Despierta (Jon Bon Jovi)

Capítulo 7

Abro los ojos y vuelvo al cerrarlos con fuerza cuando la potente luz me provoca un dolor punzante en la cabeza. Me lleva algunos segundos recordar lo que pasó. Es como un Déjà vu.

Estaba hablando con Jon cuando empecé a sentirme mal, tanto que pensé que estaba muriendo.

¿Estoy muerta? No lo creo, el dolor de cabeza y varias molestias en el resto del cuerpo son señales suficientes de que sigo con vida.

¿Qué pasó entonces?

Con mucho esfuerzo, vuelvo a abrir los ojos. Todo es demasiado blanco, la ropa de cama, las cortinas, las paredes, el techo... ¡Estoy en el hospital!

Mi mirada se posa en una figura masculina. Está de espaldas a mí, mirando por ventana.

Muchas preguntas me invaden. ¿Cómo llegué aquí? ¿Quién me encontró? ¿Qué fue lo que me ocurrió como para terminar hospitalizada?

Intento moverme, pero es una tarea difícil. Noto que estoy conectada a algunas máquinas. Me doy por vencida, no puedo sola.

-Disculpe... -Mi voz sale ronca y en un susurro, apenas la reconozco.

Él voltea inmediatamente y se acerca a paso veloz. Está casi sobre mí.

-¿Estás despierta? –Me pregunta con desespero, como si no diera crédito a lo que ve.

-¿Dave? –Reconozco a mi hermano- No llores –Le pido dulcemente. Mi voz suena un poco mejor que la primera vez.

-Estás despierta, Tali –Susurra para luego limpiarse la cara con la manga de su camisa.

No me da tiempo a responder. Se abalanza sobre la puerta y sale corriendo a toda velocidad. Antes de que mi cabeza termine de formar una idea de lo extraño que es todo, él vuelve a entrar y se coloca a mi lado.

-Todo está bien. No te preocupes –Toma delicadamente mi mano y deja un tierno beso en los nudillos.

-¿Qué ocurre?

-Vaya, esto sí que es una agradable sorpresa –Pronuncia de forma alegre, al ingresar al cuarto, un hombre con bata blanca. Supongo que es el doctor - ¿Sabes cómo te llamas? –Me pregunta con voz calma.

-Natalie Bongiovi –Respondo con firmeza.

El hombre simplemente asiente con la cabeza antes de pedirle a David que nos deje solos para poder examinarme.

Mi hermano me mira una vez más, buscando una respuesta. Le indico que todo está bien, que puede marcharse.

Todo parece estar bien cuando el doctor termina con el pequeño chequeo. Se lo observa gratamente sorprendido.

-Esto es maravilloso. Pareces completamente recuperada, aunque ordenaré un análisis completo –Me explica mientras anota unas cosas en el parte médico.

-¿Qué fue lo que me pasó? –Pregunto impaciente. Necesito respuestas.

-¿Qué es lo último que recuerdas? –Me analiza con la mirada.

Dudo un momento. No estoy segura de que lo más sensato sea decirle que estaba hablando con el espectro de mi difunto esposo antes de venir a parar aquí.

-Yo... -Comienzo a decir antes de ser interrumpida.

-¡Nat! –Grita Jon con desespero, entrando en el cuarto.

Detrás de él viene David, quien intenta detenerlo aunque le resulta imposible.

Jon se ve diferente, parece cansado y como si hubiese envejecido diez años. Su cabello está largo y descuidado. Una barba como de siete días, mínimo, cubre su hermoso rostro. Mis ojos vuelven a encontrar los suyos y veo como las lágrimas resbalan por sus mejillas.