Capítulo XX

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Nuestro líder ha desaparecido...

Kuroko leyó la nota varias veces, sin siquiera poder creer lo que decía. Miró hacia el frente, y después a la nota nuevamente, después a la derecha e izquierda, y volvió a la nota. Pese a que estaba en su propia habitación no podía sentirse seguro por completo

Un suave toque sonó desde el otro lado de la puerta, pero ni siquiera se molestó en responder, aunque no fue necesario, puesto que casi al instante, la puerta se abrió

-Kuroko, he vuelto - suspiró con tono cansino Midorima, ingresando en la habitación y cerrando la puerta detrás de él -. ¿Qué pasa? - preguntó ante su silencio

-Kagami kun...

-¿Qué...?

-Kagami kun me envió ésto - respondió Kuroko encarando al peliverde con un pedazo de papel en las manos -. Mira. - extendió el papel hacia el contrario, quien lo tomó rápidamente y dió un vistazo al mismo

-¿Qué es ésto? - preguntó levantando un poco la nota

-El líder de los híbridos ha desaparecido - respondió Kuroko, quitando la nota de las manos de Midorima. Se le veía demasiado alterado -. Pasó hace poco. La nota apenas la recibí hoy... Pero, ¿cómo es posible que...?

-Perdona la interrupción pero... ¿De quién o de qué hablas?

-Furihata Kouki. El líder de los híbridos. Desapareció. - Midorima frunció el ceño, deshaciéndose de los lentes para frotar el puente de su nariz, finalmente los lanzó sobre el escritorio del peli celeste y se dejó caer en un sillón

-Jamás pude congeniar con él - murmuró, golpeteando el suelo impacientemente con una de sus botas -. Es demasiado inmaduro. Aunque no es como si me importara realmente, pero no puedo creer que ese chico haya llegado a ser líder, - un atisbo de molestia se instaló en su voz - vaya estupidez.

Kuroko guardó la nota finalmente. Con toda aquella conmoción había olvidado algo muy importante

-¿Cómo... Cómo estuvo? - preguntó Kuroko. Desde su lugar, pudo ver cómo los ojos del peliverde se cerraban con fuerza

-No pude... - musitó con dificultad - ni siquiera fui capaz de hacer...

-No - interrumpió Kuroko dirigiéndose a si lado y colocó una de sus manos en la espalda del peliverde -. No es tu culpa... Hiciste lo que pudiste y...

-Ni siquiera fue suficiente - Midorima frotó su rostro con evidente frustración -. No se qué hacer... Ya no sé.

Tetsuya abrió los labios, intentando que de éstos brotaran palabras que hicieran sentir mejor al peliverde, pero no tenía nada. No podía pensar en nada que pudiese, por lo menos, hacer que Shintaro detuviera su propio malestar.

-Saldremos de ésto. Muertos ya estamos, ¿no?

Aquella voz los sobresaltó a ambos, tanto como a Kuroko como a Midorima. Al levantar la vista vieron a Murasakibara recostado en las paredes del rincón de la habitación.

-¿Nos escuchaste? - preguntó Kuroko, exceptuando el hecho de que la puerta de su habitación había estado cerrada todo ese tiempo

-Sí. También Kise chin... Está escuchado afuera.

Kuroko ni siquiera había reparado en ello. Cuando se dirigió a abrir la puerta se encontró al rubio con los ojos inundados en lágrimas. Casi a punto de explotar

-¡Midorimacchi! - exclamó el rubio rodeando a Tetsuya y dirigiéndose al peliverde que aún se encontraba en aquel sillón. Los ojos de Midorima estaban escondidos tras su flequillo -. Todo estará bien... - murmuró poniéndose de rodillas frente a él, y abrazándolo en el acto

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