Kiki & Drunnie -7

208 13 0
                                    

Capítulo 7

¿Qué pasaba con Abbie?

¿Por qué quería recuperar tiempo perdido?

¿A qué se refería?

Estaba sorprendida porque no sabía qué, exactamente, era lo que quería decir, no le había respondido tampoco. Nada podía salir de mi boca, más que todo porque mi garganta estaba tan seca que estaba segura que en cuanto hablara me iba a doler. Él no habló más y me pareció que se había arrepentido de sus palabras, ¿Pero quién en su sano juicio lo entiende?

No me cabía en la cabeza que luego de que me tratara como una persona totalmente transparente en su vida comenzara a hablarme de nuevo como si nada diciendo que quería recuperar el tiempo. Sólo quería confundirme y estaba segura de eso, además, él tenía a su perfecta Abbie. No podía preferirme ni quererme a mí sobre ella. Me mentalicé en que él sólo quería salir de ese restaurante y tenía que llevarme con él para poder irse. Era así de simple.

"Hay otras cosas..."

Las palabras de Jesús no salían de mi cabeza, él también me confundía. Negué rápidamente dispuesta a olvidarme de eso, mi hermano podía ser también un idiota.

"―Todos los hombres son unos malditos aprovechados.

―Tú eres hombre.

―Exacto."

Olvídalo Kiara, Jesús sólo quiere confundirte para que no tengas ni un solo amigo.

Necesitaba aire. Aire fresco. Bajé el vidrio del auto, cerré los ojos y sentí el alivio de la brisa golpear contra mi rostro, me gustaba esa sensación porque me hacía sentir libre. Era como si estuviera saltando desde el Golden Gate. Ese siempre sería mi sueño imposible.

― Oye, ¿Te sientes mal?

Abrí los ojos y volteé a verlo. Parecía preocupado.

― Oh, no. Sólo necesito aire... me gusta.

Sonrió.

― ¿Necesitas aire?

―Emmm si...

―Puedes seguirte relajando entonces.

Lo observé dubitativa. Andrew comenzó a reír a carcajadas como si yo fuera un payaso para causarle tanta gracia.

―Pero bueno, ¿de qué te ríes?

―Tu cara. ―Dijo entre carcajadas volviendo la vista a la carretera.

―Estas tostado... en serio.

No dijo más nada, pero siguió manejando con una sonrisa característica en su rostro. Yo quería saber a dónde íbamos aún, pero él se limitó a ignorarme. Parecía como si iba a salirse de la ciudad, pero entonces fue frenando.

― ¿Dónde estamos?

― ¿No lo reconoces?

Observé el lugar. Todo era completamente desconocido para mí. Sólo podía ver la calle y ya. Lo observé y le dije que no con la mirada, sin soltar palabra.

―Escucha.

¿Escuchar qué? Ninguno de los dos había bajado del auto, pero por la ventana entraba brisa fría y olía a... el mar. Era el mar. Podía escuchar las olas golpear unas contra otras.

― La playa.

Él sonrió y sin esperar más bajó del auto rodeándolo para luego abrirme a mí la puerta. Miré alrededor, la playa no se veía pero sabía que estaba cerca. Mucho.

Corazón TatuadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora