"Sulfuric"

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Naruto escuchó cuando llegó su padre a eso de las seis de la mañana.

El menor estaba molesto. Se sentía decepcionado, abrumado y confundido. Pero por otro lado tal vez le daba culpa por percatarse que estaba siendo tan egoísta.

Ya no quería saber nada. No tenía que ver con él en lo absoluto; pero en el fondo quería saberlo todo. De hecho lo necesitaba.

Se giró para ver su mochila tirada en el piso; dentro yacían las pruebas de quién era Sasuke en realidad.

-¿Quién eras?... -murmuró con ligero cansancio- ¿por qué? Eso quiere decir... -meditó un momento la situación- tú y papá... -cerró los ojos con fuerza y se mordió el labio inferior. No podía ni terminar la frase. Y sin embargo ya lo sospechaba. Ya lo veía venir: simplemente, intentaba cegarse frente a lo que yacía en su cabeza desde que las cosas extrañas comenzaron a suceder.

Si es así, ¿qué gana con todo eso?

Por otro lado estaba su padre. Al menos esos últimos días, semanas o lo que fuera, estaban cambiando su perspectiva por completo. Se estaba convirtiendo en un perfecto extraño. ¿Con quién ha vivido esos últimos años? ¿Con quién dormía bajo el mismo techo?- carajo... -musitó y froto su rostro con ambas manos.

¿Qué haría ahora?

La voz de ese extraño sujeto seguía resonando en su cabeza- Si fuera tú, no me retiraría tan pronto. Apenas tienes la punta del iceberg- De nuevo rodó en su cama y se levantó.

Acercándose a la mochila alcanzó una de las bolsas y sacó una nueva nota. Esta vez solo era un pedazo de hoja blanca con letras rojas que marcaban una dirección.

Se sentó y con el celular la buscó, tan si quiera para tener una idea de a donde quedaba esa zona; porque la verdad era que ni siquiera la ubicaba –"¿qué?" –Pensó- "eso está hasta la mierda de lejos" –nuevamente cuando estaba a punto de mandar todo al diablo, la voz del hombre con máscara de zorro lo sesgó- ¿Qué tanto puedes ver con esos ojos? ¿Puedes tener la certeza de que lo que ves es real? ¿Qué tanto conoces a la gente que dices amar?-chasqueó la lengua y de nuevo se quedó en blanco.

Suspiró y jaló la mochila hacia sí para sacar el sobre que encontró en aquel lugar. Lo abrió sin reparo y empezó a hojear las fotos.

Cada impresión tenía a su reverso una leyenda diferente; comenzaban con el día uno y la tétrica galería terminaba en el día noventa. Aunque estaban salteadas, la verdad era que cada una era más perturbadora que la anterior.

Naruto seguía sin poder creérselo.

Ver a Sasuke así, lo enfermaba.

Ver a Sasuke prostituyéndose, lo hacía querer vomitar.

Y a pesar de ello, no podía negar que esa mirada; incluso en esas horribles fotografías que no deberían si quiera existir, podía entender porque era Mister catatonic.

Sin embargo, lo entendía.

Con solo verlo, podía comprender porque era la mejor y más cara puta de todo el país.

Lo valía.

Cada jodido centavo lo valía.

Tanto, que lo enfermaba.

Escondió el sobre en su cuarto para luego tomar algo de ropa limpia y bañarse. Seguro su padre estaba muerto, durmiendo en su habitación; así que no había problema.

Al final, otra de las causas por las que se encontraba de ese modo, era la vergüenza, la suciedad. Se sentía, extraño; como si de verdad la gente cambiara por entrar a ese sitio. Como si...

Mister catatonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora