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Parte 4

El portal estaba oscuro y el auto de Hyun joong aparcó al otro extremo de la calle y descendió de él sin hacer ningún ruido.

Fue cuando los vio. Al abordar el portal vio la sombra de Kyu jong proyectándose en la oscuridad junto a una sombra.

Sin duda era Young saeng.

Hyun, a su pesar, recordó todo lo que le dijo el tío la noche anterior sobre el primer cigarrillo y todo lo demás.

Pero no movió ni un músculo de su rostro. Hubiera querido esfumarse en aquel momento.

Pero lo cierto es que estaba allí, en el portal a medio iluminar y camino del ascensor, y tenía, sin remedio, que ver el abrazo apretado y fogoso que Saeng estaba dando a Kyu.

Young saeng, al ver a Hyun joong se desprendió presto. Dijo no sé qué y empujó a Kyu de su lado.

Este giró y su bello semblante se volvió hacia el recién llegado, que no hacia ni un ruido.

No es que él fuese un aprovechado. Le gustaba Saeng. ¡Vaya si le gustaba! Y aquellas cosas que ellos hacían en la tenue oscuridad del portal, él pensaba que eran lo natural, lo que tenían ganas de hacer. Young saeng se resistía cuando sólo eran amigos, pero desde que él le dijo si podían salir solos, la cosa cambió. Él no llevaba mala intención, ¡qué tontería! Lo había hecho con miles de chicos y le gustaba hacerlo. Al fin y al cabo, ¿qué importancia tenía? Unos besos, unas caricias, unos apretujones...

Hyun saludó con la misma voz inexpresiva de otros días y se perdió en el ascensor.

Young saeng empezó a restregarse las manos nervioso, se apretaba contra la pared y parecía muy, muy agitado.

—Te digo que nunca más... ¿Qué pensará Hyunnie de mí?

—¿A ti qué te importa? ¿Qué le importa a él lo que hagamos nosotros, vamos a ver?

—Es mi primo.

—Es un tonto. ¿No lo ves, siempre solo, con sus libros, su cabeza baja, su mirada inexpresiva?

—No me gusta que insultes a Hyun joong.

—Hijo, ni que fuera tu hermano.

—Es mi primo.

—Dijiste el otro día que era hijo de una prima segunda de tu madre.

—Pero nos queremos como si fuésemos mucho más.

—Como dos amigas, vaya.

—Kim kyu jong, te prohíbo...

—Bueno, tengamos la fiesta en paz. No vamos a discutir tú y yoy menos por ese tipo. Allá él y lo que piense. Si es normal, supongo que él hará igual con su novia.

—No tiene novia.

—No te decía yo...

—¿Qué dices?

—Nada, nada. Ya nos ha estropeado la noche. Bueno, ¿a qué hora vengo mañana a buscarte?

—Mañana te espero a la salida del instituto.

—De acuerdo. Tomamos una copa antes de comer, ¿no?

—Bueno.

—Yo no sé por qué te vas tan pronto, con lo bien que lo estábamos pasando.

Young saeng se cerró en el ascensor y apretó las dos manos contra la boca.

¿Lo había pasado bien?