Lámparas -6

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Capítulo 6

Era Ariana. Y Andrew. Eran ellos. Mi mente viajó al pasado cuando solía compartir con Andrew y de vez en cuando veía a Ariana. Ella nunca fue de jugar con nosotros, al igual que Jesús, porque ellos dos eran mayores. Ariana vivía con los Doyle desde que su madre murió y su padre se volvió un alcohólico. Entonces mientras su padre iba a una sociedad de alcohólicos anónimos, ella vivía con los Doyle. Sus tíos. O eso era lo que mamá me había contado. Luego de que Ariana se graduara del colegio se fue a Nueva York con su padre, ya que él estaba mejor. Aunque, nunca vi a Jesús hablar con ella... no tanto.

"―Hablábamos constantemente en las clases de literatura, pero no más. Sólo en literatura."

Claro, ahora todo tenía más sentido para mí y por supuesto, no pude evitar pensar en lo pequeño que era el mundo.

Jesús y yo comenzamos a caminar hacia la mesa. Ambos estábamos nerviosos. Él sólo podía mirar a Ariana mientras yo dudaba que se haya dado cuenta de que el chico a su lado era Andrew. No, él no se había dado cuenta.

―Ella es hermosa. ―Murmuró. Sus ojos aun fijos en la chica.

Yo sólo sonreí por mi hermano porque él parecía feliz, pero yo estaba nerviosa y sentía que mi corazón en cualquier momento se me iba a salir por la boca... Dios mío. Él estaba ahí.

Todo pasó muy rápido. Ariana saltó de la silla y se abalanzó a los brazos de mi hermano. Él la abrazó con fuerza. Ambos parecían estar dentro de una burbuja irrompible. Yo sólo los observaba a ellos, porque no quería mirarlo a él. ¿Qué me iba a imaginar yo, que él sería el chico?

Solté un gruñido. Si unía todos los puntos, podría haber deducido que sería Ariana. Aunque, para ser sinceros, ella nunca me habría pasado por la mente.

Una mano agarró la mía. El toque fue suave y cuando voltee supe que era él. Estaba viéndome con una sonrisa en el rostro, pero parecía igual de sorprendido que yo. Me guió a la silla al lado de la suya. Supuse que Ariana y Jesús se sentarían del otro lado de la mesa, uno al lado del otro frente a nosotros.

―Pensé que sería lámpara. ―Señaló él.

―Pensé exactamente lo mismo.

Él miró a mi hermano y a su prima por unos segundos. Ambos no parecían querer salir de esa burbuja.

―Jamás pensé que el tonto con el que me pelee esta mañana fuera el chico que hizo que mi prima, literalmente, tuviera un ataque de nervios.

―Puedo decir lo mismo.

Sí. Estaba nerviosa. Pero por favor, era Andrew Doyle. Siempre me ponía nerviosa, o casi siempre. La mayoría de las veces.

Él sonrió.

― ¿Te han dicho antes lo linda que eres cuando estás nerviosa?

¿Me habían dicho antes eso? Espera. ¿Andrew Doyle, acababa de decirme linda?

No pude evitar sonrojarme.

―No realmente.

―Qué bueno ser el primero.

No respondí. Sólo me dediqué a mirar mis manos tratando de que él no notara mi obvio sonrojo, porque sinceramente sentía que mis mejillas iban a explotar de lo caliente que estaban. ¿Por qué me decía esas cosas? No era como si lo dijera en serio. Él sólo estaba tratando de ser amable conmigo.

"Qué bueno ser el primero"

Esas palabras sonaban vergonzosas para mí. Admitir que nadie, antes, me había dicho lo linda que soy. Vaya, sí que era vergonzoso.

Corazón TatuadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora