Capítulo 9: Tic, tac.

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Yifan siempre ha sido consciente que Einstein tenía razón cuando dijo que el tiempo es relativo. Pasa demasiado rápido cuando se divierte y muy lento cuando se trata de situaciones incómodas.

En ese momento no parece siquiera avanzar.

Tic, tac.

Él y Joonmyun se encuentran sentados en la cafetería del hospital, uno frente al otro, en silencio. Ninguno de los dos parece saber cómo comenzar a hablar. Los vasos de café que llevaba el psiquiatra descansan en la mesa.

El silencio se extiende más.

Tic, tac.

—¿Es un corte muy profundo? —pregunta finalmente Joonmyun al terminar el momento incómodo.

—Seis puntadas, todas por fuera.

Joonmyun asiente. Presiona los labios. Parece concentrarse en lo que va a decir. Le cuesta trabajo. Yifan siente que es su obligación detenerle porque no está seguro de lo que pasará cuando hablen finalmente. Quizá deba decirle que no es necesario que le hable de algo que le hace esforzarse.

—Joon, mañana es sábado de...

—¿Podrías acompañarme, por favor?

Joonmyun le interrumpe y no le da tiempo a crear una tangente, una salida segura para lo que sea que está pasando. Así que asiente en silencio porque es lo lógico, si Joonmyun quiere revelarle su secreto quién es él para negarse.

Le sigue en silencio, notando como el agarre en los vasos térmicos se tensa a cada segundo que pasa. Pasan emergencias, entran directo al ascensor y con la luz blanca de xenón por fin Yifan puede notar lo pálido que se ve el más bajo; casi enfermo.

Quisiera hacer algo para mejorarlo.

Pero las cosas solo pueden empeorar cuando las puertas eléctricas se abren y el letrero que indica el piso en el que están aparece, grande, en letras negras, al frente suyo. Joonmyun ni se inmuta cuando pasa junto al signo que reza "Oncología".

Esto no puede ser bueno.

Se detienen finalmente frente a una puerta que tiene en el expediente el apellido de Joonmyun: Kim.

—Ahora vuelvo —le dice su amigo antes de entrar por la puerta.

No es su intención escuchar, no quiere hacerlo, en verdad, no quiere, pero sigue demasiado conmocionado como para que sus piernas respondan y le hagan salir de ahí. Escucha la conversación entre dos hombres.

«—¿Cómo está?

«—Sigue durmiendo.

«—Traje café, ¿Seguro que está bien?

«—Lo está, descuida, Joonmyun.

«—Entiendo... Saldré por unos minutos, ¿Está bien? Me encontré con alguien que conozco.

«—Adelante.


Sabe que no está listo para lo que sea que va a pasar a continuación.

La puerta se abre, Joonmyun sale llevando su vaso en la diestra mientras le indica que le siga a uno de los sofás que están en el piso para comodidad de las visitas.

De nuevo se encuentran en silencio.

Tic, tac.

Para alguien como el menor, que está estudiando para escuchar los problemas de otras personas y ayudarles a encontrar una solución, seguro debe ser difícil ser quien está en el otro extremo de la terapia.

Tic, tac.

Yifan no planea presionarlo para hablar, supone que le debe al menos eso luego de tanto espionaje y sospechas.

Tic, tac.

Tampoco es que quiera escuchar lo que sabe sin palabras pero Joonmyun necesita decirlo en voz alta.

—Supongo que ahora sabes por qué pasé el verano aquí —es una oración sencilla, perfecta para romper el hielo; por el tono puede saber que no está formulada para obtener una respuesta.

Yifan solo puede rezar que no lo diga incluso si sabe que la negación no funcionará. Por favor, no lo digas, Joonmyun, no lo digas, no...

— A mi madre siempre le agradaste, ¿Sabes? Nos pidió que no hiciéramos un gran drama de esto. Ya sabes cómo es, le gusta pensar en los demás...

En ese momento y sin quererlo se desconecta, perdido en sus recuerdos.

Joonmyun se enteró que Yifan no volvería a China para ver a su familia por uno de los fines de semana largo así que lo invita a cenar con sus padres para animarlo un poco, el psiquiatra parece la combinación perfecta entre los rasgos de sus progenitores, no había forma de que fuera mal parecido. Su padre es profesor e incluso si es estricto y serio parece amable. Su madre es otra historia, es extremadamente gentil, alegre, y cálida; le hace sentir en casa casi desde que le recibe en la puerta con un abrazo y una sonrisa.

Le parece increíble que alguien así ahora esté en la cama de un hospital.

—No es un buen diagnóstico, Yifan —logra volver al presente a tiempo para escuchar eso—. Glioblastoma —parece que le duele decirlo, seguramente le parte el alma hacerlo.

Yifan no tiene ni idea de qué significa esa palabra, suena mala. Joonmyun estudia una carrera del campo médico, sabe que no puede engañarse a si mismo cuando comprende perfectamente las palabras que están escritas en el expediente de su madre.

Podría abrazarle pero por alguna razón solamente lleva una mano a apoyarse en su hombro. A Joonmyun nunca le ha gustado que sientan lástima por él o que le vean débil.

Aún cuando es un momento serio Yifan puede notar perfectamente que el chico parece haberse sacado un peso de encima, parece solo quizá un poco menos agotado. Guardar el secreto debe haberle estado matando por dentro.

—¿Dormirás aquí hoy? —le pregunta finalmente porque le parece lo correcto, no va a forzarle para que le cuente más, le parece suficiente.

—Mi padre durmió aquí anoche, es mi turno hoy.

Sonríe un poco, sabe que ahora que se quedarán solos deben estar más unidos que antes, después de todo son su soporte emocional.

A Joonmyun no le gusta verse débil y Yifan no quiere ser la clase de amigo que cambia su comportamiento, no es lo que el otro necesita.

—Mañana es sábado de pizza, no faltes —da un apretón a su hombro para hacerle saber que está ahí para él y le dedica una sonrisa antes de ponerse en pie.

Joonmyun le imita, sonríe de lado a lado al escucharle, tanto que las ojeras bajo sus ojos logran casi disimularse.

—Es sábado de pizza, ¿No?, no me perdería el sábado de pizza —responde de inmediato. Parece más animado. Menos triste. Tanto que el chino no tiene el corazón para decirle que se ha perdido el sábado de pizza al menos dos veces ya.

Cuando Yifan abandona el hospital esa noche, lleva una mano envuelta en una venda, un teléfono que rebosa llamadas perdidas de su propia madre, y un corazón que se siente pesado.

Joonmyun tiene una taza de café frío y un corazón que se siente más cálido. 

Cómo domar a tu dragón [KrisHo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora