CAPITULO 2 "ÚNICO"

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El silbido de la flecha al ser soltada, avecinaba que algo malo estaba por pasar, el arcángel Ludwig acababa de soltar esa flecha la cual viajaba a una velocidad sorprendente.

La meta de la misma, era traspasar a ese demonio blanco que estaba justo enfrente de su persona. Como un estruendo se escuchó el grito y aletear de las alas del joven ángel, este aleteo era tan fuerte que desvió el destino de la flecha, salvando de la extinción a Iván. Había sido todo tan rápido que ninguno de los tres entendía bien que era lo que estaba pasando.

Sorprendido el arcángel miró a Alfred, vaya poder que tenía este con sus jóvenes alas, sin duda sería un fuerte guerrero celestial en poco. Aun así no podía comprender la razón por la cual Alfred había desviado la flecha y más que nada por qué había salvado a ese ser infernal.

Asustado por la cara de incredulidad de Ludwig, Alfred bajo su rostro y apretó sus puños, sabía que había actuado de una forma incorrecta, su deber era exterminar a todos los demonios que atormentan a los humanos, ahora había salvado la vida de uno.

– No lo mates Ludwig….por favor– murmuro con una dulce voz suplicante.

–Pero ¡¿qué estás diciendo?! Alfred… si sabes que él es un demonio, debemos acabar con él. ¿Por qué me pides eso?, no lo entiendo–

–Ni yo…solo, no deseo que muera–

–Lo siento, yo... no puedo permitirme eso, va en contra de lo que hago–

–Por favor, no lo hagas, él es diferente–

–No sé qué clase de poder sea el suyo o que hizo en ti para que creas eso, ningún demonio es diferente, todos son iguales–

– No lo son, él es diferente–

–No puedo – de nueva cuenta apunto la flecha hacia ese blanco demonio, mismo que solo le miraba con aquellos ojos amatista, tan hermosos.

Iván miraba fijamente al arcángel, pero su atención se desvió hacia ese rubio suplicante que pedía piedad por una vida que, para los seres de dios, no valía la pena. Vaya criatura del señor, tan ingenua y tan tonta por salvarle, aun así su vida estaba por ser concluida por ese arcángel fortachón, se veía tan fuerte y lleno de poder que en verdad le daba rabia tener que morir en manos de un ángel como él.

–¡No!, ¡no lo hagas Ludwig por favor! –continuo suplicando y corrió hasta donde estaba el albino, se plantó frente siendo el blanco de esa flecha.

El poderoso arcángel bajo la flecha – Alfred, muévete por favor, no seas un ángel desobediente, aun eres muy joven– ese demonio al parecer algo había hecho que Alfred consideraba como bueno. No podía dejarle vivir a pesar de ello – Alfred…. –

Aquellas hermosas y grandes alas cubrieron la vista de Iván, Alfred estaba interponiéndose entre el arcángel y él, eso era un disparate, ¿cómo podía hacer eso ese ángel? ¿Defender la vida de un demonio?, era algo inaceptable, por algo existían los ángeles, eran para alabar a dios, defender a los hijos humanos entre otras cosas, no para dejar vivir  a los sonsacadores de los seres humanos. Algo no encajaba en ello, en parte no le gustaba, pero ver titubear al arcángel fortachón, esta vez tomaría ventaja de la ingenuidad de un ángel para huir.

Entonces Iván extendió su brazo, chasqueo los dedos y sonrió maliciosamente por detrás de Alfred. De repente empezó a distorsionarse la imagen de Ludwig, hasta que todo se volvió completamente gris y en cuestión de segundos volvía a verse una imagen borrosa de lo que era un extraño lugar. En un abrir y cerrar de ojos, tanto el ángel como él desaparecieron de la vista de Ludwig.

Ambos habían aparecido en otro lugar, un terreno solitario, sin árboles, donde solo se veía la noche junto a una luna carmesí, Iván había usado esos poderes que tenía para trasladarse a otro sitio lejos del arcángel y llevándose a Alfred consigo.

– ¡ALFRED! – gritó el bello arcángel, miro hacia todos lados buscándolos, pero ninguno estaba ahí. Este se tocó la frente muy asustado, su deber era cuidar y enseñar a ese ángel y ahora había desaparecido, peor aun, había sido secuestrado por un demonio, estas cosas no debían pasar y San Miguel iría a reprenderle. Debía hallarlo y pronto, antes de que ese diablo le tocase.  Con ese objetivo en mente voló hacia el cielo y empezó a buscarle, mirando a todos lados, pero no había señal alguna de este. Debía solicitar ayuda, la vida de un ángel estaba en juego y no podía darse el lujo de perder tiempo, así que decidió regresar al paraíso y buscar ayuda.

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