#16: EPÍLOGO

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Siete años después...

"¡Ya llegué, marido mío!"

Zayn, que rebuscaba en el armario que compartía con su esposo como un loco, sacó la cabeza del montón de vestiduras que colgaban dentro del reducido espacio para echarle un ojo al recién llegado.

Un suspiro de alivio escapó de su boca.
"Oh, menos mal que estás aquí."

Liam le mostró una sonrisa brillante, acercándose al moreno y tirando de su cintura para acercarlo con un dulce beso en los labios.
"Te dije que vendría a tiempo" recordó, deleitándose con la infinita belleza de la irresistible criatura frente a él.

Aguantando las ganas de comérselo de un solo bocado, soltó un bonito comentario que hizo sonreír al pelinegro "Luces hermoso" admitió, acariciándole la barbilla rasurada "¿Estás seguro de que quieres que seamos unos padres responsables que llegan temprano a todo?" torció una castaña ceja, apegando al menor contra su propia cadera "Podemos hacer que la impuntualidad valga la pena" el ojicafé volvió a estampar sus labios juntos, colando una mano grande bajo la camiseta ajena.

Y Zayn se mentiría a sí mismo si dijera que no se sintió tentado por aquella propuesta, pero las caritas decepcionadas de los gemelos irrumpieron en sus pensamientos, obligándolo a poner resistencia.

Tomó distancia del hambriento hombre, sintiéndose culpable por el puchero infantil que le dedicó ante la abrupta interrupción del beso.
"Sí, estoy seguro" respondió a la pregunta, alejándose en pasos veloces para peinarse el húmedo pelo.

Liam decidió cambiar su traje de oficina por algo más casual: zapatillas, jeans y esa tonta camiseta que Zayn decidió mandar a hacer para usarla en cada juego de su hijo; era una simple camiseta celeste, hasta que un montón de vistosas letras blancas decidían interrumpir el panorama con la frase: ¡HAZLOS COMER EL POLVO, BEBÉ JUDE!

A pesar de ser tontas y provocar que las mejillas del chiquillo se tornaran como un tomate cada vez que llegaba su turno de batear -porque ya no era un bebé-, el orgullo con que ambos padres lucían aquellas camisetas y gritaban a todo pulmón para animarlo en todos sus juegos parecía un detalle bastante tierno.

Entre peines y cambios de rompa, Zayn lanzó una inquisición hacia el ojicafé mientras terminaba de atarse las chucks negras.
"¿Trajiste la camisa de Jude de la tintorería?"

Liam asintió al instante, siendo breve al acomodarse el pelo con los dedos.
"Sí. Oh, y la señora Carter dijo que si vuelves a llevar otra mancha de ese nivel, no la recibirá."

El morocho alzó una ceja, parándose de la cama en un gesto que dejaba notar su rabia.
Sonrió de una forma siniestra que su esposo conocía a la perfección.
"La próxima vez meteré el uniforme de béisbol de Jude en cemento, y adivina quién deberá regresarlo como nuevo."

Liam se tragó una carcajada, esta vez enganchando su dedo índice a un tiro de sus jeans para atraer al veinteañero directo a un beso.
"Eres mi pequeño diablillo" los ojos ámbar revelaron un destello de diversión junto a una leve sonrisilla traviesa que el castaño jamás se cansaría de ver.

"Basta, tenemos que correr" le recordó, retorciéndose para escapar del cálido agarre en el que su pareja lo tenía envuelto suavemente.

Liam no lo soltó, demasiado disconforme con la idea de alejarse de él de manera tan repentina.
"Cariño, relájate, aún falta media hora para que inicie el partido, y el recital de Liz no empieza hasta las siete."

Zayn soltó un suspiro acurrucándose en el amplio pecho, junto a unos fuertes brazos que lo acunaron de inmediato.
"Lo sé... Es que no quiero ser de esos padres que se pierden las ocasiones especiales de sus hijos, y hoy es una realmente importante para ambos."

Zayn (no) está embarazado [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora