Razones Por Las Que En Serio Te Odio → KaiSoo

v e i n te | f i n a l

Razón diez: porque ya no te odio.

Uno de esos días, después de que se hizo un mes de que Kyungsoo y yo comenzaramos esta relación que no tenía ningún tipo de título, en mi pupitre en Ciencias Naturales apareció una cajita con tres bombones de chocolate y la primera en darse cuenta de eso fue Soojung. Ella evaluó la nota que me había dejado y con una sonrisa descartó que hubiese sido una de mis admiradoras.

—Tres bombones, para un bombón. Esto es obra de tu novio —me dijo, extendiéndome la cajita y yo se la arrebaté con las mejillas sonrosadas.

—Kyungsoo no es mi novio —le dije, aunque lo que quise decir fue otra cosa. Es decir, no éramos novios pero yo quería serlo, él no me lo pedía, y yo no terminaba de reunir las agallas para hacerlo.

Maldito yo.

—¡¿Cómo que no, tarado?! Tienen un mes y una semana juntos, son más que novios.

—Sip, pero no es oficial.

—¿Qué?

—No le he dicho a Kyungsoo nada de ser novios. Ni siquiera  he podido sincerarme en decirle lo mucho que me gusta o que…

—¿Lo quieres, verdad?

Asentí avergonzado. Claro que lo quería, era el segundo paso después de la locura que me estaba embargando. Lo quería en todos los putos sentidos existidos y lo quería a mi lado por siempre pero no terminaba de reunir el valor para decirlo aunque él ya lo sabía. Kyungsoo no me exigía palabra, tan sólo hechos y en eso yo era muy bueno porque al menos había dejado de ser tímido para besarlo por mi propia cuenta, o meterle tanta mano como yo quisiese. Luego de unos días de represión emocional me rendí y cumplí mi deseo de apretarle el trasero tan fuerte como él lo hacía con el mío, a diferencia de mí, él no se sonrojaba como niña y se volvía pudoroso, él se excitaba en toda la ley. Más de una vez llegó a decirme que No hagas eso, sino quieres llevar esto hasta el final, Jonginnie. Odiaba la soltura de sus palabras.

—Deberías pedirle que sea tu novio, además de por fin exteriorizar tus sentimientos —dijo Soojung, sacando sus cuadernos y mirando a la pizarra aunque muy concentrada en lo que me estaba diciendo—. Sé que él lo sabe, pero es terapia para ti. Inténtalo, Nini.

Y lo iba a hacer, un mes y una semana debían ser suficientemente para mí para que pudiese decirle a esa persona lo mucho que me gustaba, y cuánto había empezado a quererlo, sustituyendo mi odio por cariño, por amor. Nunca pensé que iba a terminar así, no me imaginé hace unos meses que estaría necesitando día a día de la persona que me robó el primero lugar en cada actividad a la que me inscribí, de la persona que no soportaba. Supuse que estas eran las vueltas de la vida, porque de no querer verlo ni en pintura, había pasado a no poder vivir sin su presencia a mi alrededor todo el tiempo.

Luego de clases escuché más palabrería intergaláctica de Soojung, pero esta vez me contó como Plutón estaba perdidamente enamorado de Saturno a pesar de ser totalmente diferentes. Nada que ver con el amor o el odio que caracterizaba mi relación con  Kyungsoo, pero eran diferentes al igual que él y yo. Pero vivieron felices, porque los polos opuestos definitivamente se atraen.

Movido por esa filosofía barata de Soojung, filosofía que yo sabía que se había inventado para hacerme hablar, me dirigí al salón de Kyungsoo donde estaba viendo clases, él tenía Matemáticas pero el profesor era bastante permisivo, y más con él que era uno de sus mejores estudiantes; lo llamé desde la ventana sin que se diera cuenta y en menos de un minutos, ya estábamos en el baño.

—¿Pasó algo? —preguntó, mientras yo aproveché a sacarme los pastoso de las manos—. Nunca me sacas de clases.

Me acerqué a él pero retrocedí, no muy seguro de lo que iba a decir y cómo iba a decirlo. Estaba tan nervioso que si me hacía Buu, iba a salir corriendo. Pero necesitaba decirlo, Kyungsoo merecía saber mis sentimientos para con él y no simplemente imaginárselos. Quería pedirle que fuese mi novio, quería hacer todo lo que hace tiempo me hubiese parecido el peor de los errores.