Capítulo cincuenta.

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-Bueno- dije riendo por nervios- estamos muy jóvenes y apenas llevamos 4 meses.

-Entiendo- dijo Sara riendo- pero espero que la próxima vez que los vea sea en la boda.

-Claro tía- decía Niall tratando de no parecer nervioso, lo cual no funcionaba- Bueno, los tenemos que dejar, ya que los chicos llegaron y nos esperan afuera, nos vemos pronto tía Sara y contigo luego- se refería a la tía Paola.

Luego nos fuimos alejándonos de allí.

-¿Así que hay boda?- dije a Niall riendo.

-No les hagas caso- dijo riendo- están desesperadas por verme casado y con hijos, soy el mayor de los nietos.

-Claro- reía nerviosamente sin saber por qué razón.

-Mira, allí están los chicos- señaló al balcón de la casa.

-Vamos para allá.

Caminamos hasta llegar allí, estaban los chicos con sus novias.

-Nialler, mi niño- decía Harry bromeando con voz de anciano.

-Hola- dije riendo por lo que hacía Harry con Niall.

-Hola _____- dijo Harry abrazándome como saludo.

-¿_____, todo bien?- saludó Zayn.

-Sí, ¿ustedes?

-Bien- dijo Zayn.

-También- acotó Perrie.

Y así, Louis, Eleanor, Liam, Harry, Taylor y Anne, fueron contestando.

-Y bien, ¿Qué les parece la fiesta?- preguntó Niall.

-Está genial- dijo Harry.

-En verdad que sí- dijo Taylor.

Así seguimos hablando hasta que pasaron una buena canción y los chicos se alejaron para bailar, mientras que yo decidí quedarme en el balcón, observando la hermosa noche.

-¿Te quedarás?- me preguntó Niall.

Asentí.

-¿Te puedo acompañar?

-Claro- le sonreí cálidamente.

Se colocó a mi lado, en la misma posición que la mía, con los brazos juntos, arrecostados sobre el barandal del balcón.

-Nunca pensé que California tuviera noches tan hermosas, sabes- miré a Niall.

-Pienso lo mismo, desde pequeño, acostumbraba venir aquí y arrecostarme a ver el atardecer hasta la aparición de la primer estrella, pero eso se esfumó cuando tuvimos que viajar a Irlanda por la oferta de trabajo de mi padre.

-Ohh, ¿Y qué te gusta más, California o Irlanda?

-Me gustan las dos, pero crecí aquí, entre el mar y las olas, por eso llevo en la sangre lo de surfear, surfeo desde que tengo 4 años, mi padre me enseñó, siempre que salía de la escuela él me traía a la playa para surfear, así que definitivamente ese es mi deporte favorito. Extraño esos tiempos- dijo melancólico.

-Ohh, eso es fascinante, se puede notar la pasión con que lo haces, cuando estás en las olas.

-En verdad que sí.

Me quedé observándolo, tenía pequeños lunares en un lado de su cara, que lo hacían aún más sexy y lindo a la vez, sus ojos azules miraban intensamente al cielo, luego me miraron a mí, esos ojos me atrapaban, y cuando lo hacían era difícil rehuir de ellos.

-¿Sabes?- le dije.

-¿Qué?- me contesto mirando mis labios.

-Esa pasión que tú tienes por el surf yo la tengo por la fotografía.

Golpe de suerte (Niall y tú). EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora