d i e c i n u e v e

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Razón nueve: porque odio odiarte como te odio.

Me estaba volviendo loco.

Pero no era una locura cualquiera, así como la de Soojung y Yixing por cada punto brillante que se movía en el cielo, o la de Jongdae y Minseok por matarse el uno al otro, o la de Joonmyun por ocultarnos que tenía un romance con Kris cuando todos lo sabíamos casi antes que él. No, no era una locura típica, nunca a mis diecisiete años la había experimentado.

Yo me estaba volviendo loco…, por Kyungsoo.

Ya para cuando había pasado un mes desde que habíamos comenzando todo esto, podía decir a ciencia cierta que él me había vuelto loco, en su totalidad, completamente. Estaba adicto a cada una de sus caricias y no podía estar en paz hasta que no lo viera, hasta que no me saludara, hasta que me no me besara con apretón de nalga incluido. Era una necesidad extrema que tenía de que estuviese constantemente encima de mí; si no podíamos estar juntos entonces yo le escribía o él lo hacía, sentía que para el tiempo que había transcurrido no podíamos estar el uno sin el otro. Y yo lo admitía, para mí mismo. Me gustaba su compañía. Me gustaban los momentos en el receso cuando desaparecíamos del mundo y nos íbamos a los lados más alejados del jardín y nos echábamos sobre el pasto a mirar el cielo. Él aprovechaba a peinar y despeinar mis cabellos y tararearme con su suave voz, que con el tiempo había dejado de parecerme molesta.

Loco, completamente loco por él y lamentándome una y otra vez el tiempo que perdí. Que tardé en darme cuenta que esto era lo que siempre había necesitado.

—Kyungsoo…, ¿qué pasó al final con Sohyun? —pregunté con los ojos cerrados, estando en sus piernas mientras él me acariciaba con delicadeza los ojos.

Escuché que respiró profundamente, y casi me lo imaginé esbozando una sonrisa; yo me había tardado un mes en hacer la pregunta. Pero sinceramente esa chica era el menor de mis problemas, al final yo me había quedado con Kyungsoo, él había dejado su cita aquella vez en el centro comercial para morderme la oreja y dejarme con ganas. Me quedé con el premio pero luego de días comencé a preguntar por ella porque, que recordara yo, no la había visto afectada por ello.

Pero el que sabía todo seguía siendo Kyungsoo.

—Tal vez si te hubieses tomado la molestia de preguntar, en lugar de sacar tus propias conclusiones, y luego fingir demencia diciendo que me habías besado tres veces sólo para comparar nuestros labios, te hubiese contado cómo iba la historia.

Abrí los ojos a tiempo para rodarlos, mi episodio celoso era algo que yo quería olvidar y él no me dejaba. Sin embargo el esbozó una sonrisa pequeña, de esas suyas, en forma de corazón y me besó la frente. Esos besos, los que me daba en la frente los sentía tan cariñosos, tan sinceros.

—Sohyun y yo nos hicimos amigos en clases, tenemos tres en total juntos —dijo, y yo fruncí el ceño. No sabía que estudiaban juntos—. Una vez la encontré muy molesta, rompiendo una foto y le pregunté qué tenía, me dijo que había terminado con su novio; ella pensaba que él no lo quería lo suficiente como para pasar por alto el hecho de que ella es estudiante de preparatoria y él un universitario, así que ese día, cuando nos interrumpiste en realidad me quería pedir el favor de acompañarla a una supuesta cita sólo para darle celos al tipo.

Me levanté de repente de las piernas de Kyungsoo, mirándole sorprendido. Sí, estaba que no cabía en mi propio estupor, y no podía ser posible;; yo la escuché a ella casi confesarse delante de él, aunque si recordaba bien sus palabras habían sido algo como que él la había ayudado en sus momentos más difíciles o algo así, nunca supe porque no la dejé terminar.

Razones Por Las Que En Serio Te Odio → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora