"Synphonic"

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Todo había pasado muy rápido para Sasuke. Solo pudo enterarse y comprender a esa edad que ya no podría volver a ver a su mamá.

Fugaku insistió en que Mikoto había tenido un accidente por la noche; se había lastimado, y sus heridas fueron tan severas que ahora lo cuidaría desde el cielo.

Era algo que apenas podía comprender. La única cosa que le quedaba clara era que el pecho le dolía cada vez que su padre le decía eso. Primero pensó que se trataba de una mentira. Apenas la noche anterior su madre había ido a recostarlo y darle las buenas noches, ¿cómo era eso posible?

Pero de repente, un sentimiento extraño lo invadió cuando acompañado de Fugaku, se dirigieron a un cementerio; Sasuke sabía lo que era, sin embargo, seguía sin comprender que su mamá se encontraba en el ataúd que sería enterrado.

-Mamá sigue viva. Debe estarnos esperando en casa –murmuraba todavía sujeto de la mano de su padre.

El mayor solo lo miró. Un gran vacío lo embargaba. ¿Cómo explicarle algo a alguien que no quiere comprender porque ni siquiera tiene edad para hacerlo?

-Sasuke, de ahora en adelante, tu mamá siempre estará aquí –en ese instante el hombre llevó la mano que tenía libre hacia su pecho, señalando el corazón- aunque no la veas, siempre estará contigo, cuidándote – el pequeño se dedicaba a mirar a las personas que se encontraban a su alrededor. Lo miraban de una forma que él jamás había visto antes, pero Fugaku lo sabía.

Pena y lástima.

Todos los presentes vestidos de negro lo asustaban un poco, incluso él mismo llevaba el mismo tipo de ropa.

Se sentía realmente confundido-

-¿Papi? –Preguntaba con una voz tierna, acorde a su edad-

-¿Qué pasa Sasuke? –Contestó de una manera áspera como siempre-

-¿A dónde se fue mi hermanito? ¿Por qué no está con nosotros?

-Tu hermano tiene que atender asuntos importantes hijo. Volverá pronto

-Pero, ¿por qué no está aquí? –Volteaba a ver a todos lados- si es verdad lo que dices de mami... debería estar aquí

-Yo le pedí que se encargara de esos asuntos. En verdad son muy importantes. Mi pequeño hijo, aun no lo entiendes, pero cuando seas más grande podrás hacerlo. Pero no te preocupes, lo verás pronto –el hombre apenas sonreía- y yo te voy a cuidar –enseguida, se agachó para estar a la altura del niño y tomarlo por los hombros- nunca dejaré que nada malo te pase, Sasuke –el moreno menor lo abrazó del cuello con fuerza. Por un momento, Fugaku sentía llorar, pero tenía que ser fuerte por él, para el pequeño niño que tenía enfrente. Correspondió su abrazo con fuerza y le dio un suave beso en la mejilla.

El funeral estaba por terminar.

Fugaku regresó en sí, miró a su alrededor. Lo único que pasaba por su cabeza era desconcierto y mucha confusión-

-¿Qué pasó? –Murmuró. Intentaba mover su brazo derecho, pero no podía, un dolor muy fuerte lo recorrió por completo. Dejó salir un leve gemido-

-Por fin despertaste, me tenías un poco preocupada –escuchaba una voz conocida a un lado de él- todavía las cosas le resultaban borrosas-

-¿Quién eres?

-Parece que en verdad te noquearon –la voz de otro chico inundaba el lugar donde sea que estuviera-

-¿Qué, qué pasa? –Sonaba aturdido, pero la vista comenzaba a regresarle-

-Tranquilo Primer Ministro. Está a salvo, y descuide, nadie se ha enterado de nada

-¿De qué hablas?

Mister catatonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora