Capítulo 3

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-Dijiste que por siempre estarías a mi lado. Bien, ¿en dónde estás ahora?

-Estoy aquí, Nat-Me responde.

Inmediatamente giro la cabeza y encuentro a mi esposo sentado a mi lado en el sofá.

El silencio se hace eterno. Ninguno aparta la mirada de los ojos del otro por varios segundos, hasta que decido romper ese contacto entre ambos.

-Creo que finalmente enloquecí –Susurro y me pongo de pie.

Me dirijo a la cocina por un vaso de agua para calmar mis nervios, pero al llegar me lo encuentro ahí.

-¿Puedes verme? –Me pregunta emocionado.

-No.

La expresión de Jon ante mi contestación me causó mucha gracia y no pude evitar soltar una pequeña risa.

-Finalmente lo logré. Estaba volviéndome loco. Nunca te dejé sola, lo juro.

-Solo eres producto de mi imaginación. No estás aquí –Me digo a mí misma en voz alta.

-Amor, solo escúchame –Me suplica.

Niego con la cabeza y cierro los ojos. Tengo ganas de echarme a llorar. Lo más lógico es pensar que me he vuelto loca, pero una parte de mí quiere creer que mi esposo realmente está conmigo en la cocina. Pero si me entrego a esa fantasía podría acabar perdiendo todo registro de la realidad y terminar encerrada en algún manicomio.

-No eres real.

Lo veo abrir la boca, listo para protestar, pero el sonido del timbre nos interrumpe. Extrañada, miro el reloj de la cocina, no imagino quién puede venir a visitarme a esta hora.

Dejo de ponerle atención a Jon y me encamino a la sala. Antes de llegar a la puerta de entrada, la figura de mi esposo vuelve a aparecer, pero esta vez luce enfadado. Sus puños están apretados y su mandíbula tensa.

-Ni se te ocurra abrir esa puerta, Natalie –Dice con los dientes apretados.

Supongo que echó una miradita del otro lado antes de que yo llegara. La curiosidad me puede, como siempre.

-¿Quién es? –Pregunto en voz alta, dirigiéndome al recién llegado.

-¿Natalie? Soy... Richie.

Abro la puerta de un tirón, más por el shock que me causa su presencia que por las ganas de verlo. Y sí, efectivamente es él.

-Perdón por aparecer así de repente, pero necesitaba verte y saber que estás bien –Me dice algo incómodo.

Por la forma en que balancea sus pies y mantiene sus manos en los bolsillos de su abrigo me hace saber que su visita se trata de algo espontaneo. Cuando vuelvo la vista a sus ojos lo descubro examinándome entera, pero no de una forma lasciva, sino como lo hace una persona que no te ve en mucho tiempo.

-¿Y bien? –Es lo primero que le digo.

-Te ves fatal.

-No me refería a eso –Respondo algo avergonzada e intento esconderme un poco detrás de la puerta.

-Oh... Lo siento –Él también se ve apenado- ¿Puedo pasar? Sé que no es un buen horario para recibir visitas, pero...

-De ninguna manera –Contesta Jon de manera tajante.

-Seguro –Digo yo, solo para llevarle la contra a ese tonto fantasma imaginario.

Richie se sorprende ante mi respuesta, pero parece complacido por mis palabras. Me hago a un lado para dejarlo pasar. Tal vez si me concentro en otra cosa, mi cabeza dejará de hacerme ver apariciones.

Despierta (Jon Bon Jovi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora