#4- MAÑANAS

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El día comenzó con un brillante sol asomándose en el ventanal del departamento.

El despertador chilló en una fuerte melodía monótona que llegaba a ser irritante, marcando las exactas siete de la mañana.

El morenito se gruñó bajo el cálido nido que formaban los musculosos brazos de su novio alrededor de su cuerpo.

¿Por qué tenía que asistir a clases antes de las once de la mañana? ¿Cuáles eran las ganas tan intensas que le daban al mundo de joderle el sueño? Cuando no era la gata del vecino que se trepaba a la ventana a maullar como una desgraciada, Liam y su inagotable deseo sexual, o Louis borracho llamándole al celular cada seis minutos, era el apretado horario de la universidad.

Casi maldijo, invadido por el anhelo de quedarse dormido durante todo el día, envuelto en las extremidades del mayor, que retiró el brazo de su cadera para apagó el aparato con un golpe seco.

Zayn se acurrucó aún más, empuñando las esponjosas sábanas. Girándose sobre sí mismo, terminó abrazando al ojicafé, apoyando la mejilla en el pecho ajeno.

Un pequeño beso fue depositado en el enmarañado pelo ébano.

"Arriba bebé, tienes examen hoy" y eso sólo empeoró su humor. Debía dar esa maldita prueba final por la que se rompió la cabeza estudiando durante ocho horas en las que milagrosamente Liam no intentó desprenderle la ropa.

Maldijo por lo bajo, apegándose un poco más al cuerpo cálido. El olor varonil le llenó los pulmones.

Zayn acercó los labios a su cuello, presionando un par de besos allí y rodeándole la cadera con una pierna para pegarse más a él.

Liam buscó sus labios casi desesperado, besándolo mientras masajeaba las nalgas de su novio, que suspiró contra su oído, animándolo a continuar.

Dedos largos lo acariciaron cuidadosamente, embistiendo en su interior. Zayn gemía en la boca del castaño, rogándole por más y tirándole del cabello.

Acatando las peticiones de su bebé, Liam lo colocó sobre su regazo. El menor largó un suspiro, observándolo con fijeza; su mirada brillante, llena de lujuria.

"Voy a follarte" le susurró el castaño en cuanto tuvo el cuello del chico cerca de su boca.

Zayn empuñó algunos mechones de pelo marrón, soltando un sonido nada desaprobatorio.

Una buena sesión de sexo antes de quemarte las neuronas en un examen era algo excelente.

Liam lo depositó de espaldas en el colchón. Una lengua cálida hizo terreno sobre todo el contorno de la erecta entrepierna. Zayn se retorció con un lastimero lloriqueo, resultándole inevitable el no enredar los dedos en esos bucles castaños cuando el castaño comenzó a masajearlo de manera experimental.

"Rayos" gimoteó el chico, sin aliento, sintiendo el toque con cada fibra de él "Maldición, ¿p-por qué no me las haces más seguid-¡Ah!"

Liam sonrió maliciosamente. Estaba demasiado cerca. Con tan sólo sentir un par de dedos embistiéndolo, su espalda se arqueó y el orgasmo lo azotó sin piedad, dejándolo sin aire.

No pudo respirar tranquilamente por al menos quince segundos antes de ser tomado por esas fuertes manos y dado vuelta. Un notable peso se apoyó sobre su espalda antes de recibir una inesperada penetración que expulsó un quejido de sorpresa y placer fuera de su garganta.

Todo dentro de una sola estocada.

Dedos suaves le masajearon los pequeños hombros. Los labios de Liam lo acariciaron hasta llegar a su oído.

"Llámame daddy" susurró con esa voz ronca.

Jodido infeliz.

"Daddy" el chico musitó agitado y como al que se le ha dado una orden, Liam comenzó a mecer las caderas, enloqueciéndolo y dejándolo embobado.

Su miembro quedó colgando sobre las mejillas traseras del moreno. Liam soltó un suspiro, rozándose contra él suavemente, torturándolo a su gusto.

El chico sollozó, retorciéndose bajo el peso del mayor. No podía hacerle esto. Sabía que lo odiaba mucho. Estaba muy enterado de ello y aún así lo disfrutaba.

"No, Dad-dy" rogó contra la almohada, apretándola entre sus dedos.

"¿Quieres que pare?" murmuró contra su mejilla, desesperándolo aún más.

"No, no, por favor" lloriqueó. En ese instante, otra fuerte embestida golpeó en su interior, los murmullos de sus caderas azotándose opacaban los fuertes gemidos del moreno, que sentía el placer arroparlo ferozmente.

El orgasmo los tomó por sorpresa, arrojándolos en el colchón, completamente agotados.

Zayn cerró los ojos cerrados con fuerza, boqueando, agitado, pero satisfecho como nunca antes.

Liam acomodó la mejilla derecha encima de la pecosa espalda, acariciando la piel trigueña con la punta de sus dedos.

Un rasposo llamado a su nombre le hizo girar el rostro hacia arriba, en dirección a los ojos ambares que destellaban sólo para él.

"Te amo."

Una bonita sonrisa se le dibujó en los labios rosados.

"También te amo."



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Zayn (no) está embarazado [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora