—Diga...
—Hyunnie, eres tú. Oye, estamos pensando Nam soo y yo que vengan a cenar con nosotros.
Young saeng odió a su madre.
Odió a su padre, que seguramente fue quien le mandó llamar.
—Lo siento, Nami, pero no... podemos.
—Pero ¿por qué no?
Saeng se levanto del diván.
Alisó maquinalmente la ropa.
Oía la voz de su madre atiplada, casi chillona, la de Hyun pausada, cansada, molesta.
—Mira. Hyun joong, voy a pensar que tienes preso a mi hijo.
—Pregúntaselo a el si eso te intriga, Nami.
—Siempre has sido un...
—Dilo, mujer.
—¡Bah!
—Gracias de todos modos.
—No, no, espera. Se va a poner Nam soo.
Saeng salió de la salita.
Sabía que el sortilegio, aquel maravilloso sortilegio había sido rasgado, cortado. No volvería a reanudarse, al menos... de aquella manera tan natural para ambos.
—Que se ponga —le oyó decir a Hyun joong.
Volvió súbitamente sobre sus pasos. Crispó las dos manos en el marco de la puerta y miró a su marido.
—No les hagas caso —dijo.
Hyun lo miró tan sólo.
—Dime, Nam soo.
Saeng tuvo curiosidad por saber lo que decía su padre y se acercó a Hyun joong.
Se sentó a su lado.
—Los invitamos a comer. Estuvo aquí tu madre y nos dijo lo de su viaje.
Young saeng miró a Hyun joong y éste movió los ojos.
Lo miraba tan sólo.
—De modo que eres muy capaz de irte sin siquiera despedirte.
—Nos vamos mañana por la mañana.
—¿Cómo?
—Mañana por la mañana —repitió Hyun joong, sin apresuramiento—. Nos despediremos ahora por teléfono.
—Oye, chico...
—Dame el teléfono —dijo Young saeng, sin entender aún lo del viaje, pero fuera lo que fuera, que su padre los dejara en paz.
Hyun no se lo dio.
Hizo un gesto gracioso como diciendo: «Son unos pesados, pero yo puedo con ellos.»
—¿Se puede saber adónde vais?
—No.
—¿Cómo que no?
—¡A ustedes qué más les da adonde vayamos!
—Es el colmo.
—Nam soo, en este momento le estaba haciendo el amor a mi esposo y a los dos nos gusta hacérnoslo. Te lo digo porque eres hombre y seguramente te viste en trances semejantes.
—Pero ¿es que aún están en ésas?
—Buenas noches, Nam soo.
—Aguarda.
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Déjame contártelo + MPREG.
FanfictionYoung saeng lo consideraba su mejor amigo, el muchacho con quien más confianza podría tener, su mayor y más valiosa amistad. Era incapaz de asociarlo a la más cercana o remota idea de un sentimiento distinto. Pero lo necesitaba... ante el dilema -qu...