Capítulo XXIII

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Midorima lanzó un bufido tras juguetear impacientemente la copa de vidrio que tambaleaba frágil entre sus manos inquietas. La familia de Akashi lanzaba argumentos sobre atacar al clan de Haizaki, mientras que Kuroko planteaba junto a los suyos, un acuerdo de paz con el mismo. El resto de las familias no solían ser de mucho apoyo, pues únicamente asentían o negaban ante el debate que los chicos de cabello rojo y azul sostenían.

La mirada perezosa y desinteresada de Murasakibara no le estaba ayudando en nada. Había dejado al príncipe Takao solo, tras una de las mejores noches de su vida. Solo por esto.

En un rincón de la habitación estaba Kise. Hablaba con un tono de voz bajo a uno de los suyos, a pesar del disturbio que generaba gran escándalo en la sala. La familia de Kise solía ser la menos integrada a aquella alianza, eran sumamente reservados en lo que hacían y decían. Pese a que su líder (Ryota) era lo opuesto a ello

El golpe que resonó en toda la sala fue lo que provoco que las voces cedieran. Shintaro había sido el responsable de aquello, por lo que tras aclarar su garganta, hablo:

-Lamento contradecir a los Akashi, pero me temo que no puedo permitir una guerra. No una que iniciemos. No… no por ahora

-¿Sabes lo que dices, Shintaro?- exclamo con molestia Seijuuro -¡Un ataque sorpresa de parte de todos nosotros terminaría con ellos!

-Eso no podemos asegurarlo, Akashi-kun- interrumpió Kuroko dando un paso hacia el frente –Podemos no ser tan fuerte como ellos

-No estarás subestimando nuestra fuerza, ¿o si Tetsuya?

-Yo lo hago.

La voz de Midorima nuevamente resonó por el lugar. Tanto Akashi, como Kuroko y el resto de las personas, dirigieron su atención al peliverde quien dejo la copa de lado y avanzo unos cuantos pasos hasta acercarse un poco más a la multitud

-No quiero que nadie aquí me mal entienda- Midorima continuó su hablar, de aquella manera tan seria y autoritaria que le caracterizaba –Estamos hablando de arriesgar vidas. Nosotros no somos del todo inmortales… eso ya deberían saberlo- agrego aquello último, logrando que se tornara un ambiente tenso en el lugar. –Yo no quiero perder a nadie… no de nuevo.

-¿Qué debemos hacer entonces?- pregunto Kuroko. Midorima lo miró, y le tomó algunos segundos hablar de nuevo en respuesta

-Me gustaría pensar en que esto puede solucionarse hablando. Pero eso no es verdad. Ellos no van a detenerse porque nosotros se lo pidamos.- el peliverde recordó por un momento la experiencia tan amarga que había tenido con Haizaki –Yo lo sé. Todos aquí lo saben.

Un silencio pesado inundo la sala. Únicamente podía verse como todos los allí presentes intercambiaban miradas uno con el otro. Entonces, en aquel momento Murasakibara fue quien dio un paso hacia el frente, logrando que Midorima y los demás le miraran con un gesto de evidente confusión

-Creo… que sé que podemos hacer.- dijo con su característica voz en tono vago, pese a ello, Shintaro avanzó unos cuantos pasos, quedando frente a él.

-Lo que sea déjame escuchar de que se trata esta idea- dijo el líder

-Si no podemos evitar la guerra, ni formar una alianza con ellos… ¿Por qué no aliarnos con los híbridos?

Aquello dicho por el vampiro de cabellos violeta rompió por completo el silencio, generando a su vez murmullos de desagrado y completa negación

-¿Acaso has perdido la cabeza?- la voz de Akashi Seijuuro se alzó sobre las demás voces en la habitación. -¡Esa es la peor idea que puedes sugerir!

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