A la mañana siguiente, Naruto despertó con unas ojeras enormes; puede que solo haya dormido tres horas o diez minutos, quién sabe.
Tallándose los ojos se dirigió a la cocina. Era lunes en la mañana, cerca de las ocho. Su padre estaba próximo a salir, probablemente no alcanzaría a llegar a su primera hora.
Después de un saludo afectuoso, se sentó dispuesto a desayunar; enseguida, miraba la taza de su café, hundiéndose en sus pensamientos. Trataba de entender lo que había sucedido en la madrugada. No podía evitarlo, estaba intrigado y necesitaba saber. Alguna explicación su padre debería de tener; además confiaba en él, seguramente fue un mal entendido o incluso lo pudo haber imaginado, soñado, lo que fuera.
-¿Papá? –Preguntó aun somnoliento mientras tomaba un sorbo de su café bien cargado-
-¿Qué pasó Naruto? –Le contestaba con el mismo tono paternal de siempre-
-Bueno –por un segundo dudaba, como si el miedo lo invadiera. Después se compuso- ¿con quién hablabas anoche? –Se pausó por un momento, intentando parecer normal- pensé que estabas discutiendo... -de inmediato notó que su papá escondía algo; se dio cuenta de cómo se tensó ante la pregunta. Probablemente no lo veía venir-
-Cuanto lo siento hijo –trataba de sonar calmado, pero en el fondo se escuchaba lo alerta que estaba- ¿te desperté entonces? –le dedicaba una mirada triste, inocente- estaba discutiendo con tu madre –contestó dándole la espalda- no es nada importante. Cosas de adultos... -decía al aire-
-"¿Por qué está mintiéndome?" –Se preguntó- entiendo –agachaba la mirada. No podía entender porque le decía esas cosas. Sabía muy bien que la llamada de anoche no era con su madre- pero, ¿todo bien? –Dijo sin ganas-
-Pronto todo se resolverá –ahora viendo a su pequeño, sonrió como solo el mayor sabía hacerlo- no te preocupes, ¿sí? –Cambió su expresión a una más histriónica al ver el reloj de la cocina- Termina de desayunar, ya me voy. Te veo más tarde –dijo quitándose la toalla que siempre se ponía en la cintura para no mancharse. Besó a su hijo en la frente y tomó las llaves de su coche- te quiero Naruto –se alcanzó a escuchar cuando cerró la puerta tras de sí-
-Y yo a ti... papá –murmuró. Se llevó uno de sus dedos a la boca y lo mordía como un tic nervioso. Estaba pensando. Su padre nunca se portaba así; hasta donde tenía entendido, nunca le mentía.
Se giró para tomar el control de la televisión que estaba en la sala, pero que desde ahí tenía una perfecta visibilidad. Aun en algunos canales seguían hablando acerca de la muerte de Sasuke y de cómo afectaría a su padre en el ambiente laboral. Aunque finalmente, el primer ministro era lo último que le importaba.
-"Sasuke"-pensó- ¿Qué te pasó? –Decía en voz alta- ¿Qué debo hacer? ¿Qué debería hacer? Todo esto es... -exclamaba ya que estaba solo en su casa. Se tapó la cara, comenzando a llorar, pero fue interrumpido cuando vio que el celular de Minato que se encontraba en uno de los extremos de la barra, estaba vibrando.
Se acercó y vio que era uno de los profesores y amigo de su papá. Contestó e indicó que ya iba en camino pero que se dejó su teléfono en casa. Colgó sin más y una idea cruzó su mente.
-"¿Quién fue?" –Miró unos segundos el aparato y decidió desbloquearlo. No podía evitar sentirse nervioso. De hecho, hasta las manos le sudaban. Se fue al registro de llamadas y lo encontró. Un número muy raro, incluso parecía de otro estado. Tomó su propio celular y lo copió. Tal vez investigaría más tarde.
Se arregló para ir a la escuela y el día transcurrió relativamente normal hasta ya entrada la tarde. El clima era algo nublado, probablemente llovería pronto. Eran cerca de las cinco y media de la tarde, el chico recorría los alrededores de la universidad, hasta que pudo encontrar un teléfono público de monedas. Estaba dispuesto a agarrarlo, pero un sentimiento de como si lo estuvieran observando lo embargó. Esperó algunos minutos para que discretamente pudiera echar un vistazo. Una vez que detuvo su paranoia, tomó unos pañuelos desechables que se encontraban en su pantalón y sujetó el teléfono. Mientras, con la otra mano también fundada en un pañuelo, marcó el número y echó las monedas. Pasó así al menos unos diez minutos sin respuesta. Naruto sabía que lo que fuera el asunto en el que Sasuke lo había metido, debería tomárselo con seriedad; tanto por respeto al chico, como porque seguro era una cosa que pasaba los límites comunes de seguridad. O que al menos podría significar algún tipo de peligro.
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Mister catatonic
Fanfiction¿Qué es Mister catatonic? ¿Quién puede ser capaz de convertirse en Mister catatonic? Belleza y destrucción lascivamente vulgar. Por Mister catatonic el mundo arderá. Siempre habrá un roto para un descosido. ¿Qué pasará al mezclar a Mister catatonic...