Capítulo XXX

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Akashi estaba sentado al pie de las escaleras. Su mirada estaba perdida hacia la nada, así que no reparó en la presencia que se había sentado junto a él.

- Akashi-kun, ¿Estás bien? -preguntó Kuroko, logrando que este se sobresaltara un poco

- Tetsuya, ha pasado un tiempo desde que me has dado un buen susto -dijo esbozando apenas una sonrisa-. Estoy bien. Algo... ¿Cómo decirlo? Ni siquiera estoy muy seguro.

- El príncipe es muy bueno. No pensé nunca que se interpondría entre una flecha de plata y tú -dijo Kuroko sonriendo con ligereza.

- Tampoco yo lo pensé. Ese chico... ¿Es importante para Shintaro?

- Hasta dónde sé, Midorima-kun está enamorado del príncipe. Y él también.

- ¿Es así? Vaya, me alegro.

- ¿Lo haces?

- Sí.

Akashi no vió la expresión de Kuroko, pero sabía que este estaba sorprendido. Pronto se formó un pequeño silencio entre ambos, mismo que se vió interrumpido por unas pisadas en la escalera. Desde la parte superior, Furihata y Himuro venían bajando las escaleras mientras sostenían lo que parecía ser una conversación. Pero esta se detuvo hasta que los híbridos repararon en la presencia de los vampiros.

- Kuroko, ¿Puedes decirme dónde está Atsushi? -preguntó el chico de cabello negro. El mencionado asintió y tras hacerlo se levantó

- Te llevaré con él.

No era necesario que lo hiciera. Con decirle a Himuro dónde estaba bastaba, o eso es lo que pensó Akashi cuando se quedó a solas con Furihata. De todas maneras, el híbrido no dijo nada, solamente estaban allí en completo silencio, mirándose furtivamente, antes de que el castaño decidiera reanudar su caminata

- Gracias -dijo Akashi en un tono de voz no muy elevado, mismo que provocó que el castaño se detuviera-. No tenías porqué hacerlo. Ni tú ni él. No tenían porqué protegerme. -hubo un momento de silencio, en donde solamente se escucharon los pasos del híbrido caminando de regreso hacia él.

- Volvería a hacerlo -dijo Furihata extendiendo una mano hacia él. Akashi sin titubear, la estrechó con la suya. Tras soltarse, el pelirrojo decidió levantarse.

- ¿Quieres tomar algo? -preguntó Akashi.

- Gracias, pero no me gusta la sangre -respondió el castaño

- Tonto -Akashi negó con la cabeza intentando ocultar una sonrisa-. Tengo vino en la cocina, ven. Todo esto me tiene los nervios alterados.

Furihata soltó una carcajada.

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Cuando Takao despertó a la mañana siguiente, se dió cuenta que estaba completamente solo en la habitación. El lado de la cama en donde Midorima había estado antes estaba con arrugas en la sábana.

Con dificultad y sin mover el brazo izquierdo, se levantó de la cama, dirigiéndose a una de las ventanas mientras saboreaba en su boca un amargo sabor. Tras correr las cortinas encontró que en el patio se encontraban instalados los híbridos, quienes se encontraban bastante activos merodeando por el lugar. Takao se preguntó si se quedarían allí con los vampiros por más tiempo, así que sin más, se dispuso a salir de la habitación y bajar.

Había mucho movimiento en la casa, pues diferentes personas iban y venían de una habitación a otra, y en el desván habían muchas cosas amontonadas. La puerta estaba abierta, así que se dirigió a esta notando al llegar a Midorima de espaldas hablando con varias personas entre las cuales distinguió a Kuroko, Kise, Furihata y Akashi. Cuando repararon en su presencia, invitaron al príncipe a acercarse a ellos.

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