Capítulo X

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Los pies de Midorima descansaban en el borde de la ventana, estando su cuerpo situado a lo largo de su cama. Pese a tenerla, no dormía, por lo que sus días y noches eran realmente largas, perdurando de ésta manera en la eternidad. En su eternidad.

Un suspiro escapó de sus labios, y su mirada lucía perdida, fija hacia la nada. Sostuvo su garganta, sintiendo una leve resequedad así que se incorporó. Al lado suyo, sobre una pequeña mesa se encontraba una copa llena de sangre. Roja, espesa y vívida sangre.

Sus ojos se fijaron en ella como si fuese la cosa más interesante del mundo, y en cuestión de segundos la sujetó en sus manos. La llevó directamente hacia sus labios y tomó solo un sorbo.

Al sentir su sabor, arrojó la copa lejos de sí, haciéndola estallar contra la pared, al mismo tiempo que devolvía la sangre que se había quedado atascada en su garganta

"Shin chan..."

Escuchó la voz de Takao resonar en su mente y cayó de rodillas al suelo, arremetiendo puño tras puño en aquella base

-Vaya, vaya. ¿Pero que es todo este desastre, Midorimacchi? - pregunto Kise desde la puerta, sosteniendo como siempre aquella sonrisa psicópata

-Déjame solo - ordenó Midorima desde el suelo

-¿Donde estuviste ayer? - preguntó el rubio ignorando las palabras del contrario

-Kise, te he dicho que me dejes...

-Lo mismo me pregunto con Kurokocchi... - habló de nuevo, haciendo que el peliverde se quedara en silencio - No volvió en toda la noche. Sé que es un hábito suyo desaparecer pero... - su mirada vagó por la habitación y cerró la puerta detrás de sí - es... Inusual ¿No crees, Midorimacchi? - preguntó colocando ésta vez su atención al peliverde.

-¿Ya le preguntaste a Akashi? Él siempre está donde no le llaman - dijo en tono serio mientras se levantaba

-Por supuesto que no - respondió Kise en un tono indignado - ¿Qué tal si a Kurokocchi se le dió por tener sus aventuras? ¿Que Akashicchi lo supiera? Ni hablar - alegó, sentándose en la cama

-¿Aventuras? Dime ahora de qué diablos estás hablado, Kise...

-Todos tenemos nuestros secretos, Midorimacchi. Algo así como que yo estoy enamorado de un Híbrido, cuya cualidad es ser mitad humano y mitad pantera, aquel que lleva por nombre Aomine Daiki. - respondió Kise mirando los ojos furiosos de Midorima fijamente - A pesar de que te lo conté, sigue siendo un secreto, Midorimacchi... - susurro esto último en su oído tras haberse movido fugazmente - Entonces, ¿que piensas hacer? ¿Cuál es la decisión de nuestro futuro líder? - preguntó el rubio colocando sus manos en los hombros del contrario

-Estás extremadamente conversador... - dijo Midorima, intentando en el acto, encontrar alguna respuesta para las interrogantes del rubio

-Oh, mi querido Midorimacchi... - susurró mordiendo su oreja - Yo siempre lo sabré - agregó antes de soltarlo y dirigirse a la salida - Es curioso... - murmuró Kise antes de abandonar la habitación. Midorima se giró un poco para verlo - Hace un par de días no dejabas ni una sola gota en la copa, y ahora... - señaló con la mirada la copa hecha pedazos en el suelo - ¿Ya no te satisface? - preguntó antes de finalmente salir

Midorima apretó los puños en su lugar.

No, ciertamente ya no era suficiente. No después de haber consumido tan exquisito manjar en aquel castillo...

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-Tengo que irme ya - susurró Kuroko mientras aún era abrazado por el pelirrojo

-¿Cuando será el día en el que despiertes para decir "buenos días, cariño?" o cosas así? - respondió con voz soñolienta Kagami

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