Capítulo 7. "¿Te acuerdas de Stratford?"

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*Solo pediros antes de nada que por favor lean la nota del final, espero que les guste.

Narra _____:

"¿Hacer el qué?" Pregunté muy nerviosa. Agarré mi arma por el mango con la mano que tenía puesta encima de ella. No me podía creer estar viviendo esta situación, jamás en mi puta vida me imaginé que esto me pasaría a mi.

Justin alzó la pistola y se la acercó temblorosa a su sien, sin llegar a tocarla. Pero sabía que un paso en falso le llevaría a rozar su sien.

"Justin, por favor, suélta la puta arma." Dije alzando la voz. Mi corazón me iba a mil, lo notaba que no cabía en mi pecho y quería sacármelo para dejar de sentirme de esa forma. Me gustaba esa sensación cuando era de nervios por él, por algo romántico o bonito, pero en estos casos, no me gustaba nada.

"Dame una razón para hacerlo." Dijo con los ojos brillantes.

Saqué la pistola y lo apunté, gracias a Dios no hizo nada y se quedó como estaba. En caso de que hiciese algo, pensaba ser más ágil y rápida y darle en la pistola, en la mano o en el brazo con tal de que no se disparase a él mismo mortalmente.

Medité mucho lo que me pedía, tenía que darle una buena razón, la necesitaba y sabía cuál era, por muy egocentrica que pareciese, me daba igual, la sabía, me la había repetido una y mil veces, al oído, en gritos, en susurros, por mensajes, hablando, sin venir a cuento, me lo había dicho y era el momento de usarlo.

"Yo." Dije muy seria. "Yo soy tu razón." Di un paso, del cuál no se dio cuenta realmente y me miró a los ojos. Se quedó callado, como si no fuese motivo suficiente o esa escueta respuesta no le fuese aclarando las cosas. "Por que me quieres, ¿no es así?" Las lágrimas se acumularon en mi ojos, como las de Justin. Di otro paso. "Porque quieres casarte conmigo y tener hijos." Añadí, mi labio inferior temblaba. Di otro paso. Estaba a varios pasos de él. "Quieres que haya muchos Marios y que se les distingan por el apellido, te gustaría eso, ¿verdad?" Di otro paso mientras me refería a la charla que tuvimos antes.

Las lágrimas cayeron por las mejillas de Justin lentamente, una detrás de otra, sin prisas, pero sin pausas, parecían acariciarle la piel dulcemente como una madre contempla a su bebé dormido. Se veían débiles y frágiles.

"Porque nos vamos a fugar." Dije y fue cuando Justin parpadeó por primera vez desde que lloraba. "Porque nos vamos a ir lejos de aquí cuando arreglemos todo y vamos a ser felices, tú, yo y nuestros hijos. Tendremos para hacer un equipo de fútbol." Sonreí, dejando caer mis lágrimas por fin y dando otro paso. "Porque en realidad somos unos cabrones los dos y aún no le hemos dicho a los chicos que nos vamos a ir para no volver." Reí, Justin hizo el amago de sonreir, tirándo una milésima de segundo de sus comisuras.

Di otro paso. No me creía que Justin no se percatase de que cada vez estaba más cerca y yo con mi pistola en alto, apuntándole. Parecía estar en un trance, ni siquiera lo creía capaz de querer morir ahora que estábamos tan cerca de nuestra próxima vida. No parecía él.

Me atreví a dar un paso más y quedar justo a la altura en la que tenía que bajar mi arma para no darle a Justin con ella. Estaba lo bastante cerca como para incluso besarlo. Lo miré a los ojos. Tenía la cabeza bien alta y me miraba agachando simplemente la vista, con la pistola todavía ahí.

"Y porque yo te quiero y sin ti no voy a querer vivir." Tragué saliva. "Y tu no quieres que yo muera, ¿no?" Le pregunté.

Justin me miró durante unos segundos, llorando, parecía ser dirigido desde algún lado, como si fuese un robot, pero el dolor en su mirada me lo hacía ver más real que nada en ésta vida. Negó con su cabeza y rompió en llanto, viendo como le iba a caer la pistola y de un manotazo la tiré lejos de nosotros, pensando que iba a dispararse sola, pero al parecer tenía el seguro puesto y él ni se había dado cuenta.

Fuga |j.b.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora