Lovely Boy【Heartshipping】

VIII

Ni un mensaje, ni una llamada, él tampoco ha ido a verle teme lo peor, que le rechace, que le tenga miedo de solo mirarle y aquello le duele porque reconoce que no debió hacerlo aún, al menos en ese momento donde su corazón estaba tan susceptible pero no podía evitarlo, algo dentro de él le insto a hacerlo, comprende que ya ha pasado mucho tiempo de ese sentimiento unilateral pero también piensa en la natural reacción del chico por quien gusta, siendo que, nunca le ha dicho que siente algo por él hasta ahora y no fue de la mejor forma la que opto debía admitir.

Lleva sus yemas de los dedos a sus labios al recordar el beso, comprende que no fue seguido pero aun así puede recordar la suavidad de ellos, suspira, no puede evitar sentirse un pervertido por recordar cada detalle de él siendo que aun a su mente la imagen de él en su ropa le sigue aquejando en las noches de la misma forma que la imagen de como huyo de él también le persigue.

Su rutina vuelve a la de antes, salir al supermercado y comprar los víveres, no tiene con quien salir, aunque aún tiene un par de números anotados en sus libretas de apuntes, antes de salir algunas chicas los anotaron por si quería conocer la ciudad, pero él no quiere eso, solo quiere salir con una persona, tal vez con Katsuya y Hiroto también se le haría la ida agradable, pero para él, ahora mismo comprende que el estar enamorado solo le llena de una sola persona con quien quiere estar y esa es Yugi Mutou a quien asusto de la peor forma, al final se recuesta en su cama mientras deja el reproductor del móvil encendido, no le molesta que se descargue la batería al fin de cuentas nadie le llamaría.

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La casa está en silencio, le ha marcado al móvil pero no contesta, comprende que su relación nunca fue muy cercana por ello no le sorprendió que un día le dijera que quisiera vivir por su cuenta, aun así a pesar de la lejanía trata de facilitarle algunas cosas y ayudarle en lo que puede, él estar en un lugar fijo tal vez pueda ayudar a su hijo a abrirse como no pudo hacerlo al estarlo acompañando en sus viajes, si bien no podrá quedarse mucho tiempo quiere ver como se encuentra pero al ver las luces apagadas del primer piso imagina que ha salido, aun así se mueve a la segunda planta y rápido divisa su cuarto siendo que cuando le mostró la casa aun recordaba como su hijo sin animo alguno había tomado la primer puerta de la derecha.

Abre la puerta y mira a su hijo durmiendo, las luces están apagadas, nota el leve brillo de las pegatinas en forma de estrellas en la esquina de la cama, divisa algunos póster y comprende que hasta su hijo puede comportarse como un simple adolescente de su edad al reafirmar sus gustos en la pared de su habitación.

Se acerca hacia él, mira el móvil a un costado, le ve descargado y con ello comprende que el chico se ha dormido con la música encendida por lo tanto la batería había muerto sin darle lugar a recibir sus llamadas. Suspira y al final deja la habitación, tomara un baño y se cambiara, no estará más que un día, no le apetece cocinar, tal vez ordene pizza para cenar.

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Se levanta con pesadez, odia dormir de día siendo que le da jaqueca, pero el ruido del televisor le alerta, en ese instante se arrepiente de no tener algún bate consigo, ve el móvil, esta descargado, toma el cargador y le conecta mientras decide asomarse y ver quien le acompaña.

El canal de historia está puesto, el olor a pizza llega, reconoce al instante el cabello de su acompañante, suspira, siendo que ya había planeado correr todo lo que dan sus pies por si alguien más había entrado y así llamar a la policía, comprende que su imaginación a veces le cuesta demasiado al jugarle tales bromas pesadas.

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–No avisaste que vendrías.

–Me encontraba cerca y pensé venir a ver como estabas, además trate de contactarte pero tu móvil parecía estar apagado –contesta mientras muestra la caja de pizza para ofrecerle, el albino suspira y reconoce que a la próxima lo deja conectado, toma asiento junto a él.