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El retorno del mal

—¿Comida favorita de Kim Jongin?

—Los camarones.

—Oh, pero eso no está entre las tres opciones.

—¿Ahora las hacen con opciones?

—Sí, de tres. Dice: Pollo, pizza y sopa de miso.

—Definitivamente es el pollo.

—¿Y en dónde quedan los camarones?

—Minseok, eso es algo que a ti te gusta, tu sección está dos páginas antes.

—Habla con mi mano, Jongdae, ups, se volteó, ups se fue con la otra.

Aquí estábamos otra vez. Un nuevo año en esta cárcel a la que osábamos llamar Escuela. Con diecisiete años, maduros, llenos de vida, llenos de ilusiones y esperando que este curso fuese el mejor de todos. Yo, Kim Jongin anhelaba que así fuera, porque justamente estaba esperando la mejor de todas las noticias. Yo estaba feliz, en serio lo hacía, nada más hace una semana atrás estaba lamentándome por tener que comenzar el nuevo curso con la presencia del innombrable, pero un pajarito me había dicho que ya nunca más lo veríamos cerca, y yo estaba rebosando de felicidad.

Soy feliz como una linda lombriz.

—Es el pollo, me lo puedo comer de todas las formas, y en todas las posiciones —respondí, denotando mi felicidad mientras los chicos resolvían los acertijos, adivinanzas y demás actividades sobre mí en el crucigrama escolar.

Verán, sucede que soy popular.

Muy pero muy popular. Estaba en mí, era algo con lo que habían nacido; era el menor del grupo pero aún así mi popularidad se asemejaba a la de SNSD en Corea, AKB48 en Japón, y Justin Bieber en Estados Unidos, y por supuesto que no estaba alardeando, soy un ser rebosante de humildad.

Esta escuela era la única en su especie, porque aquí no existían los populares, los cerebritos, los nerd, los, las, les, lis, lus, nada. Aquí sólo éramos tres grupos.

Los Kim’s

Los Chinos

Y..., pues los demás.

Simple.

—Jongin, hablas del pollo como si pudieses follar con él —me dijo Jongdae. Kim Jongdae, era el tercero en la línea de los Kim, si yo no existiese, él definitivamente sería el maknae del grupo.

—No, pero follaría con alguien que me diese pollo el resto de mi vida —respondí, mientras leía que el crucigrama marcaba que el 13 era mi número favorito.

Los que hacían el periódico sí que se esforzaban recolectando la información exacta.

—Por eso yo siempre le compro ensaladas y cosas de dieta, para resguardar mi integridad —comentó Joonmyun. Kim Joonmyun, era el segundo de la línea, pero definitivamente era como el líder. Su pensamiento de gente adulta lo había llevado a ser el Don del grupo, y por más que refutó no hubo fuerza que lo sacara de ahí. El fósil del grupo, pero era lindo, sobre todo cuando se reía como abuelo.

—Pregunta número 15, ¿cosa que a Jongin más le guste? —preguntó Minseok. Kim Minseok, Minnie era nuestro bebé, aunque tuviese el carácter de los mil demonios, podía pasar por el menor fácilmente, podíamos dejarlo en una guardería y nadie se daría cuenta, podíamos ponerlo en el retén de niños del hospital y aún así. Pero ese bebé, era el Kim mayor de nuestro harem.

—¿Por qué todo Jongin? —inquirió Jongdae rodando los ojos—. Hay más cosas aquí, por ejemplo de mí. Miren, ¿animal que Jongdae deteste?

—A sí mismo —respondió Minseok y nuevamente se enfrascaron en una pelea porque así eran ellos, como perros y gatos.

—Las opciones son arañas, hormigas y cucarachas —alegó Jongdae, ignorando a Minseok y tomando un lápiz para escribir en el periódico por sí mismo—. Agreguemos ratas, hámsters y todo animal que se parezca a Minseok.

Cabe destacar que después de ese comentario, la conversación se redujo a Joonmyun y yo.

