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Apoya su mejilla en la palma de su mano que esta flexionada en su pupitre, suelta un nuevo suspiro, está en clase de inglés, la que más fácil se le da pero para él, aquel chico del que no puede apartar la vista no es de sus materias favoritas, le ve mover el lápiz de arriba para abajo, luego mirar al techo, parece que está en problemas, al final le ve mirar por la ventana, la profesora sigue estando de espaldas anotando en el pizarrón.

De pronto ve como el chico que está sentado atrás de él le toca el hombro, este se gira, una enorme sonrisa aparece en su rostro, una que le hace desviar la mirada, su pálido color no le ayuda a ocultar el leve rubor que predomina en sus mejillas, Ryou Bakura se ha enamorado y no puede negarlo.

Escucha un par de voces, su compañera de al lado ha preguntado si se siente mal, él sonríe, agradece el gesto de preocupación, al final niega, pero antes de que él mismo corte con la conversación la campana suena dando por finalizado las clases, toma sus cosas y sale primero aunque no se va del campus, como de costumbre le espera para verle salir, pero esta vez le ve junto con Jonouchi Katsuya y Hiroto Honda, un par de chicos que desde que había llegado a la escuela supo no solo por la facha con la que vestían al portar mal el uniforme si no por su carácter que eran un par de bravucones.

Les siguió manteniendo la distancia, nunca había visto a los tres compartir algo, pero desde hace días la relación de los tres chicos había mejorado, pensó que había sido algo extraño, también creyó que le estaban extorsionando pero cuando vio que los tres habían parado cerca de un expendio a esperar a Jonouchi quien salía con tres paletas heladas comprendió que tal vez realmente se habían vuelto amigos, suspiro, sus hombros habían bajado, la pesada carga que sentía tener por el temor de que aquel chico por el que había caído sufriera de acoso se había ido, y sin más se fue a su casa hiendo de largo sin saludar aunque los tres chicos le llamasen.

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Como de costumbre su enorme casa estilo inglés de tres plantas se hallaba vacía, vivía solo, su padre un reconocido arqueólogo siempre viajaba y su madre había muerto cuando esta le dio a luz.

Miro la sala, como de costumbre rechinaba de limpia, al final fue a su habitación, a pesar de lo enorme que era la vivienda solo ocupaba la cocina y su cuarto junto a la ducha y baño de este, las otras cinco habitaciones le parecían un enorme desperdicio siendo que no había nadie más.

Dejo la mochila caer en el piso de la alfombra, se dejó caer en la cama, miro el techo blanco, a pesar de que era su propia habitación no tenía nada que le hiciera diferente a alguna de las otras habitaciones, no era de colgar posters, o llenarla con algún objeto en particular, miro su móvil como de costumbre, un mensaje de su padre, el único contacto que tenía en este siendo que él mismo se reconocía poco sociable y es que lo sabía, lo peculiar que era su apariencia, y lo atrayente que podía ser para algunos.

Ya lo había vivido en Inglaterra, personas que solo le hablaban para usarlo como un accesorio más, ya sea como amigo o como novio en turno, tantas malas experiencias le habían hecho creyente que nadie se fijaría de quien era de verdad lo que había hecho aparentemente cerrar su corazón, al menos eso creyó, porque no pensó que se fijaría en alguien de lo más inverosímil debía de reconocer.

Miro la Pc de su escritorio, luego miro el reloj de la pared, aún faltaban dos horas para que la persona que le gustase estuviera en línea, si, Ryou Bakura se había enamorado de alguien que había conocido en línea, pero a diferencia de aquellas historias de amor a larga distancia que les separaba miles de kilómetros la persona que había ganado su corazón vivía en la misma ciudad, es más parecía risible el hecho, iban en la misma escuela y mismo salón, tenían la misma edad pero nunca habían hablado en persona solo por el chat privado de aquel mentado Juego del cual se había vuelto reacio a dejar por miedo a perderle, Monster World.

Yugi Mutou un chico bajito, de un 1.56 de altura que tenía un peculiar tono de cabello era el chico de quien se había enamorado sin querer y es que fue la convivencia diaria entre el juego que tuvieron lo que les hizo desarrollar sentimientos de compañerismo que prontamente él supo que era amor al ver como dentro del día lo que más añoraba era su compañía.

Ante su curiosidad no pudo evitar investigar un poco más sobre el usuario que portaba el avatar de Domador de Bestias, no tuvo que indagar mucho puesto que era un jugador innato por lo que era reconocido en varios foros, por lo que el dar con el paradero del chico no fue muy difícil para él.

Solo tres días de investigación dentro de los diferentes grupos en los que estaba le bastaron para dar con la persona que tanto añoraba conocer, solo bastaron dos datos cruciales y entonces la verdadera investigación daría comienzo; Escuela preparatoria de Domino City, segundo grado, grupo B.

Mismo grupo y mismo grado, parecía que Ra le sonreía o tal vez se burlaba de él.

En su faz se dibuja una media sonrisa que al final muere, no sabe cómo sentirse, nunca imagino que le atrajese un chico siendo que ya había tenido novias con anterioridad pero esta vez no es él el elegido por una chica linda que quiere lucirlo como vil adorno, es él que por primera vez siente interés en alguien más y aquello le abruma aún más porque ambos son hombres pero ahora mismo está harto de muchas cosas, Ryou solo quiere ver que diantres le está pasando y dejar morir aquella sensación de vacío que le aqueja, se muerde el labio inferior, comprende que lo primero que le aqueja es su cobardía siendo que cuando supo que era ese chico la persona que le gustaba no se atrevió a decirle nada, y de ello ya tres meses.

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Suspira, ve las manecillas del reloj pasar, esa noche no está en línea y aquello le inquieta, le pone ansioso porque a pesar de todo realmente se siente solo y quiere al menos su compañía, porque a pesar de no hablar con él en persona le añora, pero comprende que es cobarde y los pensamientos del pasado vuelven abrumándole, no quiere ser usado como antes lo fue, Inglaterra le trae malos recuerdos, en realidad todas las ciudades que ha visitado con su padre le han traído malos recuerdos, la historia siempre es la misma, el montón de chicas que le miran, que se acercan y al final la mentada declaración de amor que le quiere hacer vomitar puesto ¿Cómo pueden decirle que le aman si apenas se han visto? Solo llevan un par de horas ¿Qué demonios les pasa? Pero tampoco es como que realmente quiera saberlo, dar su corazón tan a la ligera le parece absurdo, es como desecharse así mismo, regalarse tan fácilmente y comprende entonces que tal vez solo es una forma de auto justificar el hecho de que él ha cerrado el suyo, pero aquella puerta de metal que ha colocado, un chico, un simple chico que comprende no ser tan simple puesto que ha ganado su estima se ha colado y le ha hecho pensar en su persona día a día después de una semana en conocerse.

Escucha el bip de una nueva invitación, al parecer hay una misión donde quieren que él vaya pero a él no le interesa Monster World, no sin él, y entonces comprende que esto no puede continuar así.

Lovely Boy【Heartshipping】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora