Parte 11

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La vida se inició así. En común, como si siempre estuvieran predestinados a ser amigos entrañables sin más.

Hyun joong no volvió a besarlo, ni le habló jamás, en muchos días de todo lo ocurrido. Es más, cuando un día Young saeng intentó volver sobre el asunto. Hyun dijo amable, pero firme: «No te lo dejaré decir. Youngie.»

Así fue como Young saeng empezó a conocer a Hyun joong dentro del hogar. Su delicadeza, sus silencios, sus medias sonrisas que poco a poco, al menos para Saeng, eran cada vez menos inexpresivas. En cambio, cuando sus padres pasaban a visitarlos o iban ellos a su casa. Hyun volvía a ser el hombre ausente, que hablaba poco, que no escuchaba, porque daba la sensación de hallarse siempre muy lejos de todos los que le acompañaban.

Era luego, al regresar en el auto, cuando Saeng hacía un comentario:

-No me extraña que te consideren un palo.

-Ah, ¿es así como me consideran? ¿También mi madre?

-Todos. Yo creo que hasta tus clientes.

-Tengo pocos clientes, pero los pocos que tengo son buenos y me aprecian de veras. Les soluciono sus papeletas y eso no se olvida. -Soltaba la mano del volante y apretaba los dedos del menor-. No importa lo que ellos crean de mí. Sólo importa que tú en nuestra casa no te canses.

Era lo raro, que no se cansaba. Que esperaba su llegada con ansiedad, que le gustaba escucharlo, que él, en las sobremesas, le contaba todo lo que había hecho durante el día y cuando tocaban el tema de la futura notaría, era cuando Hyun joong cortaba con un: «No lo haré ahora. Tal vez más adelante.»

A veces iban al cine. Se encontraban amigos que sólo lo fueron de Saeng y que ni siquiera conocían a su marido y ante los cuales Hyun joong no se esforzaba nada en ser amable.

Después Saeng, al regreso, se lo decía:

-No has sido más que cortés.

-Comprenderás que no los conozco de nada, mi cortesía es más que suficiente.

-¿Siempre has sido así, querido?

Hyun lo miraba entre asombrado y dolido.

-¿Tanto te disgusta como soy?

No le disgustaba.

Para Young saeng no era así. Por eso se asombraba de que pudiera fingir tanto.

Pero Hyun lo sacó de su error.

-Yo no finjo nunca. Se trata de que soy así. De que no me interesa la gente, que no conozco. De que no esfuerzo mi amabilidad por nadie porque no creo que nadie la esfuerce por mí.

-Pero para mí eres distinto.

-Precisamente porque lo siento así. No finjo, no tengo careta para ti. Desde niño te vi a mi lado. Me habitué a oírte y a que tú me escucharas. Eso es todo.

El tiempo iba transcurriendo, y un día, cuando se hallaba Hyun joong en su despacho. Young saeng lo grito.

- Hyung puedes venir en seguida... -le dijo, con voz sofocada.

Él saltó.

Corrió al interior de la casa, pues la oficina la tenía en el cuarto casi pegado a la puerta de entrada. Entró en la alcoba de su esposo y lo vio retorciéndose de dolor.

-Youngie, ¿qué te pasa?

-No lo sé. Me siento... me siento...

Todo fue muy precipitado. Al rato llegaba una ambulancia , Young saeng y Hyun joong se iban en ella.

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