—A todas estas, Jongin. Te veo demasiado emocionado para ser un lunes, primer día de clases y cuando tu primera unidad es Química.

Todo el mundo sabía que yo odiaba Química, amaba a la profesora Yoona que se esmeraba en explicarla con la mayor de las disposiciones, pero simplemente odiaba esa clase, los químicos, todas esas explosiones que había causado el semestre pasado y las malabares que hice para aprobarla con puro trabajo escrito y teoría.

Pero Joonmyun tenía razón, este era mi día porque sólo faltaban unos escasos minutos para el toque del timbre y él no se había aparecido, lo que me hacía chillar de alegría porque sabía que la noticia de que se había cambiado de escuela era real, porque sabía que Do Kyungsoo ya no iba a amargar más mi dichosa existencia.

Do Kyungsoo, para que lo sepas, te sigo odiando.

Lo odiaba desde hacía un año, cuando llegó a la escuela y de inmediato se hizo amigo de Los Chinos cambiando el orden de las cosas porque él era coreano. Se metió a mis clases extra curriculares y se hizo el número uno en ellas, sobre todo en la que era más importante para mí, Karate. Lo odiaba como el sol odiaba a la luna y viceversa, odiaba su sonrisa que nunca moría en sus labios y la forma en la que todo el mundo le adoraba. Usaba gafas redondas y los pantalones enrollados dejando ver sus calcetines como si fuese el último grito de la moda, ni así dejaba de ser tan popular como lo era yo. Él logró apoderarse de la popularidad en menos de unos días, menos de lo que a mí me había costado.

Pero no más. Nunca más. Hace unas semanas conversé con Zhang Yixing, uno de Los Chinos, un chico que me caía muy bien porque parecía muy ajeno a su alrededor, me dijo que Kyungsoo se había cambiado de escuela y yo por dentro celebré e hice fiesta con órganos al azar y arterias pero por fuera sólo le dije, «Mi sentido pésame». Menos mal que Yixing de diez palabras coreanas, no entendía ninguna.

—Estoy feliz porque sin mover mi trasero me deshice de Do Kyungsoo —clamé, y por poco hice esa sonrisa de Muajajaja, como el Dexter.

—¿Kyungsoo? Acabo de verlo, le crecieron los muslos eso sí —dijo Soojung, saliendo como cometa de la nada, robando mi pan y arrasando con sus palabras, arrasando con mi ser, con mi ilusión, todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí.

—¡¿C-cómo que lo vis...?

Ni siquiera me dio tiempo a siquiera procesar que verdaderamente Yixing me había vilmente engañado, porque en verdad y como si fuese una mala jugada de todos esos dioses celosos de mí, Kyungsoo apareció cambiado, es decir, ya no llevaba las gafas y había más gracita en su mejillas pero seguía siendo el Do Kyungsoo que yo ultra mega detestaba.

Tomé un lápiz y lo rompí con mis manos delicadas y enfurecidas.

—¿Cosa que más odia Kim Jongin? —preguntó Jongdae—. Los calcetines. Los climas calientes. La avena de su abuela. Do Kyungsoo. Todas las anteriores.

Cuando Kyungsoo miró hacia mi dirección y me saludó como si fuésemos los mejores amigos del mundo, rompí el lápiz de Jongdae.

—¡Todas las anteriores! —respondieron al unísono.

🐻

Bueno, dejenme decirles que casi lloro corrigiendo esto, es que todos esos graciosos comentarios se perdieron y aaaaaf, pero bueno, las ganas volvieron cuando releí y vi todo ese humor 😂

Vamos a hacer lo siempre, me encanta ver sus reacciones 🙆

Comenten si...

🐻 AL FIN REGRESÓ RAZONES, GRACIAS BANY 💕

😂 Se viene los cambios de humores de Kim Jongin.

🌚 Y la sensualidad de Do Kyungsoo.

😹 Y más humor bizarro y loco.

Razones Por Las Que En Serio Te Odio → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora