache, mirándolo con ojos intensos y muy brillantes.

Zayn buscó los labios regordetes, iniciando un húmedo beso al ritmo en que mecía sus caderas, ligeros jadeos escaparon cuando el mayor imitó el gesto y la fricción envió descargas placenteras por todo su cuerpecito.
Liam aferró las manos a la cintura de su bebé y lo giró, dejándolo debajo con cuidado.