Él

// CAP 2 //

          

Yo vivía en el ático de un edificio central. Un par de litografías y óleos de artistas muertos ocupaban mis paredes y los muebles de caoba contrastaban con el corte contemporáneo de la vivienda.

Era entonces notable que no me faltaban recursos económicos, pues mis difuntos padres me reservaron una herencia para vivir cómodamente durante toda mi vida.

No necesitaba que el hombre maleducado que excitaba todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo me cediese una beca en su escuela de arte. Pero el hecho de que igual pensase que me la merecía, me tentaba a marcar esos nueve números en el teclado de mi teléfono.

Y no me iba a engañar; el hecho de que fuese él, al que llamaba hombre pese ser aún un chico, quien me hubiese dejado su número, sumaba una cantidad importante de puntos.

Tras divagar en pensamientos unos segundos decidí llamar y, tres pitidos después, esa voz aterciopelada, masculina, me contestó con un "diga" entrenado y profesional.

—Eem...— traté de hablar.

—Hola chico de la galería— el tono cambió casi imperceptiblemente.

El nerviosismo se estaba apoderando de mi cuerpo, pero era lo suficientemente controlado para que no se me fuese de las manos.

— Hola— traté de parecer seguro— le llamaba para coger una cita.

— Que formal querido— me chocó que me apodase de ese modo— te he de confesar que pensé que no me ibas a llamar.

— Es que tengo muchas ganas por probar algo nuevo. Tengo un amigo que dice que es muy excitante.

— Ya veo— pronunció un sonido pensativo— quedemos en el casco viejo, conozco un lugar exquisito. Número 29 de la calle de los Herreros. A las nueve de la noche.

— Eem... claro.

Pero el otro lado de la línea se había cortado antes de que pudiese oír que yo accedía.

Era extraño que quisiera verme en un lugar fuera de la escuela para entrevistarme. Supongo que no podía considerar esto como algo fuera de lo normal, teniendo en cuenta el excéntrico personaje que protagonizaba el hecho.